Cuáles son los casos de éxito y los fracasos que nos dejó la ciencia sobre el manejo y prevención del COVID-19

Fármacos, terapéuticas, tratamientos, vacunas y múltiples estudios de investigación, son tan sólo algunos ejemplos de la evidencia científica del combate de la ciencia frente al coronavirus

A 8 meses de la irrupción de la COVID-19, por qué las vacunas son los casos de éxito y las terapéuticas en su mayoría demostraron fracasar (Shutterstock.com)

Después de 8 meses de iniciada la pandemia, causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, se deben reconocer los avances en el conocimiento y manejo de esta enfermedad, por parte de la comunidad científica internacional. Aunque sería deseable tener disponibilidad de un antiviral efectivo o una vacuna que nos proteja, lo que hasta el momento sabemos sobre lo que tiene utilidad y no la tiene, es conocimiento valioso del que debemos reconocer su validez para guiar nuestras decisiones clínicas.

Para el infectólogo Omar Sued (M.N. 91.262), presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), “Muchos medicamentos tienen una base racional para funcionar, y se empezaron a utilizar o se prohibieron por eso, pero esta enfermedad nos demuestra la importancia de los ensayos controlados aleatorizados. Tenía sentido pensar que la hidroxicloroquina y el lopinavir podrían tener un efecto beneficioso y que los corticoides podrían ser perjudiciales, pero los estudios aleatorizados demostaron que los primeros no tenían efecto y que los corticoides eran de hecho beneficiosos en pacientes con requerimiento de oxigeno”.

“Es decir, el sentido común no es suficiente, se necesitan estudios. Lo mismo aplica al plasma de convalecientes y a las vacunas. Necesitamos ver esos resultados para estar seguros que son efectivos. Por eso es tan importante como comunidad, entendida como sector público y empresas privadas se financien investigaciones y desde lo individual se participe en estos estudios y desarrollos”, manfiestó consultado por este medio Sued.

En diálogo con Infobae, Roberto Debbag, médico infectólogo pediatra (M.N. 60.253), vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) reflexionó: “En relación con los medicamentos, hoy se estima que hay más de 2 mil estudios en marcha, investigaciones que se publican en el sitio de registro mundial de investigación acerca de terapéuticas que fueron prometedoras o que prometen ser útiles”.

Hay más de 2 mil estudios de medicamentos y/o terapéuticas contra COVID-19 en marcha (EFE/Sebastiao Moreira/Archivo)

“Después de tanta investigación y tanto tiempo, ida y vuelta, lo que se documentó es que hay 3 productos o terapéuticas que han demostrado ser eficaces: la dexametasona, el remdesivir y el plasma convaleciente”.

Debbag amplió: “Estas 3 drogas fueron investigadas y hoy ya entran dentro del paquete terapéutico para tratar a los pacientes, y posiblemente estos medicamentos sean una de las variables por la cuál ha bajado la mortalidad del virus SARS-CoV-2 no solo en la Argentina, sino en el mundo; hoy hay menos mortalidad en pacientes que tienen COVID y están críticos, versus la mortalidad que tenían los pacientes en los primeros dos meses, esto también las convierte en un éxito”.

Los casos de éxito

Sin lugar a dudas los grandes avances en la lucha contra COVID-19 se dan en el campo de las vacunas, en donde el impulso global para desarrollarla, comprobar su eficacia y asegurar su distribución se está acelerando; los investigadores están informando positivos avances en estudios preliminares y los países están firmando acuerdos para asegurar suministros. Para Debbag, “ya podríamos decir que son un éxito las investigaciones que están en marcha para el desarrollo de una vacuna, todavía no se obtuvo un producto final eficaz y seguro aún, pero ya es un éxito el sólo hecho de que haya tantas investigaciones y que 6 estén tan cerca a ser las candidatas en cuatro meses”.

Se están desarrollando más de 165 vacunas a nivel mundial, impulsadas por el programa Operación Warp Speed del Gobierno de Estados Unidos y otras iniciativas para acelerar su desarrollo. 27 de ellas están en pruebas clínicas con humanos.

Las vacunas de la Universidad de Oxford con AstraZeneca Plc, Moderna Inc. y una asociación de Pfizer Inc. con BioNTech SE están entre las más avanzadas. El laboratorio chino CanSino Biologics recibió autorización para una distribución limitada de su vacuna entre los militares chinos, y el Ministerio de Defensa de Rusia sugirió que su vacuna experimental respaldada por el Estado pronto podría estar lista para su uso.

Existen 6 desarrollos en fase 3, según la OMS. El proceso de desarrollo de una vacuna consta de varias etapas:

-Fase 1: Pruebas en pequeños grupos para determinar su seguridad

-Fase 2: Pruebas más amplias para determinar su eficacia

-Fase 3: Ensayos a gran escala para determinar su eficacia y seguridad

-Autorización: Autorizado para su uso de emergencia u otros usos limitados

Fases de la vacuna (Información actualizada al 3/8*) (Infografía: Marcelo Regalado)

En lo que respecta a las terapéuticas, el avance en el tratamiento de las personas ya contagiadas ha sido más lento: el medicamento de Gilead Sciences Inc. remdesivir recibió una autorización de uso de emergencia en EEUU y el medicamento genérico de décadas de antigüedad dexametasona se mostró prometedor en los estudios. Este es el estado actual de las vacunas y los tratamientos. Sin lugar a dudas, en este campo son más los fracasos que los fármacos que resultan prometedores.

El remdesivir demostró que es un fármaco que modifica el tiempo de hospitalización de pacientes COVID-19 críticos, lo disminuye notablemente, motivo por el cual si bien se sigue la investigación sobre la misma, es una de las drogas incluidas en el tratamiento”, manifestó el doctor Debbag.

En relación a la dexametasona, el infectólogo precisó que “su uso en pacientes hospitalizados y en aquellos que precisaron oxígeno y/o asistencia respiratoria vio reducido en más de un 35% la mortalidad, es por esto que esta droga es uno de los éxitos terapéuticos que se recomienda”.

También se refirió al éxito del plasma convaleciente: “se presumía informalmente que podía ser útil y en los últimos días se publicó un metanálisis -análisis de muchos estudios- que demuestra que es beneficioso para pacientes que están en situaciones críticas, de terapia intensiva, y hace que mejoren sus parámetros al séptimo día, al día 18 y que se modifique la mortalidad al día 28″.

En la misma línea del plasma convaleciente, hace pocos días, Infobae estuvo en el Sanatorio Güemes, primera institución en realizar pruebas experimentales en humanos que son parte del ensayo clínico del suero equino hiperinmune y dialogó con los profesionales a cargo para comprender el alcance de esta prometedora investigación argentina, que se puede citar como un caso prometedor, inclusive medios internacionales destacaron este gran avance argentino contra el coronavirus.

Según el doctor Debbag, “los casos de éxito hoy en el mundo se encuentran en los países que han controlando el brote pandémico a través del testeo y la respuesta social sanitaria, bloqueando al virus, y que utilizaron recurso humano, a través de voluntarios; tecnología para poder detectar quiénes son los infectados; a gran escala los testeos y el bloqueo, ese es un gran éxito frente a la pandemia”.

El plasma convaleciente demostró que es beneficioso para pacientes que están en situaciones críticas, de terapia intensiva (EFE/Rodrigo Sura)

Los fracasos

Según aclaró Medscape, el sitio web que proporciona acceso a información médica para médicos, desde el inicio de la pandemia por SARS-CoV-2 se utilizaron múltiples fármacos sin efectividad demostrada en humanos con COVID-19, que se administraron de forma experimental y fuera de ensayos clínicos, a lo cual se lo denomina uso compasivo.

Las desventajas de prescribir fármacos de forma compasiva radican en que no hay ningún beneficio garantizado y los riesgos de su utilización pueden ser desconocidos. Sin embargo, en estos casos se autoriza su uso debido a que se trata de una enfermedad emergente, grave -en algunos casos fatal- y, en la que no se contaba en ese momento -ni hoy en día- con un tratamiento específico disponible. Los fármacos que se utilizaron de forma compasiva fueron aquellos que demostraron inhibición del virus in vitro. Entre ellos podemos mencionar hidroxicloroquina, azitromicina, lopinavir/ritonavir e ivermectina.

A 8 meses de distancia y múltiples estudios de investigación se ha reunido suficiente información de cada uno de estos fármacos para fundamentar que desafortunadamente no son de utilidad en el manejo de COVID-19.

El medicamento hidroxicloroquina se muestra en la Farmacia Rock Canyon en Provo, EEUU (REUTERS/George Frey)

La saga de la hidroxicloroquina

Uno de los primeros fármacos utilizados fue la hidroxicloroquina, ya que se reportó que inhibía al SARS-CoV-2 in vitro. Sin embargo, los datos preliminares del RECOVERY, estudio aleatorizado, multicéntrico, realizado en Inglaterra, en el que se evaluaron diferentes potenciales terapias para COVID-19, señalaron que no se encontró beneficio en el uso de este fármaco antimalárico o antipalúdico en pacientes hospitalizados y que no hay diferencia en mortalidad a 28 días ni en el tiempo de estancia hospitalaria, razón por la que el grupo de estudio de hidroxicloroquina se cerró. De forma paralela, múltiples estudios observacionales también evidenciaron que no hay beneficio con el uso de hidroxicloroquina en reducción de la mortalidad o de intubación.

La combinación de hidroxicloroquina con azitromicina también se utilizó de forma compasiva, sin embargo, en estudios observacionales tampoco se evidenció beneficio en mortalidad hospitalaria y en cambio, se ha documentado claramente la asociación de esta combinación con prolongación del intervalo QT.

En medicina, especialmente en cardiología, el intervalo QT es la medida del tiempo entre el comienzo de la onda Q y el final de la onda T en el electrocardiograma. El hecho de que se encuentre anormalmente prolongado puede generar arritmias ventriculares.

Un farmacólogo de un hospital en Tailandia muestra píldoras del tratamiento de ritonavir para combatir al virus de VIH en pacientes cero positivos (REUTERS/Sukree Sukplang)

El caso del lopinavir/ritonavir

Otros antivirales empleados de forma compasiva fueron el lopinavir/ritonavir, combinación de inhibidores de proteasa utilizada como parte del manejo de la infección por Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), ya que demostraron actividad in vitro contra SARS-CoV-2. Sin embargo, en un estudio aleatorizado de 199 pacientes con COVID-19 grave, agregar lopinavir/ritonavir (400/100 mg) por 14 días a la terapia estándar no mejoró el tiempo de recuperación clínica y el estudio se detuvo de forma temprana. Aunado a estos resultados, la OMS suspendió el grupo de lopinavir/ritonavir del estudio Solidaridad por falta de reducción en la mortalidad de pacientes hospitalizados con COVID-19 en el análisis intermedio de este estudio.

Los científicos están probando un amplio espectro de tratamientos probados eficazmente en otras enfermedades, pero no para el COVID-19. Las probabilidades de que algunos de ellos sean útiles se consideran bajas, y se sabe que algunos son potencialmente dañinos. En muchos casos, no hay evidencia sólida de que funcionan contra el coronavirus.

Un paciente espera ser trasladado luego de recibir el alta médica tras superar la enfermedad del COVID-19, en Cali, Colombia (EFE/ Ernesto Guzmán Jr.)

La decepción con la ivermectina

Uno de los fármacos que despierta ese tipo de interés es la ivermectina, que se usa para tratar parásitos intestinales. Dos ministros brasileños anunciaron que habían dado positivo por el coronavirus, y uno de ellos dijo que se estaba tratando con ivermectina, entre otros medicamentos.

El gobierno de Perú compró ivermectina para combatir la pandemia, y semanas después dio marcha atrás, luego de que la OMS dijo que no debía usarse para tratar al coronavirus. Eso no impidió la explosión de un mercado ilegal de la versión veterinaria de la— ivermectina, lo que obligó al gobierno peruano y a la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés)— a advertir a los ciudadanos contra el uso de medicinas para animales de granja. Aún así, en el pequeño pueblo de Nauta, en la Amazonía peruana, el gobierno local y los grupos religiosos llegaron a dar ivermectina veterinaria a adultos y niños de hasta cuatro años, según los medios locales y un grupo de derechos humanos.

Con información de Medscape

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