Según informes actuales de Unicef y la Organización de la Salud (OMS), se estima que 78 millones de bebés (tres de cada cinco) en todo el mundo no toman leche materna en su primera hora de vida, lo cual aumenta el riesgo de mortalidad o que contraigan una enfermedad, y disminuye las posibilidades de continuar la lactancia materna.
En el informe, como contracara, se pone de manifiesto que los recién nacidos que toman leche materna en su primera hora de vida tienen muchas más posibilidades de sobrevivir. Un retraso de tan solo unas horas después del nacimiento podría poner en peligro la vida del bebé. El contacto piel con piel y la succión de la mama favorecen la producción de leche materna y de calostro, llamado también la “primera vacuna” del bebé por su alto contenido en nutrientes y anticuerpos.
Los beneficios inexorables de la lactancia materna incluyen: disminución de la mortalidad en los recién nacidos prematuros, disminución de la morbilidad infantil debida a infecciones digestivas, respiratorias, urinarias y del oído medio, así como menos enfermedades atópicas. Hay algunas pruebas de que la leche materna exclusiva se asocia con las tasas más bajas de estas enfermedades en los seis primeros meses de vida.
“La leche materna ofrece protección contra la aparición de enfermedades de la niñez, como la diabetes mellitus insulinodependiente de inicio juvenil, la hipertensión arterial, la obesidad, y también se asocia con puntuaciones significativamente mayores de desarrollo cognitivo -explicó la médica neumonóloga Gisela Martinchuk (MN 95637), coordinadora de la sección Neumonología Pediátrica de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria-. Además de los beneficios para los lactantes, esta práctica tiene efectos sobre la salud materna. Diversos estudios demostraron una incidencia menor de cáncer de mama, cáncer de ovario y fracturas de cadera en las mujeres que han amamantado. La lactancia materna ofrece también beneficios sociales y económicos, la contribución a una población infantil sana y favorece la no violencia”.
Bajo el lema “Apoye la lactancia materna, por un planeta saludable”, se celebra del 1 al 7 de agosto, en más de 170 países, la Semana Mundial de la Lactancia Materna con el fin de proteger, promover y favorecer el amamantamiento.
“La lactancia materna mejora significativamente la salud, el desarrollo y la supervivencia de los lactantes, niños y niñas. Especialmente, cuando la lactancia es exclusiva. También favorece la salud y el bienestar de las madres, a corto y largo plazo”, resumió la médica neonatóloga Ana Pedraza, jefa de neonatología de Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
La especialista también destacó que "la leche materna es un alimento natural y renovable, que no contamina ni produce residuos. Por lo cual, contribuye al cuidado del medio ambiente y de toda la sociedad. Es la manera más accesible y segura de alimentar a los bebés".
Lactancia en tiempos de COVID-19
Además, en esta época de pandemia por el nuevo coronavirus, resulta importante destacar que “la leche materna es un tejido vivo, con múltiples componentes y anticuerpos que protegen a los bebés de enfermedades como diarrea y otitis, y de problemas respiratorios como bronquiolitis y neumonía, disminuyendo significativamente su riesgo y gravedad”, explicó Pedraza quien reforzó la idea de que “es fundamental que, en el contexto actual, las madres puedan amamantar”.
Para ello, es indispensable extremar los cuidados de aislamiento y distanciamiento social y las medidas de higiene. “Durante la internación en la maternidad, modificamos el régimen de visitas, para así disminuir el riesgo de contagios. Las mamás recientes sólo pueden tener un acompañante durante toda la permanencia”, explicó la neonatóloga.
Sobre la posibilidad de transmisión del virus a través de la leche, recordó que “hasta el momento no se ha demostrado. En caso de sospecha o confirmación de COVID-19, y si la mamá y el bebé están en condiciones, pueden y deben seguir amamantando. En estos momentos, más que nunca, la lactancia materna ayuda a proteger a niños y niñas”.
Lactancia materna extendida o prolongada, un concepto que lleva a interpretaciones erróneas
La OMS fomenta la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida. Luego, a partir de esa edad, recomiendan la incorporación de una alimentación complementaria oportuna y continuar con el estímulo de la lactancia materna hasta los dos años o más.
Con lo cual, “el término lactancia materna prolongada o extendida puede llevar a interpretaciones erróneas. Dado que extendido se refiere a algo que dura más tiempo de lo establecido, se podría entender que se habla de un período que supera las recomendaciones, cuando en realidad es un objetivo en la salud materno infantil”, diferenciaron Marcela Sánchez y Evelyn Pesce, coordinadoras de puericultura de Clínica y Maternidad Suizo Argentina quienes agregaron: “La indicación general es mantener la lactancia materna todo el tiempo que la madre y el niño deseen, sin establecer un límite para finalizarla”.
La importancia de reforzar el sistema inmune de la mamá
Compuesto por una red compleja de células, órganos y tejidos, es el encargado de defender al organismo ante las infecciones, como las bacterias y los virus. "Si pensamos en el bienestar de nuestro cuerpo, en estar fuertes, en no enfermarnos y tener una vida plena, debemos acordarnos siempre de nuestro sistema inmunológico para implementar hábitos saludables diarios que ayuden a potenciar nuestra barrera protectora", explicó el médico e investigador Ernesto Crescenti (MN 50.776), director del Instituto de Inmunooncología Doctor Ernesto J.V. Crescenti.
Durante el puerperio y la lactancia suele haber una reducción en la capacidad de respuesta del sistema inmunológico, por todos los procesos y cambios que afronta el organismo, sumado a que el bebé “extrae” una cantidad de proteínas, grasas y demás nutrientes. “En ocasiones la madre puede sentirse un poco débil o tener ciertos déficits, por estos motivos deberá vigilar su estado de salud, fortalecer su barrera protectora y acudir al médico en cuanto se sienta enferma o con cansancio extremo”, señaló el especialista, quien recomendó.
- Extremar las medidas de higiene: lavarse las manos frecuentemente, sobre todo si ha estado en contacto con otras personas (en especial niños).
- Vacunación: controlar con su médico el calendario de vacunación, durante el embarazo y el amamantamiento.
- Dieta sana y variada: respetar las indicaciones del médico acerca de lo que puede o no puede comer o beber en el periodo de lactancia. En la dieta diaria no deberán faltar vitaminas como la A, B o la C y oligoelementos como el cobre, el manganeso, el hierro o el zinc.
- Ejercicio: el deporte no sólo es bueno para que la madre controle su peso y se mantenga sana, sino que además ayuda a reforzar el sistema inmunológico.
- Descanso: las gestantes y mamás recientes suelen tener más necesidad de descansar y por ello deben darle a su cuerpo una pausa cuando la pida.
- Vida sana: llevar un estilo de vida saludable ayudará a la mamá a tener una mejor calidad de vida y reducir las chances de enfermarse.
- Hidratación: la hidratación se vuelve indispensable durante el período de lactancia, ya que aumenta la necesidad de agua de la mamá debido a que, además de la producción de leche, el organismo también necesita el agua para la irrigación arterial y venosa del tejido mamario.
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