Una catarata de estudios e informes se ha producido recientemente a partir del registro de descenso significativo de los nacimientos prematuros, un dato que surge del análisis de los sucesos del último trimestre.
Uno de los primeros papers publicados por una serie de profesionales de Irlanda (Roy Philip, Helen Purtill, Elizabeth Reidy, Mandy Daly, Mendinaro Imcha, Deirdre McGrath, Nuala H O’Connell y Colum P Dunne) advierte que si bien la etiología del parto prematuro es heterogénea y las estrategias preventivas siguen siendo esquivas, “las medidas socioambientales implementadas como la respuesta prudente de Irlanda a la pandemia del virus del SARS-CoV-2 representaron, en efecto, un bloqueo nacional y posiblemente han influido en la salud y el bienestar de las mujeres embarazadas y los recién nacidos”. Nunca antes se había evaluado el impacto acumulativo de tales factores socioambientales que operan simultáneamente en PTB.
En este informe, los médicos detectaron que la tasa histórica de niños nacidos con bajo peso regional por 1000 nacidos vivos de enero a abril de 2001 a 2019 fue de 8.18. Sin embargo, de enero a abril de 2020, se observó una tasa inusualmente baja de solo 2.17 por 1000 nacidos vivos. Durante las últimas dos décadas, en promedio, ese índice fue de 3.77, lo que implica una reducción del 73%.
En dicho informe también se da a conocer que se prevé que la tasa nacional irlandesa para 2020 se reduzca a 400 por cada 60.000 nacimientos en comparación con el rango histórico de 500 a 600. “Se observó una reducción sin precedentes durante el bloqueo de COVID-19. Los determinantes potenciales de esta tendencia temporal única residen en el impacto socioambiental acumulativo del bloqueo dictado por COVID-19. Nuestros hallazgos, si se reflejan en otras regiones que han adoptado medidas similares para combatir la pandemia, demuestran el potencial para evaluar estos modificadores de comportamiento y socioambientales interdependientes implicados para influir positivamente en las tasas de PTB a nivel mundial”.
La traspolación internacional
La tendencia que alertó este informe se ha expandido en el mundo. La propagación del confinamiento ejerció impacto aparente en estas estadísticas de Irlanda y Dinamarca primero. En ambos, profesionales diferentes y con desconocimiento de la observación de sus parres, asistieron a la observación de la reducción abrupta de del nacimiento de prematuros, sobre todo en aquellos de mayor riesgo o excesivamente tempranos.
En Dinamarca se evidenció un aplanamiento de la curva de nacimientos extremadamente prematuros en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales. Allí se cuenta con una tasa estable de nacimientos prematuros que en los últimos cinco años no se había visto alterada. Sin embargo, durante el confinamiento se observó una reducción del 90% del número de nacimientos antes de término (6,8).
Por ahora, lo que ambos equipos afirman es que se conocen los datos, pero aún no se pueden esgrimir las causas concretas, aunque los dos coinciden en que es muy posible que el confinamiento haya contribuido de alguna manera.
Se sabe que hay varios factores de riesgo de parto prematuro que dan lugar a un aumento de la inflamación sistémica en la madre que, junto con otros procesos inmunológicos, pueden jugar un papel en el nacimiento prematuro. Es muy probable que la atención a la higiene y el distanciamiento físico hayan influido en el estado inflamatorio de las mujeres embarazadas. Pero, además, el exceso trabajo, la falta de descanso y la reducción de la exposición a sustancias tóxicas junto con los cambios en la disminución de la contaminación atmosférica, relacionada con el 18% de los casos de nacimientos prematuros, han podido desempeñar, también un papel fundamental.
Según indicó a The New York Times la médica Denise Jamieson, obstetra de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory en Atlanta, ”estos resultados son convincentes”.
Otros profesionales del mundo, alertados por las cifras, comenzaron a hacer observaciones al respecto. Así, aparecieron concordancias expresadas en el mismo sentido por Belal Alshaikh, neonatólogo de la Universidad de Calgary en Alberta, y el médico Irwin Reiss, neonatólogo del Centro Médico Erasmus en Rotterdam, Países Bajos.
En España, el pediatra y neonatólogo Hector Boix, Jefe de Servicio de Pediatría en Quirón Salud de Barcelona, sugiere que es necesario estudiar "si el reposo forzado por el confinamiento ha tenido algo que ver".
Estas estadísticas no se han visto reflejadas en todas las regiones. No se detectan cifras ciertas aún en América Latina. Una de las especialistas, la médica Marilú Pachas, del Servicio de UCI Neonatal del hospital Edgardo Rebagliati, de Limaque, que ha estado a cargo de llevar a una condición exitosa al pequeño Jorge, calificado como un milagro en Perú, bebé prematuro de solo 23 semanas, que nació con apenas 580 gramos de peso, que resultó contagiado por el coronavirus, logró superar la COVID-19 y reencontrarse con su madre, consultada por los índices de nacimientos prematuros ha declarado que “en nuestra región no existen estadísticas aún, solo se puede especular sobre cómo los cambios producidos en los factores ambientales a partir de la pandemia pueden haber producido cambios en la llegada a término de los embarazos”.
La carencia de cifras en la región, según indica una fuente de Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP), puede deberse a que “no cumplirá aquí el mismo posible descenso detectado países europeo, o bien debido a que el confinamiento ha llegado con retraso a la región”. Aún así, todos los especialistas coinciden en dejar un tilde de interés en las observaciones realizadas porque a partir de ellas puede haber un camino para reducir los casos nacimientos prematuros.
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