El exsecretario de Salud durante el gobierno de Mauricio Macri, Adolfo Rubinstein, participó en el encuentro virtual Múltiples miradas rumbo a una nueva normalidad: Presente y futuro en soluciones diagnósticas para apoyar la gestión de la pandemia en América Latina, y habló sobre el presente y futuro en soluciones diagnósticas para apoyar la gestión de la pandemia en América Latina. Los especialistas de distintas disciplinas analizaron éste y otros temas claves sobre el diagnóstico y manejo clínico del paciente con COVID-19.
Durante el evento online que organizó el grupo farmacéutico Roche LATAM, una mesa redonda de destacados representantes de distintos sectores de la sociedad analizó el impacto de COVID-19 y las claves para realizar la transición hacia el retorno de las actividades en forma segura.
“La humanidad entera está viviendo un experimento social a gran escala, como nunca se dio en la historia del hombre. Esto nos tiene que hacer reflexionar sobre que muchas de las medidas, sobre todo las de salud pública, se están experimentando por primera vez. Algunas de ellas, como la cuarentena, ya vienen desde los tiempos del medio evo o inclusive antes, pero la medida tal vez más inédita es que hoy dos terceras partes de la humanidad estén con algún grado de aislamiento o distanciamiento social, cuarentena estricta o cierre total”, consideró el experto en Epidemiología.
Y agregó: “Los países latinoamericanos tuvimos tal vez una cierta ventaja o antelación, pudimos ‘ver la película’ de lo que estaba ocurriendo en Europa algunas semanas antes. Y por lo tanto pudimos tener cierto tiempo crítico para prepararnos. Esto logró que muchos países, aún con la diversidad de las medidas que se han tomado, pudieran reaccionar más o menos rápidamente”.
Consultado sobre lo que están haciendo bien los gobiernos de los países latinoamericanos y lo que deberían mejorar en materia de salud pública para el control en este momento de la pandemia, Rubinstein indicó que, según su criterio, las repuestas han sido diversas y aún así “lo que se sabe es que la cuarentena per se es una medida adecuada que cuanto más temprano se tome mejor”. “En la Argentina claramente moderó la trayectoria de la epidemia y permitió que todavía tengamos una velocidad razonable de contagios, con un número de casos y fallecimientos más bajos. La cuarentena dilata la maduración de la epidemia y si no se acompaña de una respuesta comunitaria desde la atención primaria con mucho mayor testeo, trazado y aislamiento, no sirve para contener la epidemia de manera tan efectiva”, aseguró.
“Tenemos países que han decretado cuarentenas muy estrictas de manera muy temprana como es el caso de Argentina, Colombia, Paraguay y Perú; otros que han adoptado políticas más híbridas como puede ser el caso chileno donde la cuarentena se hizo pero de manera más segmentaria; países que tuvieron otras conductas relacionadas al empoderamiento de los ciudadanos y confinamiento voluntario, pero que no recurrieron a medidas estrictas de aislamiento obligatorio; y al mismo tiempo, otros que no tomaron políticas públicas definidas respecto a la cuarentena por diversas razones como puede ser el caso de Estados Unidos, México o Brasil”, manifestó el experto sobre las medidas heterogéneas adoptadas por los países de nuestra región.
Para el exsecretario de Salud, las respuestas que han dado los países tienen que ver con ganar (o no) tiempo crítico para preparar una respuesta hospitalaria ante la epidemia del COIVD-19. Sin embargo, aclaró: “Frente a la evidencia empírica de que la cuarentena reduce de manera importante la velocidad de propagación es importante decir que no elimina ni erradica el virus. Si la respuesta hospitalaria y el mejoramiento de esa capacidad no se acompaña también de un dispositivo comunitario para avanzar sobre la detección temprana de casos, el rastreo adecuado de los contactos, el aislamiento de los casos de contactos estrechos y el bloqueo de los focos, el efecto que se tiene sobre la trayectoria de la epidemia es mucho menor”.
En cuanto a la flexibilización de medidas de prevención en Argentina, Rubinstein consideró que “efectivamente hay una enorme proporción de la población que vive de la economía informal, que es cuentapropista o profesional independiente, que no puede mantener el aislamiento obligatorio durante tanto tiempo y esto ha hecho que las cuarentenas -como sucedió en Perú y parcialmente en Argentina o Chile- se hayan ido deshilachando y resquebrajando progresivamente, aumentando la circulación tanto de las personas como del virus y contrarrestando el impacto positivo que tuvo las primeras semanas o el primer mes la cuarentena”.
Desde su perspectiva, consideró que uno de los cambios que van a persistir como resultado de la pandemia será una mayor valoración social de lo que significan los sistemas de salud pública y la importancia que tienen como igualador de oportunidades y respuestas ante crisis como la del COVID-19. “En la mayoría de los países de la región -adivirtió-, la salud pública no es un tema prioritario en la agenda política y creo que como consecuencia de la pandemia ha ascendido algunos escalones, sobre todo ante el advenimiento de otras crisis que podrían ocurrir después del coronavirus”.
“Para nuestra generación está no ha sido la primera de las pandemias que nos ha tocado vivir. Sin embargo, ha sido la más importante porque ha afectado profundamente todo el sistema; desde lo sanitario y lo económico hasta lo político e institucional. Y eso no se puede soslayar de ningún modo. La era post pandemia va a estar muy impregnada de las consecuencias de la crisis, más allá de cuan grande sea el espacio fiscal que tiene cada país para proponer medidas contracíclicas que permitan morigerar el impacto de esta crisis”, remarcó.
-¿Qué consecuencias va a traer la reemergencia de enfermedades desatendidas?
-La mayoría de los países van a tener más recesión, en mayor o menor grado, y esto va a producir mayor desempleo, mayor pobreza y por supuesto mayor enfermedad. Sobre todo aquellas enfermedades que están siendo desatendidas en todo este período. La reemergencia de estas enfermedades crónicas va a tensionar mucho el sistema de salud.
Por eso es tan importante que la salud pública comience a tener un mayor protagonismo en la agenda política, porque las necesidades van a ser mucho mayores. Estamos en un mundo de cambios por lo cual sería bastante probable que en pocos años tengamos otros episodios como este. Tenemos que tener sistemas de salud mucho mejor preparados para dar una respuesta inmediata a crisis como la del COVID-19.
-¿Seguirán siendo centrales las pruebas de diagnóstico?
-Los diagnósticos clínicos o serológicos, sobre todo para evaluar diferentes aspectos de la trayectoria de esta epidemia, son fundamentales y van a seguir siéndolo durante muchísimo tiempo, aún después de que llegue la tan ansiada vacuna.
Todos los países que están yendo ahora hacia las salidas de las cuarentenas necesariamente tienen que hacerlo de la mano de una ampliación de la política de testeos, rastreo y aislamiento. En la medida que se vaya aplanando la curva de contagios y se vaya disminuyendo la velocidad de propagación, es más importante el rédito que se obtiene a través del diagnóstico temprano justamente para bloquear y aislar los focos. Pero además, va a ser muy importante para poder obtener una vigilancia epidemiológica con diferentes pruebas de diagnóstico, tanto aquellas que son directas y que remiten al diagnóstico clínico para poder aislar los focos de contagio como las indirectas que detectan anticuerpos que permiten hacer una suerte de vigilancia epidemiológica y poder ver cual es el grado de exposición que ha tenido la población para poder evaluar cual es la probabilidad de que puedan sobrevenir otras oleadas.
Cada vez hay más evidencia científica y empírica de que el uso correcto del tapabocas, el distanciamiento físico seguro y el evitar las aglomeraciones y los encuentros de muchas personas, mientras se protege a la población más vulnerable como son por ejemplo los ancianos, aquellos con enfermedades crónicas severas o los abordajes especiales en poblaciones de altísima vulnerabilidad social, son las claves para torcerle el brazo a la epidemia.
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