La pandemia por COVID-19 llegó a la Argentina para quedarse. A un mes de la implementación del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el presidente Alberto Fernández a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el número de casos confirmados por coronavirus alcanza los 3.031, mientras que los fallecidos son 145 y los recuperados 840.
Entrevistado por Infobae, para el doctor Pablo Bonvehí, médico infectólogo (MN: 62.648), jefe de la Sección Infectología y Control de Infecciones del CEMIC, dijo que “si no se hubiese tomado ninguna medida, deberíamos haber tenido en estos días alrededor de 45 mil infectados por coronavirus en Argentina”, según la proyección inicial que se hacía al principio de la pandemia desde el Comité de Expertos del Gobierno en conjunto con el Ministerio de Salud.
El mismo presidente, Alberto Fernández, hizo alusión a esta primera proyección al momento de extender la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio el último 10 de abril: “Si teníamos 45 mil infectados, no quiero ni pensar en cuantas personas hubieran muerto”.
El especialista en medicina interna y en infectología, máster en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Miami se refirió a cómo se encuentra nuestro país en este momento de la curva de contagios por COVID-19, hizo énfasis en las medidas que debemos reforzar para combatir al virus SARS-CoV-2, explicó lo que se sabe sobre la inmunidad y pidió prudencia a la hora de hablar de tratamientos efectivos hasta tanto no contar con la evidencia científica suficiente:
-¿Cómo se encuentra la Argentina respecto a la curva de contagios del COVID-19? ¿Qué observa de la efectividad de las medidas tomadas versus el número de casos y fallecidos?
-Veo que la efectividad de las medidas tomadas hasta el presente están demostradas en el sentido que todavía tenemos camas disponibles en el sistema de salud. Si uno hacía las proyecciones al principio de la pandemia, se hablaban de 45 mil contagiados y ahora estamos en alrededor de 2.700. Lo otro es el tiempo de duplicación de los casos, inicialmente era de 3.3 y ahora es de 10.3, con lo cual se han prolongado los tiempos en los que aparecen nuevos casos, y esto es muy importante porque esto da tiempo para conseguir insumos, equipamientos y tener más evidencia científica de una enfermedad nueva que hay muchas cosas que todavía no conocemos.
-¿Cuáles son las herramientas de las cuales debemos valernos hasta que se cuente con un tratamiento y eventual vacuna para combatir al virus SARS-CoV-2?
-Hay distintos tratamientos que se están ensayando, que todavía no demuestran que sirvan, salvo los que son in vitro, es decir en los laboratorios. Hay que ver cómo responden en los pacientes. La clave sigue siendo todas las medidas de prevención, que es el distanciamiento social, el correcto lavado de manos, y que las personas que tienen síntomas no vayan al trabajo, mantenerse en su casa. El momento de mayor transmisión de este virus es cuando el paciente presenta los primeros síntomas. En ese momento es donde más la persona puede contagiar. No tocarse las caras, lavarse las manos luego de tocar las superficies. El uso del barbijo comunitario ha sido muy controvertido su utilidad pero sirve mucho para que aquellos que tienen el virus no lo transmitan a los demás. Es una medida adicional, pero de ninguna forma puede reemplazar a las demás medidas.
-¿Argentina aplanó la curva?
-Nosotros hace unos días, si no se hubiese tomado ninguna medida, deberíamos haber tenido alrededor de 45 mil infectados. Hoy estamos en las 2.700 personas COVID-19 positivo, uno podría decir que en ese sentido la medida está haciendo exitosa. Lo cual no quiere decir que ya está, que con esto es suficiente. Esta es una medida que permite que tengamos menos infectados y también, no menos importante, que el sistema de salud se adapte. Hay que pensar que para el sistema de salud hay que conseguir insumos, la gente se tiene que entrenar a una serie de medidas nuevas que hasta ahora no se empleaban, como los tipos de aislamiento que utilizamos ahora con los pacientes, el distanciamiento social aún dentro de las instituciones de salud, y también la evidencia científica, que va creciendo día a día. Creo que vamos a tener que seguir protegiendo a los grupos más vulnerables de complicaciones: los adultos mayores, las personas con enfermedades de riesgo, porque son ellos los que van a necesitar atención de salud en formas graves.
-¿Cuál debería ser el próximo paso en el accionar contra esta pandemia en Argentina?
- La experiencia en algunos otros países como China y Corea del Sur es que ellos han tenido periodos de alrededor de cinco semanas de cuarentena estricta como es la que estamos desarrollando nosotros y a partir de ese momento se empezaron a liberar algunas actividades, que eso es lo que yo creo que va a pasar. Lo que seguramente vamos a tardar un buen tiempo es en volver a contar con eventos masivos, donde haya mucha gente reunida en un espacio limitado, va a ser un grave riesgo.
-¿Qué se puede observar del número de casos en relación a los diagnósticos?
- Lo que vamos a ver seguramente es que hay población que ya se ha infectado y aún no lo sabe. Eso de alguna forma va a disminuir la posibilidad de nuevos casos. Para eso tendremos la posibilidad en poco tiempo de hacer estudios serológicos, en sangre, donde a una persona le toman una muestra y se ve si tienen anticuerpos contra el coronavirus. Esto no es lo mismo que el hisopado, que detecta material genético del virus en las fosas nasales, en la garganta. Pero la muestra de sangre permite saber si esa persona ya ha tenido el coronavirus en el pasado, a partir del séptimo día se aprueba la positiva y eso nos va a permitir muy probablemente hacer mapeos de cuál ha sido la circulación del virus y tener una idea de que porcentaje de población está infectada, lo cual va a permitir flexibilizar algunas regiones en cuanto a la actividad laboral o social.
-¿Qué sucede con la inmunidad en el caso del COVID-19?
-Todavía no lo tenemos claro, respecto a si la inmunidad que deja el COVID-19 es permanente, dura varios meses, poco tiempo, es una de las tantas cosas que todavía no sabemos con precisión, pero si uno lo asemeja a otras enfermedades infecciosas, va a llegar un punto a que el número de infectados va a actuar como el número de vacunados, y la transmisión de esta enfermedad va a bajar notablemente.
-¿Cuál es su visión respecto a la administración de la hidroxicloroquina en conjunto con la azitromicina para los pacientes más graves por coronavirus?
-Con cualquiera de los tratamientos se necesita más evidencia. Lo que dijo el profesional francés al respecto de que estas drogas son la solución a esta enfermedad no es prudente. Hay que tener evidencia a través de estudios bien diseñados, con un buen número de gentes, que permita decir que una droga o combinación de drogas son efectivas. Hay que demostrarlo y hasta que esto no suceda hay que ser muy cauto. En medicina, decimos que hay que tener un número. Pienso que vamos a tener resultados en los próximos meses, tendremos mayor evidencia para poder implementar tratamientos con mayor certeza.
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