El sistema sanitario argentino está atravesando una verdadera carrera contrarreloj. Los equipos de salud están preparando todo para enfrentar al virus que se expande a la velocidad de la luz. En ese escenario, las enfermeras y los enfermeros cumplen un rol central: son el recurso humano, noble e imprescindible, que trabaja en la primera línea de batalla para frenar la pandemia. Lo hacen con una enorme vocación de servicio que muchas veces funciona como escudo para disipar las sensaciones de incertidumbre y temor.
Infobae habló con enfermeras y enfermeros que se desempeñan en hospitales públicos porteños y bonaerenses. El panorama que describen es similar en cada hospital: hace días que trabajan extensas jornadas para organizar unidades de internación y de terapia, reformular espacios de circulación, ubicar nuevas camas, distribuir insumos, brindar capacitación a sus compañeros y unificar criterios para utilizar los elementos del equipo de protección de bioseguridad. En cada servicio, en cada guardia, se preparan para dar la pelea.
Los testimonios son de enfermeros que tienen más de 20 años de experiencia en la profesión. Son licenciados en enfermería y trabajan en los hospitales Durand y Álvarez, ambos de la Ciudad de Buenos Aires, y del San Juan de Dios, en La Plata, un centro de referencia en la región en cuanto a la atención de enfermedades pulmonares e infectocontagiosas y que, además, esta semana se suma a la red de 19 laboratorios bonaerenses que harán testeos para diagnosticar coronavirus.
Ellos son Silvia López (47), a cargo de la sección de control de infecciones del Durand; Alejandro Cattaneo (60), subgerente de enfermería del hospital Alvarez; Edgardo Falcipieri (60) y Beatriz Barrenechea (42), jefe del departamento de enfermería y jefa de guardia del servicio de emergencias del hospital San Juan de Dios, respectivamente.
Video didáctico: cómo usar el equipamiento de protección
Ante la pregunta sobre los preparativos que se están haciendo en el Durand, Silvia -casada y un hijo de 14 años- responde que son muchas y empieza por la capacitación general que aborda la transmisión de coronavirus, destinada a todo el personal del hospital de todos los turnos: desde enfermeros, técnicos de laboratorio, kinesiólogos, personal de farmacia, de limpieza y de mantenimiento.
Con el fin de aunar criterios y optimizar la utilización de los insumos, se reunió con otras dos enfermeras del equipo, Gladys Aveledo y Karina Fuentes, y en pocos días, sin experiencia en el rubro videos, lograron hacer uno de 6 minutos para mostrar paso a paso cómo se debe vestir el profesional de salud -por caso, cuando deben extraer muestras del paciente para testeos-, en qué orden se deben colocar los elementos del equipo de protección personal, y también cómo retirarlos, siempre siguiendo recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Fue necesario y útil reunir toda esa información en forma didáctica para brindar un criterio único a seguir en el hospital, en base a los insumos que tenemos, sin dejarse llevar por videos que circulan en youtube o en redes sociales con variantes utilizadas en otros países”, aclara Silvia. También insistimos en reforzar la técnica del lavado de manos y en la necesidad de tener las manos libres: sin anillos, pulseras, relojes, y las uñas cortas y sin esmalte.
Silvia cuenta también que están trabajando en optimizar las salas y articular circuitos de circulación separados para el personal de salud y de los pacientes en función de la sospecha o no de covid-19. “Para los pacientes que ya tienen la enfermedad confirmada, establecemos áreas para casos leves, moderados y críticos”. Apunta que, en total, el Durand cuenta con unas 100 camas, un plantel de 350 enfermeros y otros 50 que se tomaron en los últimos días.
“Los enfermeros somos profesionales del cuidado; nuestra ciencia, la enfermería, es el cuidado”, resalta Silvia, enfermera licenciada en infectología. Hace 26 años que trabaja en el hospital porteño, donde actualmente integra el comité de control de infecciones del establecimiento, que hasta la semana pasada atendió 4 casos relacionados con coronavirus.
En tiempos de pandemia, Silvia entiende y transmite que el concepto de ese cuidado se resignifica. “Los aplausos de la gente son un abrazo, un cariño enorme que nos motiva. Pero necesitamos que la comunidad cumpla el aislamiento obligatorio porque nosotros no queremos llegar a elegir a quien atender y a quien no, a quien cuidar y a quien no”.
“Somos soldados que preparan trincheras, listos para la batalla”
El subgerente de Enfermería del hospital General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez, Alejandro Cattaneo -casado y padre de 5 hijos, de entre 9 y 17 años-, cuenta a Infobae que por estos días está abocado a la capacitación del personal de salud, enfermería de hospitales y del Sistema de Emergencias Same. También al personal de limpieza que está trabajando en los 20 hoteles-hospitales que el Gobierno de la Ciudad organizó para alojar a más de 2.000 turistas que arribaron a Ezeiza del exterior y que deben cumplir el periodo de aislamiento obligatorio.
“Estamos actualizando todos los conocimientos para saber cómo actuar en cada situación porque en esta pandemia todo es inédito: desde cómo hay que proceder para limpiar las habitaciones de los hoteles-hospitales donde los pasajeros no pueden salir de la misma, cómo protegernos correctamente cuando atendemos a los pacientes en el hospital, hasta qué cuidados debemos tomar cuando terminamos de trabajar, salimos a la calle y tomamos el transporte público para regresar a nuestras casas”, explica.
Alejandro tiene una larga trayectoria y experiencia: empezó a trabajar en el Álvarez cuando tenía 25 años, en 1984, y luego se especializó en control de infecciones, egresando del primer curso sobre la temática. Desde entonces le puso al cuerpo a varias emergencias, como la epidemia de cólera en los años 90 y la pandemia de la gripe A en 2009. Hoy está a cargo del plantel de enfermeros del hospital que son cerca de 300, entre auxiliares, enfermeros profesionales, licenciados y los nuevos ingresantes que el Gobierno porteño tomó para atender la pandemia.
“Al nuevo coronavirus lo transportamos nosotros, no queda flotando en el ambiente. Por eso con la cuarentena estamos ganando un tiempo precioso para preparar el sistema de salud, la disponibilidad de camas, los respiradores, los insumos. Nos estamos preparando para el peor escenario; si al final resulta que sucede el más leve, mejor. Hoy lo que sí sabemos es que el enemigo está por llegar; nosotros somos como los soldados que preparan las trincheras, listos para la batalla”.
Un equipo unido en el San de Juan de Dios
En la provincia de Buenos Aires hay 80 hospitales públicos que dependen de la administración provincial. En ellos trabajan cerca de 14.000 enfermeros y enfermeras, según datos oficiales. Apenas dos ejemplos de ese enorme universo de voluntades de servicio son Edgardo Falcipieri y Beatriz Barrenechea, a cargo de los enfermeros del hospital San Juan de Dios de La Plata.
Beatriz y Edgardo coinciden en que forman parte de “un grupo de profesionales muy unido”. Edgardo lleva 32 años en el hospital. Beatriz, 24. Ella ingresó muy joven, cuando tenía 17 años, recién terminaba la secundaria y empezó a estudiar enfermería en el mismo hospital donde también sus padres, ya jubilados, trabajaron allí.
Edgardo cuenta a Infobae que estos días le cuesta desenchufarse cuando llega a su casa y que, para resguardar a su mujer, que es diabética y asmática, con quien está casada hace 40 años, decidió mudarse a otra habitación de la casa. “Llevo toda una vida dedicado a la enfermería. Pasé varias situaciones de emergencia sanitaria: cólera, VIH, gripe A, dengue, pero ninguna como esta”.
La vida de Beatriz está marcada por la enfermería: está casada con un enfermero, Javier Arena (44), que trabaja en el Same Provincia. Tienen 3 hijos, de 21, 12 y 6 años. Cuenta que se especializó en emergencias, el área de la enfermería que más le gusta. Ella es muy optimista y es la gran motivadora del equipo de trabajo: “En el hospital todos nos pusimos la guardia al hombro. Estos días organizamos todo: disposición de camas en la guardia nueva y el shock room que se inauguraron el año pasado; distribución de los insumos que están llegando: barbijos escafandras, camisolines, antiparras, guantes, alcohol, que diluimos y repartimos en envases por todos lados”, detalla.
Y en su afán de optimizar los espacios y buscar soluciones rápidas y accesibles que ayuden a proteger la salud de los enfermeros y médicos, Beatriz sugiere ideas para separar las camas entre sí con alguna estructura de caños y nylon. Edgardo conoce y agradece la actitud proactiva de Beatriz y recuerda que el año pasado fue elegida abanderada del hospital.
Edgardo está a punto de entrar a una reunión con las médicas infectólogas del hospital, un encuentro necesario para acordar criterios. En el final de la charla con Infobae subraya: “Acá la consigna es que trabajamos en equipo: no hay ninguno mejor que otro y en las contingencias estamos todos juntos. Los enfermeros somos los primeros en ir a la batalla, ponemos el cuerpo, somos la columna vertebral del hospital. Si estamos tranquilos, apoyados en nuestra instrucción y en los materiales necesarios para protegernos, vamos a salir adelante”.
Cuando el temblor haya pasado, será momento de recordar que la OMS declaró al 2020 como el Año de la Enfermería, porque se cumple el bicentenario del nacimiento de la enfermera inglesa Florence Nightingale, considerada la fundadora de la enfermería actual. Y tal vez en ese marco, los enfermeros puedan ser reconocidos por su profesión, tanto por las autoridades sanitarias para que los jerarquicen en los escalafones que corresponden, como por la sociedad en su conjunto.
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