Cuáles son los tratamientos de fertilidad que las argentinas prefieren hacer en los EEUU

Si bien en el país existe una ley de fertilidad desde 2013, que garantiza el acceso de manera gratuita a técnicas de baja y alta complejidad para lograr el embarazo, muchas mujeres recurren a especialistas en el exterior. Cuál es la diferencia con los procedimientos realizados en la Argentina

En la Argentina está vigente la Ley 26.862 de fertilidad, sancionada y promulgada en junio de 2013 (Shutterstock)

En la Argentina se realizan alrededor de 21 mil tratamientos de fertilización asistida por año. Entre los más comunes están la fertilización in vitro (FIV) convencional, que consiste en la fecundación del óvulo por el espermatozoide de manera extracorpórea, y una segunda técnica denominada ICSI, en la que a los espermatozoides se colocan dentro del óvulo para facilitar el desarrollo embrionario.

Las indicaciones de la fertilización in vitro en general son las alteraciones de la trompa, la endometriosis, los fracasos de inseminación con y sin donante o algunos factores inmunológicos. En tanto, la indicación del ICSI principalmente son las alteraciones de los espermatozoides o las fallas de fertilización previa.

Un 20% de los tratamientos que se hacen en el país son mediante la donación de óvulos. “Hay unos tres mil tratamientos anuales en el país por ovodonación. Las tasas de embarazo para FIV e ICSI están en un 40% con óvulos propios en mujeres menores de 35 años y para ovodonación la tasa de embarazo por ciclo está en un 40-50%. Para esta última técnica, se usan óvulos donados de mujeres menores de 35 años, por eso la tasa de embarazo se incrementa”, detalló la médica especialista en fertilidad Stella Lancuba (MN 62.939), presidente de SAMeR y directora del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva.

En la Argentina, la Ley 26.862 sancionada y promulgada en junio de 2013 establece que toda persona mayor de edad, cualquiera sea su orientación sexual o estado civil, tenga obra social, prepaga o se atienda en el sistema público de salud, puede acceder de forma gratuita a las técnicas y procedimientos realizados con asistencia médica para lograr el embarazo. Según la norma, cada persona puede acceder a un máximo de cuatro tratamientos de baja complejidad por año y hasta tres tratamientos de alta complejidad, con intervalos mínimos de tres meses entre cada uno de ellos.

Así y todo, para tratamientos como la ovodonación o la subrogación de vientre, muchas parejas prefieren recurrir a especialistas en EEUU, donde existen algunas diferencias respecto a la reglamentación e implementación de esas técnicas.

Las tasas de embarazo para FIV e ICSI están en un 40% con óvulos propios en mujeres menores de 35 años (Shutterstock)

Fernando Akerman es médico ginecólogo y obstetra, especialista en infertilidad y endocrinología reproductiva (MN 74.141 / Matrícula en Florida 77723) y director del Fertility & IVF Center de Miami y consultado por Infobae sostuvo que “la formación profesional de la Argentina es de primer nivel; los profesionales tienen una formación académica y científica excelente, pero la diferencia es que en los EEUU está más institucionalizada la formación de los especialistas, que después de terminar la residencia en obstetricia y ginecología un fellowship en infertilidad de otros tres años, que está regulado por el organismo federal que controla todo esto con recomendaciones y reglas bien claras”. “En la Argentina eso no está tan reglamentado”, consideró.

En relación a los procedimientos, explicó que hay de baja y alta complejidad. Entre los de baja, que se hacen en ambos países, el especialista mencionó la inseminación artificial y la estimulación ovárica, en tanto entre los de alta complejidad, enumeró la FIV e ICSI, “que se hacen en la Argentina sin ningún tipo de problema”.

“La biopsia de embriones para descartar ciertas enfermedades genéticas también se hace en los dos países, pero la lectura de esa biopsia se manda a los EEUU -puntualizó Akerman-. Por las condiciones económicas del país, tal vez las incubadoras, los sistemas de filtro de aire del laboratorio, los medios de cultivo, etc, no son exactamente los mismos por una situación de los costos a los que se puede acceder”.

Entre los tratamientos de alta complejidad se ubica la subrogación de vientre, técnica en la que “la pata legal es fundamental”. “Creo que ese es el factor más importante para diferenciar lo que es hacer la subrogación en la Argentina o en los EEUU”, opinó Akerman, quien señaló: “En la Argentina no hay ninguna legislación al respecto; cuando se aprobó la ley de fertilidad la cláusula de subrogación se retiró de la norma y actualmente no hay una ley que respalde ni que prohíba la técnica”.

Fernando Akerman es médico ginecólogo y obstetra y desde fines de los '90 dirige el Fertility & IVF Center de Miami

“Los pacientes están desprotegidos legalmente para hacer el tratamiento con la tranquilidad que merece y los casos terminan a la merced de la opinión de un juez que terminará autorizando o no el procedimiento”, sostuvo el especialista, quien vio como una falencia el hecho de que no haya una ley “que proteja a todas las partes involucradas”.

Asimismo, destacó que “cuando se habla de los EEUU hay que hablar de cada estado en particular: en Florida, Texas, Illinois y California por ejemplo se hace sin problemas; en tanto en Louisiana no está permitida la donación de óvulos ni inseminación de esperma de un donante, en Nueva York no se permite la subrogación para ‘proteger’ a la subrogante, y en Alabama tampoco se permite”.

En ese sentido, Akerman sostuvo que “una de las diferencias entre realizar un tratamiento de este tipo en el país o en los EEUU es la legal; la otra es la experiencia”. “Acá se hace desde hace más de 40 años y eso marca una diferencia grande. Yo lo hago desde finales de los 90 en un estado en el que no tengo ninguna limitación y el volumen de casos que trato es muy elevado”, remarcó.

Y tras asegurar que “en la Argentina no puede haber una compensación económica para la subrogante y las clínicas de fertilidad transfieren a la pareja la elección de estas mujeres”, destacó: “En los EEUU trabajamos con agencias que supervisan la evaluación social de la subrogante, de la familia, los antecedentes penales, etc y el médico toma la determinación final desde el punto de vista médico y psicológico. En muchos casos, por ejemplo, a pesar de que la evaluación psicológica diga que no hay problema nosotros podemos llegar a descalificar a una subrogante como una candidata adecuada”.

Sobre el criterio con que se indica a una mujer este tratamiento, explicó: “Hay indicaciones bien claras desde el punto de vista médico pero tienen que coincidir con lo que quiere la paciente. Hay casos en que la indicación es bien clara, como en pacientes a las que le extirparon el útero, pero hay otras situaciones que son relativas, como fallos repetitivos después del in vitro o situaciones psicológicas en las que las indicaciones son más discutibles pero de acuerdo a nuestro criterio médico está aceptado”.

En la Argentina se realizan alrededor de 21 mil tratamientos de fertilización asistida por año (Shutterstock)

A diferencia de lo que ocurre en la Argentina, en ese país “la abrumadora mayoría de las prepagas cubren la evaluación y diagnóstico de infertilidad, pero sólo dan cobertura a los tratamientos de baja complejidad”. “Sólo un 15% de las pacientes que tratamos en La Florida están cubiertas por el seguro para los tratamientos de alta complejidad; en California o Massachusetts, Connecticut, Rhode Island están cubiertos los de alta complejidad por el Estado”, detalló.

Otra diferencia que Akerman observó es que las biopsias de embrión en la Argentina “son para ver que los cromosomas sean normales”, mientras que en los EEUU las utilizan también para “hacer la selección del sexo y que las parejas elijan qué embrión de qué sexo quieren transferir”.

Asimismo, “las donaciones de óvulos o espermatozoides en la Argentina son anónimas (el médico es el que brinda información del donante) y en los EEUU la persona puede ver fotos del donante, saber su altura, peso, color de ojos, a qué se dedica y si la paciente y donante están de acuerdo se pueden conocer, cosa que la mayoría prefiere evitar”.

Y finalizó: “Para tratamientos con donación de óvulos la mayoría de las pacientes que vienen de la Argentina lo hacen para conocer datos de la donante, rasgos, historia clínica, etc. en tanto por subrogación me consultan por mi experiencia en el tema y por la seguridad jurídica que brinda el estado de La Florida para el tratamiento”.

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