Adicciones: las mujeres piden más ayuda para otros que para sí mismas

De cada 10 personas que llaman al 141, la línea oficial de atención, acompañamiento e información sobre consumo de sustancias, 7 son mujeres que se comunican para pedir ayuda para sus familiares u otras personas

Las conclusiones surgen de la base de datos que la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) sistematiza con la información más relevante de las y los usuarios asistidos por algún dispositivo del organismo (Shutterstock)

De cada 10 personas que llaman al 141, la línea oficial de atención, acompañamiento e información sobre consumo de sustancias, 7 son mujeres que se comunican para pedir ayuda para sus familiares u otras personas. Paradójicamente, las mujeres con hijos son las que tienen mayores dificultades de acceso o adherencia al tratamiento cuando son ellas las que atraviesan el problema.

Estas son algunas de las conclusiones que surgen de la base de datos que la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) sistematiza con la información más relevante de las y los usuarios asistidos por algún dispositivo del organismo.

Pero los números tienen una lectura que, según sostiene Gabriela Torres, titular de la Secretaría, “es central hacer para poder interpelar las prácticas y estereotipos de género en torno a estos consumos, y generar estrategias de cuidado”.

“En las expectativas y representaciones sociales regidas por el sistema patriarcal, las mujeres aparecen como ‘cuidadoras’ de los otros. Es decir, llaman por una concepción de cuidado más obligada" (Shutterstock)

Durante el tercer trimestre de 2019 hubo 3.986 llamados a la línea 141, de los cuales 2.677 fueron hechos por mujeres (67%), mientras que solo fueron 1.309 los consultantes varones (33%).

Si se analizan las diferencias por género según el tipo de consulta, se encuentra que la mayoría de las consultas efectuadas por mujeres son indirectas (2.457 de 2.677 consultas femeninas). Es decir, consultas en las que se solicita orientación o ayuda para un familiar, cónyuge, amigo/a o conocido. Tan solo 220 consultas (alrededor de un 5%) son directas: efectuadas por la mujer que presenta un consumo problemático de sustancias.

En cambio, en el caso de los varones, se observan valores similares entre consultas directas (695) e indirectas (614).

“En las expectativas y representaciones sociales regidas por el sistema patriarcal, las mujeres aparecen como ‘cuidadoras’ de los otros. Es decir, llaman por una concepción de cuidado más obligada, que se traduce en una barrera adicional a la hora de lograr un acceso a estrategias de cuidado integrales por parte de las mujeres”, explicó Torres.

La mayoría de las consultas efectuadas por mujeres son indirectas (2.457 de 2.677 consultas femeninas). Es decir, consultas en las que se solicita orientación o ayuda para un familiar, cónyuge, amigo/a o conocido (Shutterstock)

Precisamente, en el último Estudio Nacional en Población de 12 a 65 años sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas, se ponen de manifiesto las dificultades de acceso cuando las mujeres tienen que asumir la responsabilidad de la crianza y del hogar: el 79,8% de las mujeres que realizaron tratamiento son jefas de hogar sin niños a cargo, el 17,6% no son jefas de hogar y no se registraron jefas de hogar con hijos que realizaran tratamientos.

“Las mujeres no solo no piden ayuda sino que además se sienten culpables por consumir. Y el estigma social cuando hay un varón que consume y una mujer que también lo hace es doble para ellas”, destacó la titular de la SEDRONAR y agregó que “desde el estado ya estamos trabajando para reducir las barreras de acceso a tratamientos y a espacios de cuidados”.

Por eso, por primera vez se creó en el ámbito de la SEDRONAR una Coordinación de Géneros y Diversidad Sexual, dentro de la Dirección Nacional de Prevención y Cuidado. Y también se trabaja en la ampliación de espacios para abordar la situación de los hijos, como la Casa Educativa Terapéutica “El Puerto”, que la SEDRONAR tiene en Luján, el único centro de asistencia de las adicciones del país orientado a mujeres embarazadas o con hijos pequeños que atraviesan consumos problemáticos de drogas y/o alcohol.

El otro punto son las estrategias de cuidado con enfoque de género. “Es muy importante trabajar con nuestras adolescentes, poder interpelar las prácticas y representaciones en torno a los consumos. Una de las acciones más importantes es que cuenten con información válida; que sepan, por ejemplo, que su cuerpo está en crecimiento y es más vulnerable a sus efectos, y que tardan más en metabolizarlo por lo que estará presente en su organismo durante más tiempo”, sostuvo la directora nacional de Prevención y Cuidado, Rosario Castelli, en el ciclo de charlas “Nosotras Movemos el Mundo” que se desarrolla en el CCK desde hoy hasta el sábado inclusive.

Diferencias del consumo de drogas por sexo y género

El consumo en las mujeres tiende a avanzar más rápidamente desde la primera vez que consumen la droga hasta la adicción (Shutterstock)

Es importante destacar que el tratamiento por el trastorno de consumo de drogas en la mujer puede evolucionar en forma diferente al tratamiento del hombre. Según el National Institute on Drug Abuse o NIDA, una institución del gobierno estadounidense cuya misión es avanzar en el conocimiento de las causas y consecuencias del uso y la adicción a las drogas, al momento de iniciar el tratamiento las mujeres reportan haber consumido drogas durante menos tiempo.

Sin embargo, el consumo en las mujeres tiende a avanzar más rápidamente desde la primera vez que consumen la droga hasta la adicción. “La abstinencia también puede ser más intensa para las mujeres. En algunos casos, las mujeres responden en forma diferente a los hombres a ciertos tratamientos: por ejemplo, el reemplazo de nicotina (con parches o goma de mascar) no da tan buenos resultados en las mujeres como en los hombres”, aseguran.

Dejar de consumir drogas puede ser difícil para cualquier persona con un problema de consumo. Pero las mujeres en particular pueden tener temor de buscar ayuda durante o después del embarazo por miedo a posibles consecuencias legales o sociales o por temor de no contar con cuidado para el niño durante el tratamiento. Las mujeres en tratamiento a menudo necesitan ayuda para atender las cargas del trabajo, el cuidado de la casa, el cuidado de los hijos y otras responsabilidades familiares.

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