La pérdida del oído que ocurre con la edad es más que un inconveniente. Algunas personas empiezan a retraerse de las relaciones sociales porque al no poder escuchar, sienten frustración y vergüenza. Para el doctor Colin Driscoll, cirujano de cabeza y cuello de Mayo Clinic, “la pérdida del oído también puede contribuir a síntomas de demencia, siempre se ha creído que la pérdida del oído es una de esas cosas que ocurren con la edad”.
Pero la pérdida del oído puede iniciar un aluvión de problemas de salud, incluido el empeoramiento de los síntomas de demencia.
“Cuando se pierde el oído, uno dedica más tiempo y más capacidad cognitiva a intentar entender lo que le dicen. El cerebro trabaja horas extras para distinguir las palabras y entender las oraciones. Entonces, si se invierte mucha energía en algo tan simple como escuchar y entender lo que dicen, no queda nada para otras actividades. Aunque esto no cause la enfermedad de Alzheimer ni una demencia estructural, sí lleva a un cambio en la capacidad cognitiva”, explicó el doctor Driscoll.
Las actividades humanas, el transporte, la construcción, el tránsito vehicular y la industria se convirtieron en los principales agentes causantes de malestar acústico.
“Es preocupante el uso cada vez más frecuente de teléfonos celulares y reproductores de audio con auriculares a volúmenes muy elevados, ya que constituye un factor que aumenta las posibilidades de sufrir problemas de audición, más aún si no se tiene una cultura de prevención con chequeos constantes y especializados”, alertó el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Sanatorio Allende Mario Emilio Zernotti (MP 19157). Y profundizó: “Pero queda todavía otro aspecto fundamental a tener en cuenta: la longevidad. Los seres humanos tienen una expectativa de vida cada vez más larga. Esto quiere decir que tienen más años para enfermarse, y por lo tanto, más años para perder la audición”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que para 2050 una de cada diez personas va a tener pérdida auditiva. Pueden formar parte de este grupo los 1.100 millones de jóvenes de todo el mundo quienes están en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales.
La mayoría de los casos de pérdida del oído mejoran con audífonos e implantes cocleares. “Hay pruebas científicas de que oír mejor también mejora la cognición y esto, posiblemente, conlleva otras conexiones aún más importantes. Se sabe que cuando la audición mejora, disminuye el riesgo de aislamiento social y depresión, situaciones conocidas por su conexión con caídas, hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares”, añadió el Dr. Driscoll, al mismo tiempo que recomendó: “Un simple examen de la audición, seguido por las intervenciones adecuadas, puede mejorar la calidad de vida y la salud".
La pérdida de audición es un problema de salud crónica que afecta a personas de todas las edades y niveles socioeconómicos. Pero hay un caso particular que es alarmante para los especialistas: los adolescentes. Según datos arrojados por el último censo poblacional realizado en 2011, se estima que el 30% del segmento etario comprendido por púberes, adolescentes y jóvenes (entre 10 a 24 años) tendrán trastornos auditivos por exposición al ruido no laboral al llegar a la edad adulta. “La lesión inducida por los nuevos hábitos de consumo musical afecta a adolescentes y jóvenes, con el agravante de que no se consulta a tiempo”, destacó el médico referente de Med El, una empresa global de tecnología que se dedica a la investigación en el área de la pérdida auditiva.
Otro estudio de la OMS demostró que bastan ocho horas de exposición a un ruido de más de 90 decibeles para afectar a un grupo de células del oído interno y lesionarlas definitivamente. “Si tenemos en cuenta que además del hábito de escuchar música con auriculares a volúmenes demasiado elevados, esta misma población de riesgo suele asistir a recitales, concurrir a bares o boliches y, además, estudia o trabaja en grandes centros urbanos con una enorme contaminación sonora, tenemos la fórmula perfecta para favorecer la aparición de patologías auditivas que podrían prevenirse”, sintetizó Zernotti.
SEGUÍ LEYENDO: