El interés por el veganismo y las dietas basadas en vegetales se ha disparado en los últimos años. De hecho, una investigación realizada en junio último a pedido de la Unión Vegana Argentina (la ONG fundada en el año 2000) llegó al resultado de que el 9% de la población del país es vegetariano o vegano, lo que representa a más de cuatro millones de personas que basan su alimentación en principios no sólo relacionados con los alimentos, sino con una cuestión ética respecto del respeto a los animales.
Sin embargo, en muchas ocasiones, ha sido refutada por diferentes estudios, ya sea por la falta de nutrientes o por los efectos que tiene este tipo de dietas en las personas. Y es que una alimentación balanceada asegura la incorporación de distintos nutrientes al organismo. Mantener una alimentación restrictiva sin supervisión de un especialista puede llevar a consecuencias negativas sobre la salud de los adultos y afectar el desarrollo en niños y adolescentes.
De hecho, un estudio reciente realizado por la Universidad de California en una zona rural de Kenia, diseñado para evaluar el impacto de tres dietas diferentes en el desarrollo cognitivo de los escolares, se centró en cómo afecta el veganismo en el desarrollo cognitivo infantil.
La investigación se llevó a cabo en 12 escuelas con un total de 555 niños que se encontraban cursando primer grado de primaria. Así, fueron asignados al azar a una de cuatro intervenciones de alimentación: carne, leche, energía o control, es decir, la dieta que ya tenían. El estudio continuó durante siete períodos escolares (21 meses), y las pruebas cognitivas se administraron antes del comienzo de la alimentación y durante cualquier otro período de alimentación.
Los análisis revelaron que los niños que recibieron alimentos suplementarios con carne superaron significativamente a todos los demás niños. A modo de conclusión, los resultados dejaron en evidencia que la suplementación con alimentos de origen animal tiene efectos positivos en el rendimiento cognitivo de los niños de Kenia. Sin embargo, estos efectos no son equivalentes en todos los dominios del funcionamiento cognitivo, ni las diferentes formas de alimentos de origen animal producen los mismos efectos beneficiosos.
Estos hallazgos mostraron que la calidad de la dieta, en oposición a la cantidad de energía alimentaria y proteínas consumidas, fue un predictor significativo del desarrollo cognitivo y motor de los niños. “El efecto fue evidente incluso entre los niños cuyas ingestas de energía eran adecuadas, lo que sugiere que la composición de micronutrientes de los alimentos de origen animal era de importancia primordial para un desarrollo óptimo. Los alimentos de origen animal son ricos en nutrientes y proporcionan proteínas de alto valor biológico, energía, grasas y micronutrientes. La carne en particular es rica en hierro hemo, zinc, riboflavina, vitamina B-12 y otros micronutrientes esenciales para el crecimiento y la función normales, pero es baja en vitamina A y ácido fólico. La leche es una buena fuente de vitamina A, calcio, vitamina B12, riboflavina y ácido fólico, pero es baja en zinc y hierro”, dicta el estudio.
Por otro lado, un estudio realizado por especialistas del Hospital Garrahan demostró que los lactantes hijos de madres veganas o vegetarianas tienen mayor riesgo de deficiencia grave y compromiso neurológico, siendo la falta de vitamina B12 uno de los riesgos más graves en dietas que no incluyen la proteína animal.
La investigación detectó que la deficiencia de vitamina B12 es una de las complicaciones más graves de los hijos e hijas de las mujeres que siguen dietas vegetarianas y veganas sin supervisión profesional. La investigación advirtió sobre el aumento de casos de niños con problemas neurológicos relacionados a la falta de esta vitamina y su relación con el incremento de dietas veganas y vegetarianas.
¿Qué es la vitamina B12? Es una vitamina esencial que no puede ser producida por el organismo humano y que se adquiere a través de la ingesta de carne, leche, huevo y, en menor medida, legumbres. Es un factor fundamental en la transmisión de los impulsos nerviosos. En el caso de que se elija una dieta que no incluya la B12 o se coma menos de una vez por semana carne o pescado, “es fundamental suplir esta vitamina”.
Sin embargo, se destaca que las dietas vegetarianas planificadas y controladas son adecuadas para todas las etapas de la vida, que incluyen el embarazo, la lactancia, la infancia y la adolescencia, incorporando los suplementos dietarios necesarios. Aunque es necesario informar que en la población vegetariana, se estima, la deficiencia de B12 afecta al 62% de las embarazadas, al 25-86% de los niños y al 21-44% de los adolescentes.
“Las dietas vegana y vegetariana surgen como variantes, cuando por diversos motivos las carnes no son una opción dentro del menú. Para suplantar lo que aportan a la nutrición del cuerpo debemos planificar la dieta, ya que la selección de los alimentos en casos tan restrictivos resulta crucial”, sostuvo a Infobae la licenciada en Nutrición Bárbara Rodríguez, del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas.
Algo a lo que prestar atención es también la cantidad de información que circula en internet sobre alimentación vegetariana o vegana. Al respecto, la licenciada Rodríguez advirtió que no se debe uno guiar por la experiencia de los demás. “Uno tiene que entender que la dieta es personal. El trabajo asistencial del nutricionista es planificar la dieta en conjunto con la persona, evaluar su requerimiento calórico y balancear la alimentación para que no falten nutrientes. Además, en los casos en que se requiera algún suplemento, se trabajará en conjunto con un médico”, puntualizó.
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