Para las mujeres jóvenes de todo el mundo - especialmetne las menores de 45 años - el cáncer de mama es un tema serio y de alto impacto para sus vidas. Por lo que estar bien informadas resulta vital. Hay que ser contundentes respecto a la detección precoz y a los controles de rutina para tener a este mal bien sitiado. El cáncer de mama es la principal causa de muerte por cáncer en mujeres de países desarrollados y en vías de desarrollo -corresponde al 21% de las muertes por tumores malignos-.
El caso argentino no escapa a este panorama sombrío : el Observatorio Global del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que el cáncer de mama es el de mayor magnitud y frecuencia en la mujer, ya que representa el 17% de todos los tipos de cáncer en la Argentina. En nuestro país, se diagnostican más de 19.000 casos por año y mueren alrededor de 6.000 personas como consecuencia de esta enfermedad que, tratada en sus estadios iniciales, tiene posibilidades de curación en el 90% de los casos.
“El cáncer de mama es una patología que se diagnostica mayormente a partir de los 50 años, presentándose con dos picos de mayor incidencia: uno a esta edad y otro alrededor de los 71 años. Pero, desde hace tiempo, colegas y pacientes sostienen que cada vez se diagnostican más casos de cáncer de mama en mujeres jóvenes”, señaló a Infobae la doctora Verónica Sanchotena (MN114425), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM).
“Más del 10 % de los casos diagnosticados y más del 10 % de las muertes por cáncer de mama se dan en pacientes menores de 45 años. En los últimos diez años se ha detectado un aumento de los casos diagnosticados de un 2%, 5% y 8,5% en las franjas de edad de 30 a 34 años, 35 a 39 años y 40 a 44 años respectivamente”. Según las conclusiones de un estudio sobre cáncer de mama en Argentina (PROYCAM 2012), cerca del 25% de los casos de cáncer de mama se presentan por debajo de los 50 años”, afirmó Sanchotena.
Multiplicidad de causas (modernas)
“Si bien los antecedentes familiares de cáncer de mama u ovario suelen ser factores de riesgo muy importantes, el llamado cáncer de mama genético o hereditario, no es el más frecuente ya que representa sólo el 15% de todos los cánceres de mama diagnosticados, mientras que el 85% restante de los casos son lo que se denomina cáncer esporádico”, precisó a Infobae el doctor Luciano Cassab ( MN79867) miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y jefe de Mastología del Hospital Prof. Dr. César Milstein (ex Hospital Francés).
“El nivel de estrés, los factores ambientales y dietarios -en especial la calidad de la alimentación: la utilización de conservantes, estabilizantes, edulcorantes, el alto contenido de grasas y azúcares en algunos regímenes-, el consumo de alcohol y otras sustancias nocivas generan un impacto a nivel genético, cerrando el círculo de sucesos involucrados en la carcinogénesis”, explicó Sanchotena.
“La exposición prolongada a las hormonas del ovario, menarca temprana y menopausia tardía aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama, pero especialmente luego de la menopausia. No se ha podido identificar a los factores hormonales como predisponentes importantes del cáncer de mama en mujeres jóvenes”, advirtió a Infobae la doctora María Eugenia Azar (MN 80736) miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y del departamento de Mastología del Instituto Angel H. Roffo.
“Antiguamente se señalaba como uno de los factores de riesgo para cáncer de mama a la nuliparidad en contraposición a la multiparidad. Es decir, la nuliparidad es cuando una mujer no ha tenido hijos y la multiparidad cuando ha tenido varios partos. Hoy se sabe que el riesgo aumenta después de los 30 años sin haber concebido. En la actualidad, el cambio social debido a necesidades laborales, estudios, mayores oportunidades para la mujer, obligó a postergar el deseo de maternidad temprana y el consiguiente aumento del riesgo”, afirmó Cassab.
Existen también muchos compuestos químicos presentes en cosméticos, plásticos, insecticidas, detergentes, pesticidas, resinas, envases y otros productos de uso cotidiano que contaminan el medioambiente y que, incorporados al organismo, afectan su equilibrio hormonal. ”Los llamados disruptores hormonales, como parabenos, los bifenilos, los organoclorados, las diosminas, entre otros, se acumulan en la grasa pudiendo estar relacionados con el aumento del cáncer de mama. También estas sustancias tóxicas actúan modificando genes, lo que llamamos epigenética, y son causantes del aumento de la incidencia de cáncer. Estas sustancias están presentes en mucho de lo que comemos, bebemos, vestimos y respiramos. Llevar una vida lo más saludable posible es la mejor manera de protegerse”, recomendó Azar.
Según explicó Cassab “El riesgo de desarrollar cáncer de mama podría incrementarse con la ingesta de alcohol. En la actualidad, el consumo aumenta y la edad de inicio disminuyó a la franja 12 -14 años. Beber más de 450 cc de cerveza o 200 cc de vino o 50 cc de whisky por día incrementará el riesgo de 10 a 15% de desarrollar cáncer de mama. Las causas estarían dadas por el aumento de los estrógenos en sangre, hormona relacionada con los tumores de mama hormonodependientes, por la alteración del metabolismo de ácido fólico, que interviene en la reparación del ADN celular y ciertos carcinógenos como el etanol. Con respecto al consumo de drogas sintéticas, pueden ocasionar daños en el ADN que induzcan a la producción de ciertos tumores, aunque el consumo de cannabis medicinal tendría efectos protectores”.
Detección temprana y prevención, dos ideas centrales
Es muy importante la realización del autoexamen, una herramienta útil que permite un mejor conocimiento de las mamas, lo que contribuye al diagnóstico, ya que un gran porcentaje de los casos llegan a la consulta por la palpación de un bulto. Por supuesto que este recurso no reemplaza a la consulta médica, ni a los estudios. “Las lesiones palpables suelen tener al menos 1 cm de diámetro, lo cual significa que la enfermedad no se encuentra en sus estadios iniciales. Es por eso que ante la aparición inesperada de un nódulo o bulto, secreción de sangre por pezón, cambios en el color de la piel, enrojecimiento de la mama, alteraciones en la forma como retracciones u hoyuelos, aparición de ganglios en las axilas o cualquier otro signo fuera de lo común, se consulte al mastólogo para su estudio y control”, alertó Cassab.
En mujeres con antecedentes de primer grado (madre, hermana o hija con cáncer de mama) se recomienda realizar el primer control diez años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano, que por lo general es a los 30 años. “A los controles habituales como la mamografía y la ecografía, se les agrega una resonancia nuclear magnética mamaria -también de forma anual- y se aconseja la consulta con el especialista cada seis meses", remarcó la doctora Azar.
En mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares, la Sociedad Argentina de Mastología, recomienda efectuar una mamografía de base a los 35 años, y luego, a partir de los 40 años, una mamografía y ecografía mamaria de forma anual. Ante un diagnóstico de cáncer de mama antes de los 40 años, los tratamientos disponibles no difieren de los tratamientos indicados para una mayor edad.
“En conclusión, la investigación realizada parecería determinar que, efectivamente, la incidencia de cáncer de mama en mujeres jóvenes se encontraría en aumento (al igual que en las demás franjas etarias). Por lo tanto, es imperativo adecuar nuestra atención multidisciplinaria en salud a tal demanda, ya que el manejo de este tipo de pacientes supone un desafío no solo diagnóstico sino también terapéutico -preservación de la fertilidad, manejo de perfiles patológicos de mayor agresividad así como de los esquemas de tratamiento, entre otros-. También es fundamental la adherencia de las distintas instituciones públicas y privadas a los registros nacionales existentes para llevar a cabo diagnósticos situacionales regionales en todo el país y adecuar así la distribución de los recursos humanos y materiales necesarios para enfrentarlos”, concluyó a Infobae Sanchotena.
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