La contaminación del aire se produce por la combinación de la mezcla de partículas sólidas y gases en el aire. Así, por ejemplo, las emisiones contaminantes provenientes de los automóviles, los compuestos químicos de las fábricas, el polvo, el polen y las esporas de moho pueden estar suspendidas como partículas y causar un grave daño en la salud de una persona.
Muchos de contaminantes del aire son tóxicos y su inhalación puede aumentar las posibilidades de tener problemas de salud. Las personas con enfermedades del corazón o de pulmón, los adultos de más edad y los niños tienen mayor riesgo de tener problemas por la contaminación del aire.
Se calcula que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire con altos niveles de contaminación, tanto en zonas urbanas como rurales. Sin embargo, la afectación es desigual: casi el 92% de las muertes relacionadas con la polución suceden en países de escaso desarrollo económico y social.
Sobre éstos últimos, la Organización Mundial de la Salud advirtió recientemente: “Unos 1800 millones de niños respiran a diario un aire tóxico que puede causarles graves trastornos en su salud y desarrollo”.
“En este momento, más del noventa y tres por ciento de los niños del mundo están respirando un aire que es completamente tóxico y esto está afectando de una manera dramática su salud”, dijo la doctora María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Determinantes Ambientales de la OMS en la presentación de un importante estudio en Ginebra.
La OMS alertó que, en casos extremos de polución, ésta puede llegar a ser mortal: 600.000 niños menores de quince años murieron a causa de infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores causadas por el aire contaminado el año 2016.
Según indicó Neira, otra de las importantes consecuencias de la contaminación se produce en las mujeres embarazadas ya que sufren un mayor riesgo de dar a luz prematuramente y tener hijos con tallas y peso inferiores a los normales.
“Además, una exposición al aire contaminado durante la gestación o después de ella, va a provocar que el cerebro del niño no se desarrolle de la manera que hubiera debido desarrollarse. Que haya un problema en el desarrollo, de las capacidades cognitivas y que ese niño tenga un pequeño retraso en su desarrollo neurológico", resaltó la especialista, que agregó que además de afectar el desarrollo neurológico y la capacidad cognitiva, puede desencadenar asma y cáncer infantil y aumentar el riesgo de contraer enfermedades crónicas como las cardiovasculares.
Del estudio se desprende que los niños son especialmente vulnerables a los efectos de la polución ya que su ritmo respiratorio es más acelerado que el de los adultos y, por tanto, absorben más agentes contaminantes y a edad más temprana.
Además, los recién nacidos y los niños pequeños también son más susceptibles a la contaminación del aire en los hogares que utilizan regularmente combustibles y tecnologías contaminantes para cocinar, calentar e iluminar, como por ejemplo las estufas a leña o a gasoil.
Una situación imperdonable
Las partículas contenidas en el aire contaminado causan problemas cardiovasculares, enfermedades respiratorias, accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón, entre otras. Además, resulta muy peligroso para aquellas mujeres embarazadas. En Argentina, cerca de 15 mil muertes por año tienen como causa la polución atmosférica. La OMS señala que 85 chicos mueren anualmente producto de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire.
“Queremos que los 7 millones de muertes que ocurren cada año en el mundo relacionadas con la exposición a la contaminación del aire se acaben. Desde la OMS consideramos esta situación inaceptable, y por eso llamamos a todos los participantes a encontrar soluciones, que las hay, y a ponerlas en marcha", enfatizó Neira en las conclusiones del informe.
Entre las diversas formas que apoya la OMS para conseguirlo destaca el acelerar la transición a combustibles y tecnologías limpios para las cocinas y calefacciones, promover el uso de un transporte más ecológico, construir viviendas energéticamente eficientes e implementar una planificación urbana.
Este grave problema ambiental no solamente implica un problema en la salud de las personas sino también un importante desajuste económico. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) analizó que para el año 2060 la polución atmosférica podría costarle al mundo el 1% de su PBI en concepto de enfermedades, costos médicos y disminución de la actividad económica.
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