Los números no mienten: el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad.
Los datos, provenientes de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) realizada en el país, confirman el avance de la epidemia, si se considera que la obesidad alcanza hoy a un cuarto de la población y aumentó desde 2005 casi 11 puntos porcentuales.
Los resultados del relevamiento a nivel nacional no hicieron más que reafirmar la preocupante propensión de los argentinos hacia la obesidad, el sobrepeso, el tabaquismo y la diabetes, entre otras patologías responsables de la mayoría de las enfermedades no transmisibles que -se sabe- son una de las principales preocupaciones en materia de salud pública en el mundo.
La indicación en todos los casos, en las drogas de largo plazo, es para su uso en personas con 27 de IMC asociado a comorbilidades, o IMC de 30 o más, que ya es considerado obesidad
En este contexto, y luego de 20 años desde la última vez que se había aprobado en el país un tratamiento de prescripción médica para bajar de peso, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó en el último año dos medicamentos antiobesidad: Liraglutida, un fármaco inyectable para el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso asociado a comorbilidades, en septiembre pasado y Naltreva, la combinación de dos drogas para tratar de forma segura y eficaz la obesidad, la semana pasada.
"Los únicos tres fármacos aprobados en la Argentina para uso crónico en pacientes con obesidad son Orlistat, Liraglutida y el recientemente aprobado Naltreva". La médica especialista en Nutrición Mónica Katz (MN 60164) explicó a Infobae que, "además existen medicamentos autorizados por Anmat para su uso en no más de 12 semanas".
Y tras destacar que "la indicación en todos los casos, en las drogas de largo plazo, es para su uso en personas con 27 de IMC con alguna enfermedad, es decir si tienen hipertensión, diabetes, artrosis de rodilla, de columna, hígado graso, apnea del sueño, o alguna patología asociada al hecho de tener sobrepeso; o directamente en gente con 30 de IMC, que ya es considerado obesidad", la presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) aclaró: "En todos los casos Anmat las aprueba para su uso bajo prescripción médica; es decir un profesional la indica y la persona la compra en la farmacia con receta".
"Orlistat es un inhibidor de las lipasas intestinales y lo que genera es una absorción disminuida de las grasas que se ingieren", detalló Katz, quien ahondó que "el 30% de las grasas que se ingieren no se absorben por la inhibición que genera esta droga, que se indica por vía oral".
Liraglutida, que fue aprobada el año pasado por Anmat y es inyectable (de una aplicación diaria), se trata de un análogo del GLP-1, una hormona que el organismo libera en el intestino después de comer, que en dosis más bajas ya se usaba para el tratamiento de la diabetes y ahora se descubrió que actúa sobre los receptores del cerebro que controlan el apetito y la saciedad, lo que resulta en una menor ingesta de alimentos y la consecuente pérdida de peso.
Se dice que es un medicamento análogo porque imita en un porcentaje muy alto a una sustancia que habitualmente libera el intestino después de las comidas y es lo que produce la saciación y saciedad.
"Liraglutida es un análogo GLP1, una hormona que se libera en el intestino en respuesta a la comida y da saciedad; y además esta droga mejora el metabolismo de la glucemia", explicó Katz, quien puntualizó que el fármaco "llega a zonas del cerebro que tienen que ver con la autorregulación, con lo cual, su mecanismo central es mejorar la saciedad".
Naltreva, que es el último fármaco aprobado, es una combinación de dos drogas. "Combina Naltrexona, utilizada para dejar el alcohol y Bupropión que, en diferentes concentraciones y en una formulación diferente se utiliza para dejar de fumar", puntualizó Katz, quien detalló que la indicación del medicamento es "cuatro comprimidos al día, por vía oral, en dosis progresivamente más altas".
"La ventaja que tiene esta nueva combinación es que trabaja sobre la compulsión, es decir no sólo cuando el paciente come mucho, sino también en distintos momentos del día en el cual ocurren las reacciones compulsivas hacia la comida, principalmente hacia los dulces y los hidratos de carbono -ahondó Katz-. Es la asociación de dos fármacos cuya trayectoria en el mercado es de más de 20 años y que al conjugarse potencian sus beneficios y marcan un avance conceptual sin precedentes".
La obesidad es una de las mayores problemáticas a la que se enfrenta la sociedad en el siglo XXI. Y en la Argentina y en todo el mundo es definida como un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa; y un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización.
Así las cosas, Katz aclaró que "los tres medicamentos deben prescribirse siempre con cambios de estilo de vida; no funcionan solos". Y profundizó: "La persona tiene que hacer ejercicio (básicamente 10 mil pasos por día y agregar lo que se pueda: gimnasio un deporte, bicicleta), seguir una alimentación saludable, no una dieta restrictiva pero sí un plan alimentario lógico y por supuesto trabajar en la gestión de las emociones y el estrés". "Con esos tres elementos, recién ahí se prescribe cualquiera de los fármacos, y será uno u otro según la necesidad del paciente. Siempre en el marco del cambio en el estilo de vida", destacó.
La obesidad es una enfermedad crónica y como tal requiere tratamiento a largo plazo
Tras asegurar que "siempre cuando se indica un fármaco hay que evaluar el perfil de seguridad y eficacia; es decir que sea seguro para el paciente y que sea eficaz a la vez", la especialista consideró que "de los tres que se usan para pacientes crónicos (la obesidad es una enfermedad crónica) el menos eficaz es el Orlistat". E insistió: "No hay pastilla ni inyección mágica".
En ese sentido, consultada sobre la posibilidad de sufrir el tan temido "efecto rebote", la médica especialista en obesidad Ana Cappelletti (MN 76.523) precisó: "La obesidad es una enfermedad crónica y como tal requiere tratamiento a largo plazo; la toma de un fármaco antiobesidad por un corto tiempo es equivalente a pensar en una dieta que empieza y termina". Y agregó: "Si el paciente tuviera otro tipo de enfermedad crónica, como por ejemplo hipertensión, sería impensable que reciba medicación por un corto plazo y lo mismo ocurre con los fármacos antiobesidad".
La secretaria de la SAN hizo hincapié en que "cada vez que uno de los pilares del tratamiento se 'afloja' (el paciente deja de hacer actividad física, abandona la dieta, o deja de tomar el medicamento) es esperable que exista una recuperación del peso".
"Por tratarse de un psicotrópico, es decir de un medicamento de venta de bajo receta archivada, las indicaciones de Naltreva, como las de cualquier otro medicamento en realidad, deben ser evaluadas en cada caso particular -agregó Cappelletti sobre las contraindicaciones del fármaco-. Específicamente en pacientes con hipertensión no controlada, enfermedades cardiovasculares y enfermedades psiquiátricas o adicciones, que deberán ser evaluados de manera especial".
Y tras asegurar que "cada persona con sobrepeso u obesidad debe ser evaluada de manera individual y tratada de acuerdo a sus particularidades", la especialista aspiró a que "en el futuro haya más opciones medicamentosas e incluso la posibilidad de combinar fármacos como pasa en otras patologías".
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