Al Chagas se la llama la enfermedad de la pobreza, porque hay una relación estrella entre los que menos tienen y los contagiados por la vinchuca, vector transmisor de este mal.
Y, según los últimos datos del Indec, la pobreza alcanza al 32% de la población, lo que representa a casi 13 millones de personas. Este contexto de vulnerabilidad resulta un medio propicio para la proliferación de diversas enfermedades como el Chagas, una afección inflamatoria e infecciosa causada por el parásito Trypanosoma cruzi, capaz de producir insuficiencia cardíaca y trastornos digestivos graves.
Se estima que el Chagas afecta en la actualidad a casi 1.600.000 argentinos y que cuatro bebés por día nacen con esta infección. Alrededor de 7 millones de habitantes en el país están en riesgo de contraer la enfermedad.
"A pesar de que el Chagas era típicamente una infección de las zonas rurales, asociada con la pobreza y la precariedad de las viviendas, el deterioro socioeconómico ha contribuido a que la enfermedad se urbanice y aproximadamente el 60% de los pacientes con reacciones positivas para Chagas viven en las grandes urbes", explicó a Infobae el doctor Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
Por eso -según el experto- uno de los desafíos actuales en materia de sanidad es reducir las tasas de Chagas. Con ese propósito, la Fundación Mundo Sano lanzó recientemente la campaña #NingúnBebéconChagas, que busca concientizar acerca de esta enfermedad "olvidada" y llama a la acción para trabajar en los próximos 10 años por un futuro con menos Chagas, evitando el contagio de los niños.
Hoy, 14 de abril se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Chagas, una enfermedad infecciosa que aún constituye un grave problema de salud pública en muchos países de América latina.
"La prevalencia de la enfermedad se ubica, en especial, en el centro norte del país y una buena parte de Latinoamérica, donde la transmisión se produce principalmente por medio de la vinchuca. Dado que la vinchuca es la principal vía de contagio del Mal de Chagas, lo más importante es evitar su existencia en las viviendas y sus alrededores. Pero también existe otra vía de contagio que ocurre durante el embarazo, cuando la madre infectada la transmite al bebé", remarcó Tartaglione.
Y agregó: "El diagnóstico y tratamiento tempranos son fundamentales para garantizar una mejor calidad de vida, tanto para las mujeres como para sus bebés, ya que si se realiza un diagnóstico temprano y se brinda tratamiento a las mujeres en edad fértil antes de quedar embarazadas, o si se detecta durante el embarazo y luego se trata al recién nacido, se evitará el riesgo de transmisión y que la enfermedad prospere hasta producir sus graves consecuencias".
En la Argentina, más de 1.300 niños nacen con la infección que causa la enfermedad de Chagas, pero sólo el 50% son diagnosticados porque no les realizan los testeos a tiempo y se pierden oportunidades para la cura, según informan desde el Servicio de Parasitología y Enfermedad de Chagas del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
El diagnóstico del Mal de Chagas se hace a partir de pruebas de sangre en una instancia inicial y, si se detecta infección, se indican estudios de imágenes, quien destaca que tanto las pruebas diagnósticas como el tratamiento son gratuitos en todos los hospitales y centros de salud del país.
¿Cómo se transmite?
La vía de contagio más frecuente es la vectorial, a través de la picadura de la vinchuca infectada con los parásitos del Chagas. "Estos insectos habitan en casas de barro o arcilla, en las grietas de los pisos, las paredes o los techos. Una vez que la vinchuca pica a una persona para alimentarse de su sangre, defeca y deposita parásitos en la piel que, frente a la acción de rascarse, se introducen en el cuerpo del paciente", precisó a Infobae la doctora Valeria El Haj, Directora Médica de Vittal.
Otras dos vías de transmisión, aunque muy poco habituales en nuestro país gracias a los controles que se implementan, son: la vía congénita, por transmisión de madre a hijo durante el embarazo, y la vía transfusional (transfusión de sangre o trasplante de órganos).
"Las fases de la enfermedad comprenden una primera etapa que comienza poco después de que el paciente se infecta y dura entre 15 y 60 días. En la mayoría de los casos no hay manifestación clínica pero en otros puede haber síntomas inespecíficos como fiebre, diarrea, dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, vómitos, falta de apetito y malestar general, inflamación de la piel en el lugar por donde ingresó la infección y, si la picadura fue cerca del ojo y la persona se lo frota, puede manifestarse como ojo en compota", destacó la profesional.
La segunda fase se da al cabo de 20 o 30 años y puede afectar al corazón y, en menor medida, al sistema digestivo y nervioso, provocando distintos grados de invalidez e inclusive la muerte si no es tratada a tiempo con la medicación adecuada.
"El tratamiento indicado para los recién nacidos y hasta los 19 años de edad es un fármaco llamado Benznidazol (antiparasitario). En personas de más de 20 años, el médico decidirá qué medicamentos utilizar o si es conveniente mantener al paciente bajo controles periódicos, con realización de estudios. En caso de aparición de síntomas o alteraciones en los estudios, se recomendará utilizar fármacos para el tratamiento de las arritmias o de la insuficiencia cardíaca", indicó el doctor Tartaglione.
Y concluyó: "Cabe destacar que la mejor forma de proteger a la población del Chagas es garantizando una vivienda digna, educación sanitaria y fumigación periódica, con control epidemiológico. Es imperativo que actuemos para evitar que esta enfermedad, desatendida por el Estado durante muchos años, ahora sea olvidada".
En la Argentina funciona un programa nacional contra el Chagas, basado en la capacitación de equipos técnicos para optimizar el control, incrementar la vigilancia permanente y lograr un diagnóstico y tratamiento oportunos de los infectados para disminuir la morbimortalidad y su impacto socioeconómico.
Según un informe de la OPS (Organización Panamericana de la Salud) del año 2015, en nuestro país habría 7.300.000 personas expuestas, de las cuales 1.505.235 estarían infectadas y, de ese segmento, 376.309 presentarían cardiopatías de origen chagásico.
Acciones preventivas para lograr la erradicación:
· Revisar frecuentemente las viviendas y sus alrededores. Las vinchucas dejan manchas de materia fecal en las paredes que son claramente identificables.
· Ventilar las camas y los catres.
· Limpiar detrás de muebles y objetos colgados de las paredes.
· Mover y revisar objetos amontonados lo más frecuentemente posible.
· Evitar que los animales (perros, gatos, chanchos, gallinas, etc.) duerman dentro de la casa.
· Construir gallineros y corrales lejos de la casa.
· Tapar las grietas y los agujeros de las paredes y techos, para alisar dichas superficies.
Finalmente, con el fin de optimizar los controles a quienes viven en zonas endémicas, se les pide que si encuentran vinchucas intenten agarrarlas con un guante, con cuidado de no aplastarlas, y que las transporten en un frasco o bolsa con ventilación a la autoridad municipal para solicitar el rociado de la vivienda y permitir el análisis del insecto.
Luego del procedimiento de rociado, las vinchucas y ninfas muertas caerán al piso, pero los parásitos pueden permanecer vivos durante algunos días, por lo cual es fundamental barrer, quemar o enterrar a las vinchucas muertas para no ser aplastadas o pisadas y contagiar así a personas o animales.
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