Cáncer y maternidad: lo que hay que saber para preservar la fertilidad

Si bien cada caso es único, en reglas generales, cuando una mujer recibe el diagnóstico de esta enfermedad antes de haber sido madre previo al tratamiento oncológico se debe tomar la decisión de resguardar su capacidad reproductiva de los efectos de la quimio y radioterapia. Cuáles son las alternativas

La ciencia ofrece la posibilidad de criopreservar óvulos para su donación en bancos (Shutterstock)

El 4 de febrero se conmemora el Día Mundial de Lucha contra el Cáncer, una fecha impulsada por organizaciones internacionales que tiene por objetivo promover la concientización sobre la importancia de la prevención, la detección temprana y los controles y cuidados necesarios para incrementar la tasa de curación y supervivencia.

En la Argentina, la incidencia de enfermedades oncológicas es media-alta, con 217 casos nuevos por año cada 100 mil habitantes, según datos de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer.

En este contexto, conocer la influencia del cáncer en la fertilidad será clave para que quienes atraviesen una patología de este tipo y quieran convertirse en padres, conozcan las alternativas disponibles.

“En primer lugar, hay que destacar que cada cuadro es único y particular, pero como regla general, podemos afirmar que es posible convertirse en madre luego de una enfermedad oncológica”. Según el médico especialista en fertilidad Fernando Neuspiller, “en pacientes en edad reproductiva, preservar la fertilidad es una de las primeras decisiones que se deben tomar frente a un diagnóstico de cáncer”.

El director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) Buenos Aires, destacó que "se debe abordar con un especialista la posibilidad de infertilidad previo al inicio del tratamiento oncológico (quimioterapia, radioterapia y/o cirugía) y otorgarle toda la información para que pueda tomar una decisión respecto a su futuro".

Existen diversas opciones que permiten preservar la fertilidad, entre las que la vitrificación suele ser la más recomendada, siempre luego de una interconsulta y la aprobación del equipo oncológico.

La técnica de vitrificación consiste en la estimulación ovárica con medicación, que puede iniciarse en cualquier momento del ciclo de la mujer, para luego aspirar los ovocitos que entrarán en un proceso de solidificación en el que serán tratados con una sustancia crioprotectora y sumergidos en nitrógeno líquido a una temperatura de -196°C -comenzó a explicar Neuspiller-. A diferencia de la congelación tradicional, no se forman cristales de hielo que puedan dañar al óvulo y todo el procedimiento se lleva a cabo solamente entre 10 y 12 días. Luego, una vez que la paciente haya finalizado su tratamiento oncológico y sea dada de alta, puede comenzar con el tratamiento de reproducción asistida haciendo uso de sus óvulos obtenidos previamente”.

La técnica de vitrificación utiliza nitrógeno líquido a una temperatura de -196°C (Getty Images)

Los varones también pueden tener complicaciones sobre su capacidad reproductiva, por ejemplo, al recibir radiación sobre la próstata o los testículos, o si deben someterse a una cirugía de extracción de uno o ambos testículos (orquiectomía). Por eso, es recomendable consultar con un especialista en fertilidad y analizar la conveniencia de congelar semen. "El método sugerido para esto es la crioconservación, que consiste en la congelación de semen para conservar muestras de espermatozoides procedentes tanto del eyaculado como del testículo o epidídimo, manteniéndolas a muy bajas temperaturas hasta su descongelamiento. Este procedimiento debe hacerse tan pronto como sea posible de forma coordinada entre las unidades de oncología y reproducción asistida", detalló el especialista.

“La mejora de los tratamientos oncológicos, así como la eficacia de los programas de diagnóstico precoz consiguieron que las tasas de curación y supervivencia de algunos tumores aumenten considerablemente. En sintonía con este panorama, el desafío de los especialistas es darles mayor preponderancia a los efectos secundarios de los tratamientos de quimio y radioterapia, priorizando especialmente la función ovárica y el mantenimiento de la fertilidad”, concluyó Neuspiller.

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