El embarazo es una situación fisiológica en la cual el organismo pone determinados mecanismos en funcionamiento. Toda embarazada tiene cambios cardiovasculares independientemente de su edad y de sus enfermedades de base. Así, se produce un aumento del gasto cardíaco, es decir, del trabajo que realiza el corazón para expulsar un volumen de sangre adecuado a las necesidades del organismo mediante el aumento de la frecuencia cardíaca durante todo el embarazo y del volumen de sangre expulsado en cada latido. Otro cambio importante es el que se da con la presión arterial, que según esta adaptación cardiovascular al embarazo, va a descender en las primeras 20 semanas de gestación y luego intentará subir a los valores semejantes a los que tenía esta mamá antes del embarazo.
La semana 20 de gestación, entonces, es un punto importante para los cardiólogos ya que es donde comienzan a subir las presiones y pueden empezar a manifestarse problemas. Por este motivo, los especialistas recomiendan la realización de un chequeo cardiológico desde el inicio del embarazo, no sólo para controlar la presión sino también para advertir la presencia de alguna cardiopatía ignorada hasta ese momento. A su vez, remarcan la importancia del seguimiento cardiológico a lo largo de la vida de aquellas mujeres que tuvieron trastornos hipertensivos.
La presión arterial desciende durante las primeras 20 semanas de gestación y luego intentará subir a los valores semejantes a los que tenía esta mamá antes del embarazo
Este es uno de los temas que se abordaron durante la 44° edición del Congreso Argentino de Cardiología, organizado por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), que tuvo lugar en Buenos Aires del 18 al 20 de octubre y que es considerada la reunión científica más importante de habla hispana en el área cardiovascular y la cuarta en relevancia a nivel internacional.
"A partir de la semana 20 el gasto cardíaco se duplica, la frecuencia cardíaca se eleva y la presión empieza a subir, entonces este puede ser el momento donde las cardiopatías comienzan a hacerse evidentes", indicó la médica de planta del Hospital de Clínicas José de San Martín Analía Aquieri.
Según explicó la especialista de la División Cardiología, por un lado está el grupo de mujeres que tienen enfermedades del corazón previas al embarazo; este es el caso de quienes nacieron con una cardiopatía pero que, gracias a los avances científicos y de las técnicas quirúrgicas, llegan a la adultez en buen estado y pueden quedar embarazadas. "Por otro lado, cada vez se ven más frecuentemente pacientes hipertensas crónicas que se embarazan; esto ocurre porque se puede llegar a la maternidad a edades mayores, entre 40 y 45 años".
Como son más grandes estas mujeres, tienen mayor riesgo de presentar diabetes, obesidad o tener colesterol alto. Además, generalmente no hacen actividad física y no siguen una dieta sana o fuman más, todo esto hace que tengan mayor probabilidad de presentar hipertensión en el embarazo.
"Los trastornos hipertensivos del embarazo son la tercera causa de muerte materna en el país, se sabe que aumenta mucho la mortalidad y morbilidad tanto materna como fetal. Hasta 2009 los datos locales mostraban que la incidencia de estos trastornos en los embarazos era del 13% y en los últimos años superan los 16% aproximadamente. El aumento es debido a la edad avanzada de la madre, lo que generalmente va de la mano con mayores niveles de obesidad, diabetes, colesterol elevado, falta de actividad física y de dietas sanas -profundizó Aquieri-. Hoy a los 45 años con un tratamiento de fertilidad una mujer puede quedar embarazada, pero el riesgo cardiovascular es mucho mayor que a los 23 años. Hay más factores de riesgo cardiovascular a esa edad y esto hace posible que la mamá tenga más complicaciones durante su embarazo".
Datos oficiales hasta 2010 muestran que los trastornos hipertensivos complican alrededor del 10% de los embarazos
Durante el embarazo, una mujer puede desencadenar una enfermedad llamada preeclampsia, que afecta a todos los órganos maternos. Puede manifestarse con presión elevada, como también con convulsiones, edemas, proteinuria (pérdida de proteínas en la orina), según su gravedad. Esta entidad tiene en común con la enfermedad cardiovascular la presencia del daño en la pared de los vasos sanguíneos; dicha alteración es la responsable del aumento del riesgo cardiovascular a lo largo de su vida.
Datos oficiales hasta 2010 muestran que los trastornos hipertensivos complican alrededor del 10% de los embarazos. Sus formas severas, la preeclampsia y eclampsia, representan alrededor del 4,4% de todos los nacimientos.
"Aquellas mujeres que durante el embarazo sufren de hipertensión, eclampsia o preeclampsia, incrementan varias veces el riesgo de tener problemas cardiovasculares en la edad adulta mayor. Es por este motivo que deben tener un seguimiento más cuidado desde el punto de vista cardiológico, para evitar que con el paso de los años aparezcan eventos como puede ser angina inestable, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular. Algo similar se observa con la diabetes gestacional (diabetes que aparece durante el embarazo), ya que también tienen más posibilidad de desarrollar problemas cardiovasculares en el futuro", manifestó por su parte la médica cardióloga Lucía Kazelian, integrante del Grupo Corazón y Mujer de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Durante la consulta cardiológica se deben recabar datos de cómo fue en su embarazo, porque ese dato arroja la posibilidad de desarrollar factores de riesgo cardiovascular. "Siempre hay que preguntarle si tuvo hijos y cómo fueron los embarazos, porque si tuvo alguna de las complicaciones mencionadas (hipertensión, preeclampsia, diabetes) hay que realizar un seguimiento más frecuente en búsqueda de la aparición de factores de riesgo para su tratamiento, distinto de la mujer que cursó embarazos normales", remarcó Kazelian.
Según datos de la Secretaría de Salud de la Nación, en 2016 las enfermedades del sistema circulatorio fueron responsables de una de cada tres muertes de mujeres en el país. Dentro de ese grupo, las causas más frecuentes fueron insuficiencia cardíaca (28,5%), ACV (21,2%) e isquemia (19%). Las enfermedades hipertensivas representaron el 9,9% de los casos.
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