El "mapa genético" de la placenta para prevenir la transmisión del Chagas de madre a hijo

Un equipo de científicos de Argentina, Chile y Uruguay busca facilitar el desarrollo de intervenciones que reduzcan el riesgo de contagio intrauterino de este mal, un problema en el 40% de los nuevos casos identificados

La principal forma de transmisión del Chagas sigue siendo el contacto con la vinchuca, el insecto que porta el parásito. Pero en un 40% se contagia por transmisión perinatal, es decir, durante el embarazo o en el momento del parto.

En la Argentina, más de 1.300 niños nacen con la infección que causa la enfermedad de Chagas, pero sólo el 50% son diagnosticados porque no les realizan los testeos a tiempo y se pierden oportunidades para la cura, según informan desde el Servicio de Parasitología y Enfermedad de Chagas del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

El Chagas es una enfermedad asintomática que debe ser detectada antes o durante el embarazo

Pese a que en la Argentina el estudio para detectar la enfermedad en la madre embarazada es obligatorio, en muchas localidades no se realiza, o por falta de seguimiento posterior y ausencia de controles, se estima que luego del parto se detecta apenas uno de cada tres niños que contrajeron Chagas por esta vía, advierten desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Ahora, científicos de Argentina, Chile y Uruguay, alertados por este dato, lograron crear un "mapa genético" de la respuesta que la placenta realiza ante la presencia del parásito de la enfermedad de Chagas, lo que podría inspirar el desarrollo de futuras terapias para evitar el contagio intrauterino del bebé.

El estudio crea un “mapa genético” de la respuesta que la placenta realiza ante la presencia del parásito de la enfermedad de Chagas

"Conocer la respuesta de la placenta ante la presencia del parásito, Trypanosoma cruzi, permitirá en el futuro diseñar estrategias terapéuticas así como tener marcadores que podrían eventualmente predecir si el bebé se infecta o no. Actualmente las drogas disponibles para el tratamiento de la enfermedad de Chagas no son recomendadas para el tratamiento de la madre embarazada, ya que son dañinas para el feto", afirmó la autora del avance, la doctora Ulrike Kemmerling, directora del Programa de Anatomía y Biología del Desarrollo del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en Santiago.

Del trabajo también participaron científicos de los laboratorios de Carlos Robello, del Instituto Pasteur y de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, en Montevideo; y de Alejandro Schijman, del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular "Dr. Héctor Torres" (INGEBI), que depende del CONICET y de la UBA.

La doctora Ulrike Kemmerling (centro), directora del Programa de Anatomía y Biología del Desarrollo del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y dos integrantes de su grupo, Christian Castillo e Ileana Carrillo

En el estudio, publicado en la revista Parasites & Vectors, los científicos incubaron "explantes" de placenta humana: fragmentos de tejido que cultivaron en un medio artificial con diferentes concentraciones del parásito durante 2 y 24 horas. En cada condición experimental, y mediante tecnología de punta, evaluaron los cambios de expresión génica (activaciones o "apagados") de más de 26 mil genes.

Se calcula que un bebé de una madre con Chagas tiene entre el 2% y el 8 % de posibilidades de contraer la infección durante el embarazo y el parto. Distintas estimaciones refieren que nacen por año en nuestro país entre 1.000 y 1.300 niños con Chagas, pero solo se logra diagnosticar y tratar a un tercio de ellos.

El ciclo del mal de Chagas

"Esta circunstancia no solo representa un problema de salud pública por omisión de un diagnóstico que debería ser muy sencillo, sobre todo conociendo el universo de madres ya detectadas, sino que produce a largo plazo una afectación de la salud de los infectados y una potencial ampliación en la cadena de contagio, a punto de partida de las niñas afectadas, que luego tendrán hijos con la enfermedad", remarcó a Infobae la doctora Elizabeth Bogdanowicz, infectóloga pediatra, secretaria del Comité de Infectología Pediátrica de la SAP.

Una batalla dentro del cuerpo

"El proceso tiene la dinámica de una batalla. Estudios previos de nuestro laboratorio demostraron que, por una parte, el parásito intenta romper la barrera placentaria y que, por otro lado, la placenta cuenta con mecanismos para impedir el avance del parásito", puntualizó Kemmerling.

La vinchuca es el vector transmisor de la enfermedad (iStock)

El análisis logró describir que esa "disputa" se refleja en cambios en la actividad de algunos genes, como CXCL9, TLR-7, LBP y CD14, que están implicados en la respuesta inmune, remodelación y reparación del órgano cuando enfrenta la agresión del Trypanosoma cruzi.

La infección es causada por un parásito, el Trypanosoma cruzii, y generalmente no da síntomas. Se transmite por diferentes vías. Por la picadura de la vinchuca infectada con los parásitos, por transfusión de sangre contaminada, o por la transmisión de madre a hijo durante el embarazo (que se llama transmisión congénita).

Observar el comportamiento de la placenta y elaborar su mapa genético podría prevenir miles de casos de Chagas

En el país, se estima que hay más de 1,5 millón de infectados con el parásito que causa Chagas, una de las 20 enfermedades más desatendidas del planeta según la OMS.

Kemmerling, Robello y Schijman coincidieron en que los resultados del flamante estudio se pueden extrapolar a la situación que acontece durante la transmisión de madre a hijo. "La novedad de nuestro estudio está dada por el hecho de que trabajamos con explantes de placenta humana, un modelo más complejo que aporta mejor información de la que los modelos animales y las células en cultivo suelen arrojar", enfatizó la científica chilena.

El doctor Carlos Robello, investigador del Instituto Pasteur y de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, en Montevideo

Aún no se sabe por qué en algunos casos los bebés nacen sin evidencia de una infección con Trypanosoma cruzi pese a que sus madres están infectadas. De acuerdo con Schijman, quien también es investigador del CONICET, entre los factores que influyen podrían citarse la carga parasitaria, la cepa del agente y las características genéticas e inmunológicas de la mujer gestante.

"Es preciso seguir investigando cómo se comporta la infección durante el embarazo a fin de diseñar estrategias que eviten que los bebés se contagien", puntualizó.

Rutas metabólicas y genéticas

Otro estudio – publicado en junio pasado en la revista American Journal of Pathology – que fue liderado por Schijman, y cuya primera autora es Natalia Juiz, también del INGEBI, se describen diferencias genéticas y proteicas tras comparar análisis de muestras de placenta de mujeres infectadas y sanas. "Este trabajo, que evidenció una serie de rutas metabólicas y familias de genes de expresión diferencial ante la infección, complementa el trabajo hecho en explantes ex vivo", afirmó Schijman.

El doctor Alejandro Schijman, del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular “Dr. Héctor Torres” (INGEBI), que depende del CONICET y de la UBA, y Natalia Juiz, integrante de su grupo

Los autores del estudio planean seguir analizando algunas de las respuestas de la placenta ante la infección para que, en el futuro, se puedan utilizar como blancos terapéuticos y biomarcadores de pronóstico de la transmisión congénita.

De la investigación regional también participaron Christian Castillo e Ileana Carrillo, de la Universidad de Chile; Gabriela Libisch, del Instituto Pasteur de Montevideo; y Natalia Juiz, del INGEBI.

Y fue financiado parcialmente por el subsidio internacional "ERANET-LAC HD 328" que apoya la cooperación científica entre países de la Unión Europea y América Latina y el subsidio REDES 130118 de CONICYT que financió la cooperación entre los laboratorios de Uruguay y Chile.

Con información de la Agencia CyTA-Fundación Leloir

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