La repentina internación de ayer por la noche en una clínica porteña del ministro de Economía, Nicolás Dujovne, por un cuadro de fuerte dolor abdominal y torácico reavivó una serie de preguntas que rodean desde hace tiempo a los hombres y mujeres que ejercen cargos de envergadura en el ámbito de la política: ¿El poder enferma? ¿El poder envejece?
Lo cierto es que el cuerpo termina siendo una caja de resonancia casi perfecta de aquellos quienes detentan y ejercen algún grado de poder. El paso del tiempo sometido a "fuertes dosis" de estrés cotidiano puede ser un depredador natural de la salud y puede acelerar cualquier deterioro.
Los ejemplos recientes sobran. Es conocido el cambio de aspecto del flaco y joven Barack Obama cuando asumió la presidencia de los Estados Unidos en 2009 y su aspecto luego de dejar la Casa Blanca ocho años más tarde. Algo parecido ocurre con el actual presidente Mauricio Macri, a quien se lo vio algo más demacrado al anunciar la renegociación con el FMI. Ayer le tocó el turno al ministro de la cartera de Hacienda para evidenciar el peso negativo del poder sobre la salud.
Para el médico cardiólogo Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), no se podría afirmar si es el poder el que enferma, "lo que podemos tener en claro es que todas las emociones, tanto positivas como negativas, se generan en el cerebro, pero el que sufre y banca esas emociones es el corazón", describió a Infobae.
Extensas jornadas de trabajo, saltearse las comidas, no realizar actividad física y recibir presiones fuertes y constantes para desempeñar el cargo, como es el caso de los políticos, puede llegar a ser un combo mortal si éstos no están preparados o no poseen una vía de escape para descargar ese tipo de tensiones.
"El mecanismo que genera el estrés sobre el organismo es una carga alostática parecida a una olla a presión, llena de problemas, angustias y emociones fuertes. Cuando las cosas no salen como uno desea, y se suma el factor de que te va mal, ese cuadro genera un aumento de la presión y esa olla termina en una enfermedad que puede variar", dijo Tartaglione.
Por otro lado, un factor que incide directamente en la vida de las personas con un cargo tan importante es la falta de desconexión del trabajo, un mal típico del hombre moderno que no permite desprenderse de las responsabilidades a pesar de que el horario de trabajo haya terminado. Para el psicoanalista Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría (MN 43389), en estos cargos es difícil la desconexión ya que los políticos están conectados las 24 horas, "la responsabilidad es enorme y esto implica un desgaste en todo sentido por no poder salir del cargo", comentó a Infobae.
Para los especialistas en materia de salud es importante no subestimar el estrés ya que es una causa que desencadena otras. "Todos los factores que produce el estrés son dignos de prestar atención; el aumento del cortisol produce hipertensión, además de contribuir a múltiples enfermedades que pueden provocar estados graves así como conducir a una situación depresiva o a eventos relacionados con lo cardiovascular, hipertensión, desequilibrio de la glucosa, entre otras", dijo Cervera.
Un factor no menos importante para el psicoanalista es la presión de tener que dar una imagen ideal de eficacia; "todo lo que vaya en contra de esa construcción de modelo que el político se hace, es un factor que se suma al estrés del cargo", enfatizó el psicoanalista.
La cronificación del estrés como de la depresión pueden naturalizarse y así subestimarse en cuanto a encontrar el diagnóstico y tratamiento
El problema del estrés en el ejercicio del poder ocurre cuando es crónico, ya que empieza a formar parte de la vida cotidiana. El trastorno distimia -depresión grave- también sirve para dar marco a otro de los males de la era moderna, que si se asocia al estrés pueden formar un combo explosivo para el organismo. "Este trastorno generalmente no puede tratarse sin la ayuda de un profesional. Sin embargo, el cambio de hábitos diarios puede ayudar a prevenirla o disminuir sus síntomas", explicó a Infobae Rubén Mühlberger, especialista en estética y medicina anti-aging y uno de los médicos de cabecera de una política fuerte: la diputada por Cambiemos Elisa Carrió.
¿El poder envejece? La exposición frente al poder tiene su precio y se manifiesta en el cuerpo de quienes lo detentan. El paso del tiempo es un gran depredador y se acelera frente al estrés. "Los políticos y los presidentes al igual que una persona con un cargo importante se desmejoran con el paso de sus mandatos porque el poder es totalmente ciclotímico y emocionalmente nos somete a picos de altas y bajas, sostenidos con mucha presión que genera un desbalance del sistema", comentó el especialista anti-aging.
Para Mühlberger, los políticos o personas que están sometidas a un cargo con mucha presión saben que no son robots, "su cuerpo no es una máquina, deben respetar los ciclos vitales, no comer cualquier cosa, ni convertir en banquetes situaciones donde se van a tratar temas de trabajo. Los fines de semana deberían estar adaptados para un buen descanso, comer bien, y no arrastrar sobrepeso y sostener la actividad física que es altamente oxigenante junto a una dieta nutritiva y equilibrada", concluyó.
A modo de recomendación, Tartaglione, presidente de la FCA, precisó: "Es vital que tengan una válvula de escape ya que estos personajes -políticos y presidentes- ante todo son seres humanos con una carga infernal de responsabilidades y ocupaciones. No deberían esperar a tocar fondo para cambiar sus hábitos", concluyó el cardiólogo.
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