El primer dato es que la cantidad de personas mayores de 60 años se duplicará hacia el 2050, según los últimos datos oficiales de Naciones Unidas. Y el segundo es que año tras año, crece también el número de denuncias por maltratos a personas de la tercera edad en el país y en todo el mundo.
Hoy se celebra el Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de dar a conocer esta problemática cada vez más extendida y evitar la violencia física, psíquica y todo comportamiento, acción o falta de acción que pretenda intimidar, aislar o controlar a un adulto mayor.
Según establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), el maltrato de las personas mayores es un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza.
Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; la violencia por razones económicas o materiales; el abandono; la negligencia; y la falta de dignidad y respeto.
Magnitud del problema
En muchas partes del mundo el maltrato de los ancianos pasa casi inadvertido. Hasta hace poco, este grave problema social se ocultaba de la vista del público y se consideraba como un asunto esencialmente privado.
El maltrato de las personas mayores es un problema importante de salud pública. Aunque hay poca información sobre el alcance del maltrato en la población de edad avanzada, especialmente en los países en desarrollo, se calcula que una de cada 10 personas mayores sufre malos tratos.
Según la entidad sanitaria mundial, probablemente la cifra esté subestimada, puesto que solo se notifica uno de cada 24 casos de maltrato a personas mayores, en parte porque los afectados suelen tener miedo de informar a sus familiares y amigos o a las mismas autoridades. En consecuencia, es probable que todas las tasas de prevalencia estén subestimadas.
En la Ciudad de Buenos Aires, se recibieron el año pasado unos 1.278 casos de maltrato hacia personas mayores, según datos oficiales del programa Proteger, del Gobierno porteño.
Según se deriva del informe al que tuvo acceso Infobae, en el 90% de los casos los agresores fueron familiares directos de las víctimas. En más del 70% de los casos, la víctima era mujer. Y más de un 25% de los casos en los que el programa Proteger intervino por maltrato a personas mayores, corresponde a situaciones de violencia psicológica.
"Desde que arribamos a la Secretaría en septiembre de 2017 intentamos cambiar la mirada que la sociedad tiene de las personas mayores y la que los propios mayores tenían, en ocasiones, de ellos mismos. La Ciudad de Buenos Aires tiene una población mayor de 60 años que supera las 650 mil personas. Del total, un 60% es mujer y la zona con mayor cantidad de personas mayores se observa en Comunas 13 y 14″, explicó a Infobae Sergio Costantino, secretario de Integración Social para Personas Mayores.
Y agregó: "Más allá del cambio de imagen y de nombre (antes Tercera Edad, ahora Secretaría de Integración Social para Personas Mayores), nuestra intención es cambiar la concepción que muchos tenían o tienen de las personas mayores. De esta forma, podemos fomentar la productividad y la integración, aprovechando todo el valioso conocimiento y experiencia adquirida con los años".
La Secretaría de Integración Social para Personas Mayores gestiona distintos programas que promueven el cuidado, la protección y la asistencia de las personas mayores ante situaciones de maltrato.
El programa Proteger, a través de un equipo interdisciplinario, ofrece asistencia y acompañamiento de los adultos mayores víctimas de distintos tipos de violencia en sus diversas formas y un lugar seguro para vivir.
"Este último es un espacio de alojamiento temporario con domicilio reservado, para los casos en que la seguridad o la vida de la persona se hallen en riesgo, donde se les brinda protección y contención para su integridad física y psíquica y los tratamientos adecuados tendientes a revertir la situación en la que están inmersos", precisó Costantino.
Los datos sobre el alcance del problema en establecimientos institucionales como hospitales, hogares de ancianos y otros centros asistenciales de largo plazo son escasos. Sin embargo, en una encuesta realizada al personal de hogares de ancianos en los Estados Unidos de América se apunta la posibilidad de que las tasas sean elevadas:
- un 36% había presenciado al menos un incidente de maltrato físico contra un paciente de edad avanzada en el año precedente
- un 10% había cometido al menos un acto de maltrato físico contra un paciente de edad avanzada
- un 40% admitió haber maltratado psicológicamente a pacientes
Los datos de maltrato a ancianos -más todavía en instituciones como geriátricos u hogares- son todavía más escasos en países en vías de desarrollo, como puede ser el caso de Argentina.
Lesiones a los abuelos
El maltrato de las personas mayores puede conllevar lesiones físicas –desde rasguños y moratones menores a fracturas óseas y lesiones craneales que pueden provocar discapacidades– y secuelas psicológicas graves, a veces de larga duración, en particular depresión y ansiedad.
"El victimario posee una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás, de sentir empatía. Comienza con actitudes seductoras y poco a poco va envolviendo a la víctima, aislándola de su familia y amigos", explicó a Infobae Nora Leal Marchena, médica psiquiatra de APSA.
"La va paralizando para que no se pueda defender, de allí que por mucho que ella intente entender lo que ocurre, no tiene herramientas para hacerlo ya que su capacidad intelectual ha sido atacada por la denigración, las insinuaciones, las mentiras y la seducción", detalló Nora Leal Marchena, agregó la especialista.
Así, la víctima luego de ser paralizada es destruida y se convierte en el "chivo expiatorio" de todos los males. Siempre piensa que comete una falta aunque no sepa cuál es. Las mujeres, los niños, los ancianos y los discapacitados son quienes más lo padecen.
Marchena explicó que la situación es mucho más grave cuando se oculta el problema por vergüenza y se tiende a la desvalorización y culpabilización.
Violencia física
Para las personas mayores las consecuencias del maltrato pueden ser especialmente graves porque sus huesos pueden ser más frágiles y la convalecencia más larga. Incluso lesiones relativamente menores pueden provocar daños graves y permanentes, o la muerte.
Un estudio de seguimiento en Estados Unidos llevado adelante durante 13 años por la OMS y publicado en la revista Lancet reveló que los ancianos víctimas de maltrato tienen una probabilidad de morir dos veces mayor que aquellos que no refieren maltrato.
En el ámbito mundial, se prevé que el número de casos de maltrato de personas mayores aumente habida cuenta del rápido envejecimiento de la población en muchos países y de la posibilidad de que sus necesidades no puedan atenderse plenamente por falta de recursos. Se calcula que para el año 2050, la población mundial de mayores de 60 años se habrá duplicado con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2.000 millones.
Campaña porteña
El objetivo de la Campaña #MayorRespeto, impulsada por la Secretaría porteña, es lograr visibilizar este flagelo y detener entre todos el maltrato a las personas mayores. La indiferencia es también maltrato. Tomar conciencia es una necesidad para contribuir al cuidado y la protección de los mayores.
Además de las denuncias tomadas, desde la Secretaría se realizaron 11.363 intervenciones, que incluyen elaboración de informes, visitas domiciliarias a hogares y otras instituciones y entrevistas en las oficinas.
Un problema subdiagnosticado
Un amplio trabajo realizado por los doctores Belén Moreno, Mariana Pedace y Daniel Matusevich del Servicio de Psiquiatría del Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA) especifica algunas de las cuestiones por las cuales el maltrato en la vejez se halla subdiagnosticado:
• Incomodidad: los profesionales se sienten incómodos preguntando a los pacientes sobre hechos de violencia familiar; esto está relacionado con la creencia de que el tema no entra en el área de dominio del médico debido a que la violencia no se incluye dentro del paradigma tradicional de tratamiento.
• Tiempo: la evaluación de la violencia requiere de Maltrato y abuso en la vejez: veinte años después varias entrevistas prolongadas; en general el tiempo que se dedica a los pacientes es escaso.
• Viejismo: muchos signos y síntomas de abuso pueden ser falsamente atribuidos a demencias, delirios o confusiones.
• Existen diferencias culturales: hace mucho tiempo que este tema está instalado en sociedades como la escandinava, la francesa o la americana. Habría que preguntarse por qué pasaron tantos años para que este tema comience a ser considerado en nuestro país.
• Desconocimiento: los déficits en la formación de los profesionales constituyen un elemento fundamental entre aquellos que determinan el subdiagnóstico.
• Cuál es el momento en el que el abuso comienza: en ocasiones se detecta el gran abuso, pero los pequeños abusos de todos los días pasan desapercibidos fácilmente o son considerados situaciones del diario vivir.
• Miedo a la denuncia: existe mucho temor de parte del viejo a denunciar el maltrato debido al temor a ser institucionalizado; o sencillamente puede tener vergüenza de denunciar al hijo o a la familia.
Tipos de violencia
El maltrato puede manifestarse como violencia física, insultos, amenazas, falta de atención, administración de bienes materiales, sin pedir consentimiento, aislamiento forzado e incluso abuso sexual, entre otros.
Existen además otras formas de violencia consideradas aún más crueles y perversas, como omitir auxilio en cuanto a salud, gastar el dinero de la jubilación de los adultos mayores, despojarlos de sus bienes o tratarlos con desprecio, como si fueran una carga. Así, se determinan cuatro tipos de violencia o maltrato.
Violencia social: produce un daño emocional y social, a través de mensajes, gestos o actitudes de rechazo dirigido hacia una persona.
Violencia física: conducta intencional que integre la fuerza contra el cuerpo de otra persona de tal modo que encierre riesgo de lesión física, daño o dolor.
Violencia social y psicológica: produce en los adultos mayores severas alteraciones en su ámbito personal y social, dificultando e impidiendo las relaciones interpersonales e intergeneracionales activas y productivas.
Negligencia y abandono: en la negligencia no hubo intención de causar daño, pero igual se causó por no tomar el debido cuidado respecto de los adultos mayores. En el abandono, la persona es consciente del daño que causará con esa actitud. Ambas deben ser reprochadas socialmente y castigadas penalmente.
Más información Programa Proteger
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