El cáncer en general puede afectar a casi la totalidad de los órganos o zonas del cuerpo. Comienza con la modificación de una célula, generada de manera espontánea, por un agente externo o por factores genético- hereditarios, y se manifiesta a través del desarrollo de un tumor. Ese tumor aparece cuando el crecimiento de las células, al decir simple y coloquial, se "sale de control".
Los tumores se diferencian en benignos -los que no son cancerosos –ya que las células que los conforman no se expanden hacia otras partes del cuerpo, lo que permite extirparlos – y, en la mayoría de los casos, no vuelven a generarse–; y los malignos o cancerosos, donde las células que los forman se comportan de manera anormal.
Es así que el cáncer evidencia un colapso del sistema inmunológico. Y por eso puede inferirse que la alimentación y el estilo de vida impactan y atraviesan a este conjunto de enfermedades.
Los alimentos o la dieta tampoco pueden curar el cáncer, pero algunos pueden contribuir a controlar los efectos secundarios del tratamiento o ayudar al cuerpo a recuperarse mejor después de los tratamientos.
Alimentación orgánica y cáncer de mama
Poniendo el foco en el cáncer de mama donde es muy importante la predisposición genético-hereditaria, la alimentación orgánica aparece como un buen aliado para acompañar a pacientes que no han sufrido cáncer y tienen algunas predisposición o a aquellos con cáncer y que tienen o han tenido que enfrentar tratamientos.
"El término 'orgánico' se utiliza para referirse a las plantas que se cultivan sin pesticidas, insecticidas, ni fertilizantes químicos. También se refiere a las carnes, las aves de corral, los huevos y los productos lácteos criados o producidos sin antibióticos, ni hormonas del crecimiento, y alimentados con granos y otros alimentos orgánicos", explicó a Infobae el médico especialista en Mastología Luciano Cassab, y agregó: "Cuanto más natural es el alimento, menos tóxico es para el organismo, y de esa manera el cuerpo queda menos expuesto a los carcinógenos y a otras sustancias químicas que puedan resultar perjudiciales para la salud".
Al consultar al especialista respecto de la relación entre alimentación y cáncer de mama, Cassab, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología respondió: "Una alimentación saludable ayuda a prevenir muchísimas enfermedades; y si a una dieta equilibrada le sumamos actividad física, para evitar el sobrepeso y la obesidad, contribuimos a reducir la posibilidad de tener cáncer de mama".
"Recomendamos incorporar al menú verduras de hoja verde, calabaza, tomate, brócoli, repollo, zapallo y legumbres, así como también aceite de oliva y frutas frescas. Por el contrario, reducir las dietas ricas en grasas, carne animal, lácteos, quesos, manteca, harinas blancas. El alcohol debe evitarse o consumirse con mucha moderación, ya que -dado su alto contenido calórico- aumenta el riesgo de enfermedad", detalló el mastólogo.
Cáncer, cifras en general y en particular
El sobrepeso es uno de los factores de riesgo para la aparición de un conjunto de tumores como los siguientes, esófago y gástrico; páncreas, colorectal; cáncer de mama -en mujeres pre y postmenopáusicas-, endometrio, riñón, hígado, vesícula biliar, ovario, y próstata.
El doctor Alejandro Turek, médico especialista en Oncología clínica (M. N. 65.164) evaluó los componentes de una dieta "ideal" con alimentos que debieran incluirse en cada comida diaria para asegurar la eliminación del exceso de grasa corporal "como una medida de protección anti cáncer".
"La dieta es parte vital del objetivo para bajar el índice de masa corporal (IMC) y el riesgo de algunas neoplasias. Pero en pos de informar sobre dieta y cáncer, en general, no se contempla ni el gusto de la población, ni los costos que le generan algunas dietas", puntualizó Turek.
Cassab señaló a Infobae: "Un aumento del IMC mayor a 25 está relacionado en forma directa con el desarrollo de cáncer de mama o la reaparición de la misma luego de contraerla. El aumento del tejido adiposo induce a cambios metabólicos, como la resistencia a la insulina implicada en el desarrollo, división y crecimiento de las células tumorales. Por otro lado, el tejido adiposo juega un rol importante en la síntesis de estrógenos, promotores directos del desarrollo y crecimiento tumoral".
Sobre las cifras alarmantes de casos de cáncer, el médico oncólogo Turek precisó: "Un estudio reciente de la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS) documentó que hasta un 40% de los nuevos tumores malignos diagnosticados por año, se relacionan con factores propios de las personas; siendo el tabaco el líder de los causantes de cáncer. El cigarrillo se asocia con el 19% de los nuevos tumores y el 28% de las muertes por cáncer, y lo siguen viejos conocidos como el sobrepeso y la obesidad, y el alcohol".
Según Turek, algunas asociaciones entre factor de riesgo y neoplasia relacionada son muy altas. Y todas involucran factores prevenibles, que facilitan estrategias de salud pública. Por ejemplo:
1-Cigarrillo y cáncer pulmonar (85%)
2- Cigarillo y cáncer de laringe o cavidad oral o faringe (75%)
3- Sol y melanoma (95%)
4- Infección por virus HPV en cuello uterino y cáncer de cuello uterino (100%)
La letra chica de una dieta "anti-cáncer"
El doctor Turek detalló para Infobae que un desayuno y una merienda "protectores de la salud" deben incluir: infusiones en base a cacao y canela, porciones de nueces, avena y cebada; cáscara de limón, jugos de cítricos y frutas como granada, fresas, cerezas, papaya, frambuesas, arándanos, moras, manzanas y uvas.
Un almuerzo y una cena "anti cáncer" deben incluir :ensaladas con espinacas, cebollas, perejil, remolacha, rúcula y tomillo, vegetales amarillos y rojos, cebollas rojas, berro, calabaza, brócoli y cártamo. También salmón, trucha o caballa; salsas de tomate o curry, vino rojo, menta.
El especialista en salud mamaria Cassab destacó: "La vida sana a través del ejercicio físico, el sol -que aumenta la vitamina D- y una dieta saludable contribuyen a disminuir el riesgo de cáncer de mama. La detección temprana del cáncer de mama a través del diagnóstico por imágenes es la principal herramienta para luchar contra la enfermedad, ya que permite detectar el tumor en sus estadios iniciales, cuando en más del 90% de los casos es curable".
Las grasas y los azúcares al banquillo
Hace pocos meses la revista médica especializada The Lancet abrió un nuevo round de reflexión y debate entre médicos clínicos, oncólogos y nutricionistas: ¿Por qué apuntar tan obsesivamente sobre las grasas y tener una mirada más indulgente sobre los hidratos de carbono y los azúcares, cuando éstos últimos son los principales responsables de la epidemia global de obesidad y de trastornos metabólicos?
El estudio Prospective Urban and Rural Epidemiology Study, más conocido como PURE – al que accedió Infobae –estableció a través del seguimiento de la dieta de personas de ámbitos urbanos y rurales, de entre 35 y 70 años de edad por más de 7 años, que en las poblaciones donde los hidratos de carbono representan más de las tres cuartas partes de la dieta, la mortalidad es 28% superior que en el resto.
Sobre el estudio PURE el doctor Lucio Criado, (M.N.: 72768) médico clínico y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Medicina subrayó: "Quienes consumen más hidratos de carbono refinados son los que más se enferman. El estudio PURE refleja que ninguna dieta sana puede basarse en un 77% de hidratos de carbono".
¿Y con respecto a las grasas? Para Criado aquí aparece una de las limitaciones del estudio PURE, que no diferencia en su análisis a los tipos de grasas. Las provenientes de los aceites vegetales crudos y los pescados- en su justa medida son beneficiosas para el organismo. En cambio, las grasas saturadas provenientes de animales contribuyen a la enfermedad arterial aterosclerótica, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular".
"Tampoco todos los hidratos de carbono tienen la misma calidad nutricional. El de las frutas y verduras frescas, por ejemplo, es superior al de las harinas refinadas y dulces: La peor combinación es la que llamamos 'dieta carbo-grasa', que combina hidratos de carbono de absorción rápida –provenientes de las harinas y los dulces– con grasas saturadas conocida popularmente como dieta -chatarra", concluyó el doctor Criado.