Según las estimaciones de ONUSIDA, hay unas 36,7 millones de personas que viven con HIV. De ellas, el 51% son mujeres. Gracias a los esfuerzos de la medicina, a través de los más de 35 años de esta pandemia, se ha logrado bajar la mortalidad, y cada vez que hay más gente que recibe su tratamiento: unos 20,9 millones, de acuerdo a datos del mismo organismo internacional.
El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA. Durante esta fecha, los profesionales de la salud aprovechan para dar a conocer el estado actual en las infecciones y los esfuerzos de la medicina y las naciones por combatirlas.
"El problema a nivel mundial es que no se han podido bajar las nuevas infecciones (1,8 millones en 2016). Esto también ocurre en Argentina, donde tenemos unas 120 mil personas que viven con HIV de las que se estima que un 30% no lo sabe y hay que trabajar sobre eso", expresó en diálogo con Infobae la doctora Isabel Cassetti, médica infectóloga, miembro del Comité Asesor del Programa Nacional de Sida y ETS del Ministerio de Salud de la Nación.
Nuevos casos y el escenario global
"Una preocupación muy grande se da en torno a los nuevos diagnósticos en los adolescentes. Este es un hecho que también se da en otras regiones del mundo y que no es exclusivo de nuestro país", agregó la experta. Por este motivo, hay un gran debate entre la comunidad médica y asistencial sobre cómo llegar a esta población de jóvenes, para que sea posible acceder de manera más fácil a los métodos de diagnóstico.
Este tema es especialmente importante porque muchas veces, al iniciar su vida sexual, es posible que el adolescente mantenga relaciones con parejas que pueden pertenecer a aquel 30% que no sabe que viven con la infección y se las transmitan. Pero, ¿qué se puede hacer para reducir aquel grupo oculto?
Conocerse y cuidarse
Una estrategia a nivel mundial que es parte de la propuesta 90-90-90 de ONUSIDA es ampliar el testeo. Esto implica lograr que el 90% de las personas infectadas lo sepa que, de ellas, el 90% reciba la medicación y que, es este último grupo se logre obtener una carga viral no detectable. No obstante, "si bien las personas con carga viral no detectable ya no transmiten el HIV, a otros debemos ser cuidadosos al dar este mensaje, porque no implica que haya que dejar de usar el preservativo, ya que se pueden adquirir otras infecciones de transmisión sexual y, así, reactivar el virus", detalló la doctora Cassetti, que también es directora médica de Helios Salud y Coordinadora Médica de Stamboulian Servicios de Salud.
Hay otras estrategias más simples para llegar a estas poblaciones, como el uso de los tests rápidos que, a través de un pequeño pinchazo en el pulpejo del dedo se extrae una gota de sangre que permitirá obtener un resultado en un margen de tiempo de entre 15 y 20 minutos.
Un desafío en el presente y en el futuro
Entre los principales retos se encuentra el de cómo llegar a los jóvenes. De acuerdo a la experta, es importante determinar qué mensajes darles y cómo instrumentar campañas de prevención que, según la infectóloga, están faltando desde hace un tiempo. Pero por sobre todo ello, es necesario definir un lenguaje que sea adecuado. "No es lo mismo hablar para los adolescentes que para un adulto de más de 50 años", aseveró.
¿A quienes debería orientarse la recomendación del testeo?
"Si bien hay grupos que están más expuestos a situaciones de riesgo, como los hombres que tienen sexo con hombres con muchas parejas sexuales, las mujeres transgénero –que constituyen una preocupación en muchas regiones del mundo- y los usuarios de drogas endovenosas, la realidad es que todos estamos expuestos y deberíamos hacernos el test para clarificar nuestra situación", remarcó Cassetti.
Saber para tratar
A lo largo de los años se conseguido comprender con detalle la epidemia gracias a la recopilación, análisis y divulgación de datos, y esto ha contribuido a que los programas llegaran a las personas adecuadas en el sitio y en el momento adecuados.
En este sentido, a lo largo de los años ha cambiado el criterio para comenzar a tratar al paciente una vez que recibe el diagnóstico. "Hace un tiempo esperábamos a ver cómo estaban las defensas, el nivel de CD4 para iniciar el tratamiento. Hoy, en realidad, ni bien se confirma el diagnóstico, todas las personas deben comenzar su tratamiento", explicó la experta.
Respecto a la medicación, todas las personas con diagnóstico confirmado la reciben, aun la mujer embarazada. De acuerdo a la especialista, hace unos años, se solía esperar a que la mujer embarazada con HIV pasara el primer trimestre de gestación antes de comenzar el tratamiento. "Hoy, si la detección de la infección se realiza durante el primer trimestre debe empezar a tratarse porque el beneficio supera ampliamente el riesgo".
"Nuestro país es realmente privilegiado, porque los pacientes pueden recibir la medicación sin cargo tanto en el sistema público como en los sistemas de medicina prepaga y de obras sociales", agregó.
Trasmisión vertical
Otro gran desafío en la lucha contra el HIV es el de reducir la tasa de infección de madre a hijo. Esto se debe a que hay mujeres embarazadas que desconocen su situación serológica y, por lo tanto no se controlan ni reciben sus tratamientos que ayude a evitar que los niños nazcan con HIV. En un principio, la tasa era de un 20% que, con mucho esfuerzo se logró bajar a un 2% pero, sin embargo, hoy volvió a elevarse y está cercana al 6%.
"Este es un problema grande en Argentina. Actualmente tenemos un 5,2% de trasmisión vertical del HIV. En Latinoamérica, hay escenarios diferentes. Chile y Uruguay tienen menos del 2%, pero, en la zona del Caribe, las tasas son superiores al 7%, lo que demuestra que es un verdadero problema en la región", indicó Cassetti.
Hay varias estrategias posibles para dar respuesta a estas contingencias. La primera de ellas es, como se dijo anteriormente, expandir el testeo. Esta es una población que se beneficiaría especialmente con el test rápido. Ahora, el Ministerio de Salud de la Nación está comprando más test rápidos pero, de acuerdo a la especialista, esta situación no es la misma en todos los países.
"Tal como lo aprendimos, desde nuestra experiencia en Helios, no debemos esperar a que la gente venga. Debemos salir fuera de los muros de la institución hacia la comunidad, informando y aclarando que se trata de una prueba gratuita, anónima, confidencial y voluntaria. Tenemos un horario corrido que es de 8 a 20 horas al que se puede concurrir sin turno", remarcó la experta. De modo similar, hay otros centros de otras instituciones que están haciendo esfuerzos para que cada vez más gente se haga las pruebas para saber si vive con HIV o no.
El testeo rápido que posibilitaría que aquella mujer que se acerca a la primera consulta y está embarazada, pueda ser contenida por el sistema de salud y se aproveche esa instancia para confirmar su diagnóstico y darle tratamiento en caso de necesitarlo. "De este modo podríamos llegar a la trasmisión vertical cero que hoy todavía está lejos", finalizó.
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