Esteban Ciresa ya no puede correr. Ni trotar. Ni dar dos pasos en forma enérgica. Y no es que le faltan las piernas o tiene problemas cardíacos que le impiden hacer ejercicio. No puede respirar en forma normal y debe ejercer movimientos cortos y limitados. Tiene EPOC, producto de sus muchos años como fumador.
"A los 18 o 19 años empecé a fumar y no paré hasta hace un par de años. Allá por la década del 80 no había campañas contra el cigarrillo. Al contrario, veías las publicidades que te alentaban a fumar. A ser canchero con el pucho y lograr todo. Pero al final no logré nada. Mi vida pende de un hilo de respiración", relata con crudeza a Infobae este empleado de comercio de Lanús que tiene 54 años.
Y es que hoy, a la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), se la conoce como la enfermedad verdugo de los fumadores, ya que tiene casi un solo causante: el tabaquismo.
"La EPOC es una patología caracterizada por una limitación al flujo aéreo de las vías respiratorias producto de anormalidades causadas por la exposición a gases nocivos de los cuales el más frecuente es el humo del tabaco", explicó a Infobae el doctor Gastón De Stefano, médico neumonólogo de INEBA.
Si bien es una afección común, prevenible y tratable, su prevalencia está directamente relacionada al hábito de fumar, aunque en países en vías de desarrollo también se consideran otros factores tales como el humo de leña o la exposición a otro tipo de gases.
Tal como le sucede a Esteban, muchos de los pacientes que viven con la enfermedad tienen serias dificultades para realizar su vida de manera normal, porque el flujo del aire a los pulmones es limitado.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se estima que tres de cuatro personas con EPOC moderado tienen limitaciones para realizar sus actividades diarias, que el 40% de los pacientes se ven forzados a retirarse de sus actividades prematuramente y que restringe hasta la capacidad para subir las escaleras. Cuando la enfermedad empeora se presentan agudizaciones frecuentes y alrededor de uno de cada cinco pacientes que experimentan una exacerbación de ese tipo, requieren hospitalización.
"Se debe sospechar la posibilidad de EPOC ante todo paciente con más de 40 años con historia de tabaquismo que haya fumado más de 10 paquetes por año y que presente síntomas respiratorios crónicos como disnea o tos habitualmente matutina y con expectoración", afirmó De Stefano.
El especialista agregó que "es importante tener en cuenta que los fumadores le restan importancia a sus síntomas por lo que se debe hacer un seguimiento riguroso de los mismos a todos los fumadores a partir de los 40 años".
Si bien es una afección común, prevenible y tratable, su prevalencia está directamente relacionada al hábito de fumar
Para poder diagnosticar EPOC, la espirometría es el método más utilizado, precisa el especialista, ya que el exámen consiste en un estudio que permite detectar las obstrucciones al flujo aéreo persistente. "Para su tratamiento, hay diferentes opciones farmacológicas –broncodilatadores de acción corta o prolongada y corticoides inhalados – como así también otras medidas que ayudan a aliviarlo", recordó De Stefano.
Actualmente, la EPOC, que es una enfermedad caracterizada por la destrucción de bronquiolos y alveolos, por lo tanto no puede curarse, pero sí puede tratarse. Lo más importante es dejar de fumar ya que mejora radicalmente la evolución de la enfermedad. En los enfermos de EPOC que continúan fumando, la función pulmonar deteriora aproximadamente al doble de velocidad que entre las personas con EPOC que no fuman.
Mejor prevenir que curar
Muchas veces esta enfermedad es poco visible socialmente y es común que los fumadores no reconozcan que tienen síntomas hasta que la enfermedad no avanza. Por esto, la difusión de información es clave para concientizar y generar alerta en las personas que todavía están a tiempo de evitar que progrese la enfermedad y para incentivar a los pacientes a que puedan realizar su vida con la mayor normalidad posible, reduciendo los riesgos y el malestar que genera una enfermedad que no da respiro.
La EPOC la padecen 384 millones de personas en todo el mundo, afecta aproximadamente al 13,6% de los mayores de 40 años en Latinoamérica. Es considerada de las condiciones más incapacitantes y podría convertirse en la tercera causa de muerte a nivel mundial en 2030.
En lo que respecta a nuestro país, el único estudio que arrojó datos al respecto es el de EPOC.AR. Según sus resultados, esta enfermedad tiene un 14,5% de prevalencia en la población local mayor de 40 años y se da más en hombres (18%) que en mujeres (11%). Alcanzaría a 2.400.000 personas.
Más allá de los medicamentos, ¿qué se puede hacer para tratar el EPOC?
Para comenzar, lo principal es dejar de fumar. Esta es la medida más eficaz, ya que retrasa la pérdida de función pulmonar y mejora la sobrevida, cambiando el curso de la enfermedad.
"Aparte de dejar de fumar, también hay que evitar los lugares donde otros fuman porque el humo de segunda mano puede contribuir a más daño de los pulmones. Además, otros tipos de contaminación ambiental, como la quema de leños también pueden irritar los pulmones", explicó a Infobae el doctor Paul Scanlon, de la sección Neumología y Cuidados Intensivos de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
Y agregó: "Por otro lado, es importante recibir todos los años la vacuna antigripal y mantenerse al día con la vacuna contra la neumonía. Una gripe o una pulmonía pueden empeorar mucho los problemas respiratorios y obligar a ingresar al hospital. Las investigaciones han demostrado que en las personas que padecen EPOC, la vacuna antigripal reduce a la mitad la probabilidad de requerir hospitalización por un problema respiratorio".
Hacer ejercicio de manera regular. Puede ser gimnasia, deporte o paseos. Tanto en fumadores como no, moverse disminuye el riesgo de desarrollar la enfermedad en el futuro. Para aquellos pacientes que persisten con síntomas luego de agotar todas las medidas terapéuticas, también se pueden indicar programas de rehabilitación, que luego deben continuar con ejercicios en su domicilio.
Comer bien. Mantener una dieta variada y equilibrada (no se aconsejan suplementos nutricionales) y una buena hidratación.
"Las personas que sufren de EPOC también podrían beneficiarse de un programa de rehabilitación pulmonar. Esos programas generalmente incluyen recibir instrucción respecto a la actividad física y la nutrición, además de guía y consejo para controlar la EPOC a fin de continuar realizando las actividades normales y permanecer activo", añadió Scanlon.
De manera general, la terapia con oxígeno y otros tratamientos más avanzados, como la cirugía, son solamente para las personas que padecen EPOC grave. Quienes reciben esos tratamientos tienen mejor supervivencia, respiran mejor y pueden realizar más fácilmente las actividades cotidianas.
"La tendencia actual es el manejo individualizado del paciente con EPOC, utilizando las diferentes estrategias farmacológicas en cada paciente de acuerdo a su sintomatología , pero sin olvidar la medida general más importante que debe ser aplicada a todos los pacientes – que cambia la evolución y el pronóstico de la enfermedad – que es el dejar de fumar", concluye el neumonólogo De Stefano.
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