Las consecuencias negativas sobre la salud que puede generar el tabaco son conocidas. Existe también el denominado "humo de segunda mano" -dañino para la salud- que exhala el fumador y recae sobre él y las personas que lo rodean en el ambiente. Pero lo que pocos saben es que también existe el humo que no se ve, el llamado "de tercera mano".
Se trata de la mezcla invisible de gases y partículas que -una vez apagado el cigarrillo- permanecen adheridas al cabello y la ropa de los fumadores. Y se van acumulando en los muebles, los electrodomésticos, las alfombras o tapizados, en los juguetes, en el interior del auto. Estas partículas tóxicas quedan pegadas en diversos sectores del hogar, y se encuentran en el humo
del tabaco que se libera gradualmente. Incluyen entre sus componentes metales pesados e incluso materiales radioactivos que pueden permanecer por semanas después de que se ventiló la habitación donde se estuvo fumando.
A sabiendas de los riesgos que supone, un equipo de investigadores de la Universidad de California (EEUU) analizó el grado de repercusión que podría generar en el organismo. Los expertos revelaron que el "humo de tercera mano" podría causar diabetes tipo 2, dañar los pulmones, el cerebro y el hígado.
La prueba científica tuvo como fin "determinar la cantidad mínima de tiempo requerida para causar cambios fisiológicos en los ratones cuando están expuestos a los restos de humo", explicó Manuela Martins-Green, líder del estudio publicado en la revista Clinical Science.
"Descubrimos que la exposición al "humo de tercera mano" luego de un mes resultó en un daño hepático. La exposición durante dos meses resultó en un mayor daño molecular, y de cuatro a seis meses causó problemas de salud más graves. También encontramos que los ratones mostraron resistencia a la insulina después de una exposición a largo plazo", detalló Martins-Green.
Las sustancias químicas que pueden ser absorbidas a través de la piel y mediante la respiración constituyen un problema importante para los niños, quienes son los más perjudicados al estar en contacto con objetos que suelen poner en su boca y con superficies contaminadas cuando gatean o juegan en el piso.
Natalia Escobar (MN. 148.242), pediatra del Hospital Gutiérrez, enumeró a Infobae que las principales consecuencias para los menores son la caída de la función pulmonar, sibilancias, tos crónica, más episodios de asma, bronquitis, infecciones severas, neumonía y otitis. "También aumenta el riesgo de padecer el síndrome de muerte súbita del lactante, que es la principal causa de muerte en el primer año de vida, y que está de por sí aumentado en el caso de que la madre fume durante el embarazo", acotó la experta.
A su vez, la doctora dijo que la exposición al humo de segunda o tercera mano en la niñez "podría relacionarse con la alteración en el comportamiento durante la adolescencia".
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