La escasez del personal de enfermería es una preocupación a nivel mundial y que se repite desde décadas atrás. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el globo hay un enfermero por cada nueve médicos, cuando la proporción debería ser inversa.
Argentina no está ajena al contexto internacional: el país tiene 2,21 profesionales por cada 1.000 habitantes, cuando el número señalado como ideal debería superar los 4 cada 1.000. En tanto que para el personal con calificación técnica o profesional la relación es de 0,56 por cada médico, aproximadamente la mitad del mínimo indicado por la Organización Panamericana de la Salud.
El problema se magnifica por su papel significativo para la salud. La enfermería abarca la atención autónoma y en colaboración dispensada a personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o no, y en todas circunstancias. Su rol comprende la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la atención dispensada a enfermos, discapacitados y personas en situación terminal.
Para Teresa Gómez, directora de la Escuela de Enfermería del Hospital Británico, "el histórico déficit de recursos capacitados de enfermería se ve agravado por la falta de incentivos para elegir la carrera, pero es una profesión que no tiene techo, que tiene niveles de licenciaturas y doctorados y sus estudiantes pueden elegir su inclinación hacia lo asistencial, la docencia o la gestión".
En este marco, el Programa Nacional de Formación de Enfermería (PRONAFE) –lanzado en 2016 por iniciativa de los Ministerios de Salud y de Educación y Deportes de la Nación– fijó como meta para 2020 la formación de 50 mil nuevos enfermeros. La contracara de esto es que, para la misma fecha, se espera que 56 mil profesionales se estén jubilando, lo que de todos modos seguiría dejando una brecha de 6 mil profesionales para cubrir a los que se están retirando del sistema.
En búsqueda de soluciones, la OMS insta a todos los países a dar prioridad al personal sanitario y poner en marcha un plan nacional para gestionarlo. Alienta a los gobiernos a invertir en los profesionales sanitarios que ya estén en ejercicio, para que se adapten a la evolución de las prioridades.
En ese sentido, Miguel Ángel Schiavone, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica Argentina (UCA), propuso: "Considerando la necesidad de disponer de personal de enfermería en cantidad suficiente para dar respuesta a los requerimientos del sector salud y de formación científica y en valores para garantizar calidad en la atención, creemos conveniente mantener los Ciclos de Articulación sin necesidad de acreditar Carreras Completas. También disponer del apoyo estatal a las escuelas de enfermería de gestión privada hasta tanto el sistema encuentre su punto de equilibrio".
En la educación radica una de las claves para revertir la situación. Por año, se forman enfermeros en 53 universidades y 212 escuelas técnicas con casi 30.000 nuevos inscriptos y un total aproximado de 78.000 estudiantes cursando la carrera entre universidades y escuelas técnicas.
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