Todo comienza con algo que se lo califica como pasajero, hasta que parece quedarse para siempre. La incontinencia urinaria es un problema que afecta a más de 1,5 millones de personas y los obliga a modificar sus hábitos sociales hasta el punto de generarles problemas psicológicos.
Necesitar ir al baño más seguido de lo habitual genera en el 80% de los afectados la modificación de sus hábitos sociales y el 23% de ellos siente vergüenza de pedir ayuda.
Los expertos explican que hablar de este problema, visitar al médico y conocer las diferentes soluciones que existen para tratar la incontinencia contribuye a bajar barreras y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
"Para quienes conviven con la incontinencia urinaria, ésta es una forma de ver dañada su autoestima. Es por eso que nuestra misión es ayudar a aquellos que la sufren a no aislarse, a lidiar con esta problemática sin temor, queremos encontrar soluciones individuales que se adapten a cada uno, transmitirles a los argentinos que reír sin miedos es sentirse libres, vivir plenamente", comentó a Infobae la doctora Sandra Miasnik, médica ginecóloga, miembro Titular de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER).
El doctor Carlos Sarsotti médico dedicado a la uroginecología, explicó a Infobae que: "Una de cada cuatro mujeres que tuvieron por lo menos dos hijos tienen incontinencia urinaria frente a los esfuerzos, o sea, pierden pis a partir de los 40 años".
"El promedio de mujeres con prolapso es a los 55 años. Y, al menos el 11% de la población de mujeres que tuvieron dos o más hijos, a los 65 años, tienen riesgo de perder también gases o contenido del tubo digestivo", dijo Sarsotti.
Un problema tabú
Existe pero no se ve ni se habla de ella. La Incontinencia Urinaria (IU) o pérdida involuntaria de orina, es una afección que en la Argentina sufre alrededor de 1,5 millones de adultos, un 46% de ellos en su versión leve, un 26%, moderada y un 27%, severa. Se trata de una problemática más frecuente en mujeres que en varones. Nada menos que una de cada tres mujeres mayores de 45 años la experimentan.
"En mujeres suele verse a partir de los 40 años aproximadamente, y se hace cada vez más grave y frecuente a medida que aumenta la edad. Las principales situaciones se pueden dar al reír, toser, estornudar o levantar peso. En otras ocasiones se relaciona con la necesidad urgente de orinar, a veces tan imperiosa que no permite llegar a tiempo al baño. Los hombres, en cambio, suelen encontrarse con este problema como consecuencia de actos quirúrgicos (cirugías de próstata, por ejemplo), terapia radiante u otros trastornos médicos", amplió la doctora Miasnik.
El dato más relevante es que el 23% de los afectados siente vergüenza de pedir ayuda y queda así lejos de obtener alguna solución que le permita mejorar su calidad de vida: el principal temor no es la IU en sí, sino que pueda ser descubierta por otros lo que genera un progresivo aislamiento.
Para quienes conviven con la incontinencia urinaria, ésta es una forma de ver dañada su autoestima y, en el caso de las mujeres, su feminidad: sienten pérdida de control, aislamiento y humillación. Las mujeres, en especial, no suelen compartir este problema con su entorno y en su mayoría, hasta el 80%, modifica hábitos sociales: salen menos, limitan su actividad física, disminuyen la frecuencia de sus viajes, entre otros.
La importancia de la risa
Una de las causas de las pérdidas de orina puede ser realizar esfuerzos o movimientos musculares como pueden generarse al reír. La risa es fundamental en nuestra vida y ofrece múltiples beneficios:
• Disminuye los niveles de estrés produciendo endorfinas, hormonas claves en la producción de la felicidad.
• Moviliza la musculatura, y con ello se consigue producir una placentera sensación de relajación muscular.
• Mejora la capacidad respiratoria.
• Es parte de un lenguaje universal de emociones básicas que todos los seres humanos reconocen.
• Mejora el desempeño estudiantil atrayendo y sosteniendo la atención, reduciendo la ansiedad, mejorando la participación y aumentando la motivación.
• Los proveedores de servicios de salud y los educadores pueden utilizar el poder de la risa para mejorar la salud y mejorar la enseñanza y el aprendizaje.
• Cuando las personas comparten la risa, se crea una conexión especial entre ellos, donde se generan emociones positivas y sociales, reduciendo las barreras de defensa y estableciendo una buena relación entre ellos.
LEA MÁS:
La historia de Juana: "Tengo 48 años, 3 hijas y me hago pis"