Un síntoma perceptible que se prolonga en el tiempo. Para tratar con los cánceres de cabeza y cuello, al igual que otros tipos de tumores, la detección precoz es esencial. Y en los pequeños signos está la clave para identificar la enfermedad a tiempo. Se deben implementar hábitos indicados para prevenir factores de riesgo, tales como el consumo de tabaco y de alcohol o el virus del papiloma humano (VPH), que está vinculado a prácticas de sexo oral sin protección.
Este grupo de tumores comienzan mayormente en tejidos del interior de la cabeza y del cuello, principalmente dentro de la boca, nariz y garganta. También, aunque son poco comunes, en las glándulas salivales. Este conjunto de cánceres se categoriza a su vez de acuerdo a la zona en la que se originan, como pueden ser en las cavidades oral y nasal, en la faringe y en los senos paranasales.
La incidencia mundial de esta enfermedad va en aumento. Y si bien no son tan frecuentes en Argentina, de acuerdo a la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), la incidencia estimada en el país es de aproximadamente 3.200 casos por año, mientras que la mortalidad anual es de alrededor de 1.906, de los que 77% son hombres y el restante 23%, mujeres.
Raúl Giglio, jefe de la Unidad Funcional de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, indicó por qué es importante conocer más sobre este tipo de cáncer: "Lamentablemente, el 50% de nuestros pacientes van a fallecer si no los tratamos a tiempo y de manera adecuada. Por este motivo, el diagnóstico precoz y la derivación a profesionales especializados de la salud tienen un importante impacto en la mejora de los resultados para los pacientes de cáncer de cabeza y cuello".
Es por eso que cada 27 de julio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, una iniciativa que ayuda a concientizar a la población sobre todas las aristas que atañen a este mal. Y a tomar los recaudos necesarios, como acudir al médico al detectar los signos característicos.
Según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH), algunos de los síntomas de los cánceres de cabeza y cuello pueden ser sencillos de detectar, como un bulto o una llaga que no sana, irritación de garganta que no desaparece, dificultad para pasar y cambio o ronquera en la voz. El ente detalla las afecciones posibles relativas a zonas específicas de la cabeza o cuello.
Cavidad oral: un parche blanco o rojo en la encía, en la lengua o en el revestimiento de la boca; inflamación de la mandíbula que causa que la prótesis dental no esté ajustada o que se sienta incómoda; y sangrado o dolor poco común en la boca.
Faringe: dificultad para respirar o para hablar; dolor al pasar; dolor en el cuello o en la garganta que no desaparece; dolores de cabeza frecuentes, dolor o zumbido en los oídos; dificultad para oír.
Laringe: dolor al pasar o dolor de oído.
Senos paranasales y cavidad nasal: senos nasales congestionados que no se despejan; sinusitis que no reacciona al tratamiento con antibióticos; sangrado por la nariz; dolores frecuentes de cabeza, inflamación u otros problemas de ojos; dolor en los dientes superiores; o problemas con las prótesis dentales.
Glándulas salivales: hinchazón debajo del mentón o alrededor de la mandíbula, adormecimiento o parálisis de los músculos en la cara, o dolor en la cara, en el mentón o en el cuello que no desaparece.
Gonzalo Gómez Abuin, médico oncólogo del Hospital Alemán, destacó al respecto que "un tumor de cavidad oral muchas veces se manifiesta como una úlcera en la lengua o en la encía que no se cura y persiste en el tiempo; mientras que uno de laringe lo hace a través de una disfonía que no se va y le dificulta el habla al paciente; a diferencia de uno de orofaringe que muchas veces se presenta con dolor de garganta".
Tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de este complejo conjunto de cánceres, se requiere del abordaje de un equipo multidisciplinario que involucra entre 10 y 12 especialidades distintas, donde intervienen desde cirujanos, radioterapeutas y oncólogos, hasta odontólogos, otorrinolaringólogos y fonoaudiólogos, entre otros.
Una de las opciones terapéuticas que se desarrollaron en los últimos años permite reactivar las llamadas células T (o linfocitos T) del sistema inmune, para reconocer y atacar las células tumorales, actuando sobre mecanismos utilizados por éstas para camuflarse o engañar al sistema inmune y evadirlo.
Uno de los que sigue este lineamiento es el medicamento inmuno-oncológico pembrolizumab para el tratamiento de pacientes con carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello recurrente o metastásico (HNSCC) que no hayan respondido a un tratamiento convencional de quimioterapia conteniendo platino. Esta droga, aprobada en el país a fines del año pasado, está indicada para pacientes graves con la enfermedad avanzada.
"Se trata de un nuevo fármaco que ofrece una mayor tasa de respuesta, 18% cuando uno lo compara con el 5% o 6% que teníamos habitualmente con otros tratamientos, y a su vez alrededor de un 71% de esos pacientes que respondieron, mantuvieron respuesta por más de 12 meses, y todo ello con una baja toxicidad o efectos adversos tolerables", comentó Giglio.
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