El mal de Parkinson genera problemas motrices tales como temblores, rigidez muscular, trastornos posturales en el equilibrio, dificultad para caminar o pérdida de la expresión facial, entre otros. La patología aún carece de cura, quedando los actuales tratamientos restringidos al alivio de los síntomas. En ese sentido, los avances actuales llenan de esperanzas a las personas que lo padecen, como también a sus familiares.
De acuerdo con las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, más de 7 millones de personas en el mundo padecen esta enfermedad, un trastorno neurodegenerativo y altamente invalidante que provoca la muerte de ciertas células del cerebro que ayudan a controlar el movimiento y la coordinación.
Por la magnitud de alcance que representa, la necesidad de una terapia eficaz es imperiosa. Es por ello que cientos de investigaciones científicas se ponen a prueba en búsqueda de una solución definitiva. El primer paso es frenar el deterioro. Conforme pasa el tiempo, la respuesta parece estar cada vez más cerca. En este contexto, surgió una de las alternativas más eficientes: la Estimulación Cerebral Profunda.
Este tratamiento que consiste en un implante de un dispositivo similar al marcapasos en el sistema nervioso, que ya devolvió calidad de vida a más de 140.000 personas en todo el mundo. En Argentina, alrededor de 30 mil pacientes con Parkinson podrían beneficiarse con los resultados de esta tecnología médica, dependiendo de la progresión de la enfermedad.
Reconocido por su efectividad en el control de los movimientos anormales, su mecanismo de acción se basa fundamentalmente en la capacidad de modificar el funcionamiento del sistema nervioso a través de estímulos principalmente eléctricos o químicos. El dispositivo es programado en forma externa por el médico y puede ser manipulado por el propio paciente dentro de los parámetros establecidos por el especialista.
La intervención quirúrgica, que se realiza para implantar el dispositivo, se realiza tanto en instituciones públicas como privadas de CABA, provincia de Buenos Aires, Mendoza, Ciudad de Córdoba, San Juan y Tucumán. "Los pacientes que avanzaron con el tratamiento de Estimulación Cerebral Profunda lograron volver a tener calidad de vida y desearían haberlo recibido antes. Hay una tendencia cada vez más fuerte de iniciar la terapia quirúrgica en estadíos cada vez más tempranos, antes del deterioro del paciente", señaló Fabián Piedimonte, neurocirujano y presidente de la Fundación CENIT para la investigación en neurociencias.
Los tratamientos iniciales para el Parkinson pueden funcionar muy bien, pero luego de cierto tiempo, se restringe su efecto y los pacientes pueden experimentar el "deterioro de fin de dosis" y fluctuaciones motoras. También pueden producirse efectos adversos, manifestándose disquinesias -movimientos involuntarios severos- que son invalidantes. En esta instancia, la Estimulación Cerebral Profunda aparece como una nueva posibilidad, tanto para médico como para el paciente.
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