Gafas inteligentes, el invento con acento argentino contra la vista cansada

El ingeniero Carlos Mastrangelo encabezó a un equipo de la Universidad de Utah que creó unos anteojos capaces de ajustar el foco según la distancia de lo que el usuario esté viendo. Los detalles del curioso modelo que no tiene cristales

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La creación promete terminar con los lentes bifocales o el constante intercambio (Universidad de Utah)
La creación promete terminar con los lentes bifocales o el constante intercambio (Universidad de Utah)

Cuando Carlos Mastrangelo llegó a los 50 años de edad, los problemas de la vista se presentaron cada vez que quería leer un libro. Las dificultades se replicaron a la hora de conducir con la dificultad de ver claramente la pantalla del GPS y la calle al mismo tiempo. Por esta razón, el profesor argentino de ingeniería eléctrica e informática de la Universidad de Utah emprendió la búsqueda de una solución para la afección común.

Liderando a un equipo compuesto por diez ingenieros, decidió crear unas gafas inteligentes a partir de lentes líquidas que son capaces de enfocar automáticamente en detalle lo que el usuario esté mirando, independientemente de la distancia a la que se ubique.

El invento podría ayudar a combatir la presbicia, el defecto del ojo que impide ver con claridad los objetos próximos, más conocido como la vista cansada. Para los usuarios, la costumbre de cambiar de anteojos condicionado por la situación, apelar a los bifocales o usar lentes de foco variable quedarían al margen.

Tal como funciona una cámara, pueden ir haciendo foco en objetos que están cercanos o alejados, cambiando gracias a órdenes de un microcontrolador.

El profesor Carlos Mastrangelo junto a Nazmul Hasan, un estudiante que participó en el proyecto (Universidad de Utah)
El profesor Carlos Mastrangelo junto a Nazmul Hasan, un estudiante que participó en el proyecto (Universidad de Utah)

Los anteojos contribuyen a corregir cualquier defecto óptico relacionado con el enfoque, pero no pueden resolver problemas asociados con el daño en la retina -como retinitis pigmentosa o visión tunelífica-, ni problemas con el bloqueo del cristalino, como cataratas.

Por medio de un sensor de distancia ubicado en el puente que emite órdenes a través de una luz infrarroja, las gafas son capaces de realizar el cambio de enfoque en tan solo 14 milisegundos. La novedosa tecnología inteligente cuenta con una batería recargable, situada en la montura, que dura más de 24 horas.

La peculiar característica de estos anteojos es que no tienen cristales, sino membranas llenas de glicerina, que cambian su curvatura (su concavidad o convexidad) para modificar su aumento gracias a unos actuadores piezoeléctricos en el marco de los anteojos.

Los lentes son a partir de una base líquida que permite ajustar el enfoque automáticamente (Universidad de Utah)
Los lentes son a partir de una base líquida que permite ajustar el enfoque automáticamente (Universidad de Utah)

"Los lentes utilizados son líquidos; unas membranas elásticas hechas de goma de silicona transparente (glicerina) y muy fina, que es muy flexible y cambian la curvatura para modificar el aumento. El compartimento está lleno de un líquido transparente", dijo Mastrangelo a la BBC.

La creación se presentó en la reciente feria de informática y electrónica de consumo CES, mientras que los detalles están en la revista Optics Express. El proyecto fue apoyado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. Los científicos recibieron un financiamiento inicial del estado de Utah para producir una modelo de esos lentes para consumo público.

Precisamente acerca del segundo prototipo, Mastrangelo comentó que están trabajando en reducir el volumen y el peso de las gafas. Aunque indicó que el mayor problema nuevamente radica en la batería, ya que cuanto más liviana menos tiempo puede dar. Planean tener la versión mejorada para dentro de dos años.

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