Las claves para cuidar los oídos en el verano

Viajar en avión o disfrutar del mar y la pileta pueden ser la causa de un intenso dolor de oídos o el desarrollo de una otitis. Cómo proteger los oídos de los más chicos

Los chicos son los más propensos a sufrir otitis, aunque algunos nunca la desarrollan (iStock)

Viajar en avión, disfrutar de una pileta o de un chapuzón en el mar pueden ser algunos de los momentos de disfrute de unas buenas vacaciones. Sin embargo, estas actividades también pueden ser las desencadenantes de un intenso dolor en los oídos -uno de los más difíciles de soportar- tanto en niños como en adultos. En medio de la temporada de actividades acuáticas y vuelos, lo ideal es consultar a un médico especialista ante cualquier eventualidad y tomar las precauciones necesarias para evitarlo.

Según explicó a Infobae el doctor Juan Razetti, jefe de Otorrinolaringología Infantil del Hospital Italiano, la otitis -la inflamación del oído producida en general por una infección- es más común en niños que en adultos, aunque puede también desarrollarse. Esto es porque principalmente en verano los niños son quienes pasan más tiempo practicando actividades acuáticas. Aun así, el especialista indicó que "hay chicos más proclives a tener otitis y otros que directamente no la desarrollan".

El desarrollo o no de esta afección auditiva depende de varios factores. En primer lugar, si bien puede darse por el mar, es más común después de estar en una laguna o pileta. También las prácticas erróneas como el uso constante de hisopos o las características anatómicas, como puede ser la producción de cera (el aislante natural de conducto auditivo) de cada oído, van a determinar la propensión a contraerla.

En adultos, "las otitis externas son 5 veces más frecuentes en nadadores", destacó la doctora María Andrea Ricardo, jefa del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Británico. "Es más común en regiones de clima cálido y húmedas. La incidencia puede incrementarse al final de la época de verano probablemente por el retraso del diagnóstico y la dilatación en la consulta por estar de vacaciones", alertó.

La intensa actividad acuática de los niños deja más expuestos sus oídos (iStock)

MEDIDAS DE PREVENCIÓN

Antes de ingresar al agua:

– Para evitar la acumulación de líquido y humedad se sugiere colocar un algodón apenas embebido en vaselina u otra solución oleosa no agresiva (como aceite de oliva) en el oído interno antes de la inmersión.

– Es importante controlar la contaminación del agua en piletas e hidromasajes.

Después del agua:

En un gotero colocar alcohol boricado o alcohol y vinagre de alcohol en partes iguales. A continuación colocar dos gotas en cada oído al finalizar el día de natación.

– Secar el oído externo con secador de cabello con aire frío
Evitar maniobras de limpieza ya que los depósitos de jabón pueden provocar dermatitis
– Tener especial cuidado con diabéticos e inmunocomprometidos
– Evitar instrumentos que entren en contacto con el oído interno como tapones para los oídos o hisopos ya que pueden romperse y provocar una lesión o modificar el pH interno.

Antes y durante un vuelo:

Según indicó el doctor Razetti, si bien el dolor de oído y la pérdida auditiva durante el vuelo son sufridos por grandes y chicos, los niños tienen naturalmente una menor capacidad de compensar los cambios de presión atmosférica en la cabina del avión. Esto origina un desplazamiento del tímpano hacia la zona de menor presión, provocando dolor y pérdida auditiva. Por eso, hay algunas medidas para evitar el dolor.

– Es importante evitar volar con una congestión, nada que inflame la rinofaringe, el espacio donde se compensa la presión. "El aire entra por lo trompa, pero si funciona de forma defectuosa va a haber menos capacidad de compensación", explicó el experto.

Antes y después del agua es importante proteger los oídos (iStock)

– Se sugiere bostezar, masticar o realizar la maniobra de Valsalva (cerrar la nariz con los dedos, cerrar la boca e intentar exhalar con fuerza)
Se pueden utilizar instilaciones en la nariz con solución hipertónica de cloruro de sodio (agua y sal) durante todo el vuelo para mantenerla despejada.

– Es una buena idea, en viajes con niños muy pequeños, darles un biberón en el despegue o aterrizaje, o chicle para más grandes, para estimular la apertura bucal.

Buceo:

Algo similar a los aviones pero a la inversa ocurre durante el buceo. En estos ambientes aumenta la presión atmosférica y se desplaza el tímpano hacia adentro provocando dolor y pérdida auditiva. Esto puede provocar cuadros más severos como mareos, vértigos, zumbidos e hipoacusias severas. Antes de iniciarse en estas actividades se sugiere una consulta con un especialista para realizar los estudios necesarios e indicar los medios para prevenir inconvenientes.

En el buceo se recomienda al iniciar el descenso realizar la maniobra de Valsalva para "compensar" los cambios de presión. Si persisten los síntomas se sugiere no continuar con la actividad.

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