Recientemente, enfermedades como el lupus o la alopecia llamaron la atención de mucha gente a raíz de casos famosos como el de la cantante Selena Gomez, que puso en pausa su carrera para cuidarse, o la modelo Lara Kitchen, una joven australiana de 20 años que decidió mostrarse al mundo como es, sin peluca ni pestañas postizas.
Ambas son enfermedades autoinmunes, que se producen cuando el sistema inmune funciona incorrectamente y ataca por error a partes sanas del cuerpo en lugar de hacerlo contra invasores infecciosos como bacterias y virus. El organismo no distingue entre lo propio del cuerpo y lo ajeno, entonces altera su funcionamiento correcto y puede poner en riesgo la vida.
De acuerdo con los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy se conocen más de ochenta enfermedades autoinmunes y se sabe que afectan a entre el 3 y el 7 por ciento de la población occidental. En Estados Unidos solamente, esas dolencias afectan a más de 23 millones de personas, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Sin embargo, la Asociación Americana de Enfermedades Autoinmunes estima que se trata del doble.
Dentro de esta gran cantidad, estos trastornos afectan desproporcionadamente a las mujeres, que representan casi el 80 por ciento de los casos. A menudo las afectan en edad fértil por lo que se convierten en una complicación para el embarazo. Las razones de este panorama desigual todavía no son comprendidas por los médicos en profundidad.
"Las enfermedades autoinmunes son una enorme carga para los individuos afectados y sus familias debido a su naturaleza devastadora y crónica", señaló Daniel Rotrosen, director de la división de alergia, inmunología y trasplantes del National Institute of Allergy and Infectious Diseases en Estados Unidos. "Pueden requerir una vida de tratamiento, a menudo con medicamentos inmunosupresores potentes que pueden tener efectos secundarios preocupantes".
El sistema inmune produce un tipo de célula que secreta autoanticuerpos que pueden unirse a las células y tejidos del cuerpo. En las personas con un sistema inmunitario sano, varios mecanismos mantienen estas células en jaque y las expulsan del cuerpo. Sin embargo, el proceso puede no funcionar correctamente. Cuando esto sucede, estas células proliferan, produciendo autoanticuerpos de más, y se produce una enfermedad autoinmune como resultado.
Estos autoanticuerpos pueden dañar las articulaciones, el sistema digestivo, el corazón, los pulmones, los riñones, los nervios, folículos pilosos, el tejido conectivo en la piel y los vasos sanguíneos. Aunque cada trastorno es distinto, comparten con frecuencia síntomas tales como la fatiga, los mareos y fiebre baja. La inflamación es una característica de todos ellos, tanto en el sitio donde se produce la enfermedad, como en las articulaciones y en la sangre.
Entre las enfermedades autoinmunes más comunes está la artritis reumatoidea, que ataca el revestimiento de las articulaciones, la diabetes tipo 1, que destruye las células necesarias para controlar el azúcar en la sangre y la esclerosis múltiple, que daña revestimientos alrededor de los nervios. También se presentan la enfermedad de Crohn, que ataca el tracto gastrointestinal, la esclerodermia, que provoca el crecimiento anormal de tejido conectivo en la piel y vasos sanguíneos, la psoriasis, en el que las nuevas células de la piel se dañan, la enfermedad de Hashimoto, que afecta a la glándula tiroides y el lupus eritematoso sistémico, que puede dañar las articulaciones, la piel, el corazón, los pulmones y los riñones.
"Si le decís a tus amigos que tenés cáncer, lo entienden, pero si les decís que tenés lupus, no entienden por qué te tomó tres horas salir de la cama porque tus articulaciones te duelen por la inflamación", dijo Judith James, presidente de la Fundación de Investigación Médica de Oklahoma. "El lupus también puede afectar tu cerebro, causarte depresión y afectar tu capacidad de pensar. Es una enfermedad terrible".
"Las enfermedades autoinmunes parecen ser una falta de coincidencia entre los genes y el medio ambiente", dijo David Hafler, presidente del departamento de neurología en la Escuela de Medicina de Yale. "No es sólo un gen, existen cientos de variantes genéticas comunes que en conjunto conducen a estas enfermedades. Pero todo esto plantea la cuestión de por qué no hemos encontrado el desencadenante del riesgo por género".
Las mujeres suelen montar una respuesta inmune más fuerte que los hombres a las infecciones y vacunas, ya que producen niveles más altos de anticuerpos. En el caso de los trastornos autoinmunes, ese rasgo parece ser contraproducente. "La inmunidad robusta en las mujeres puede ser buena evolutivamente, pero el exceso de inmunidad puede ser malo si se dirige hacia sí mismas", explicó Rhonda Voskuhl, profesora de neurología de la Universidad de California en Los Ángeles, que estudia la esclerosis múltiple.
Los científicos creen también que las hormonas sexuales pueden desempeñar un papel importante, debido a que muchos trastornos autoinmunes se producen en mujeres poco después de la pubertad. Algunos estudios, de hecho, indican que las hormonas femeninas -estrógeno y prolactina- estimulan el crecimiento de células que producen anticuerpos. Por otro lado, la comunidad científica también estima que los cromosomas sexuales, específicamente el cromosoma X, pueden influir en la propensión.
Los síntomas de algunas enfermedades autoinmunes, como el lupus, a menudo empeoran durante el embarazo, mientras que en otros, como la artritis reumatoidea, pueden mejorar. "Estamos tratando de averiguar por qué estas dos enfermedades con una gran cantidad de similitudes en los síntomas se comportan de manera diferente durante el embarazo", señaló Eliza Chakravarty, reumatóloga de la Fundación de Investigación Médica de Oklahoma. "No es raro que las mujeres tengan su primer episodio de lupus durante el embarazo. Probablemente se habría desarrollado de todos modos, pero tiende a surgir durante el embarazo".
La relación entre las enfermedades autoinmunes y la menopausia es aún más estrecha. "Se suele decir que algunas de estas enfermedades se apagan con el tiempo", dijo Betty Diamond, directora del Centro de Enfermedades Autoinmunes y musculoesqueléticas en el Instituto Feinstein para la Investigación Médica en Manhasset, Nueva York. "Si lográs tener el tipo de enfermedad autoinmune que no te mata, puede disminuir un poco menos para entonces pero, por otro lado, hay una cierta incidencia de mujeres que contraen una enfermedad autoinmune después de la menopausia, lo que indica que el problema no son las hormonas".
Curiosamente, los hombres que sí desarrollan esas enfermedades a menudo experimentan síntomas peores que las mujeres, probablemente debido a que carecen de "la mayoría de los factores que de alguna manera dan protección de los hombres o hacen que sea más fácil para las mujeres contraer estas enfermedades", indicó Hafler.
Por el momento, así como no se descubre exactamente el porqué de la incidencia mayor en mujeres, tampoco se conoce la cura de estas enfermedades crónicas y se intenta mejorar cada vez más la eficacia de la mediación para tratar los síntomas, para lograr al menos reducir al mínimo los efectos secundarios y poder sostener la calidad de vida de quienes las padecen.
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