Al demonio de Tasmania se lo conoce habitualmente gracias a la televisión. Los Looney Tunes tomaron al animal como uno de sus personajes destacados y lo hicieron gruñón y furioso, aunque más agradable a la vista. En la realidad, son criaturas peludas, de orejas desproporcionadas y dientes afilados, pero tras esa fachada antiestética pueden ocultar la solución a un problema de la medicina mundial.
Las superbacterias son el fenómeno que más preocupa a la ciencia en la actualidad por su terrible potencial mortal. Ya en la actualidad mueren al menos 23 mil personas por año debido a las infecciones y se calcula que para 2050 serán la primera causa de muerte. Las superbacterias son aquellas que rechazan un tratamiento con antiobióticos producto del exceso en la utilización de fármacos. Una gran cantidad de bacterias logró adaptarse a los efectos de las drogas y les restó eficacia.
Aunque la ciencia pudo haber encontrado la solución en el lugar menos pensado. Investigadores de la Universidad de Sidney publicaron un artículo en la última edición de la revista Science Report, en el que anuncian un descubrimiento que puede ser la clave de los tratamientos del futuro. La leche de los demonios de Tasmania hembras contiene péptidos que serían capaces de vencer ciertas bacterias.
Una vez que nacen las crías del demonio de Tasmania, después de tres semanas de embarazo, se dirigen hacia el marsupio de su madre, es decir, su bolsa, donde pasarán sus primeros días en búsqueda de alimento y protección. Aunque algunos estudios previos habían demostrado que las bolsas de las hembras se encontraban plagadas de bacterias, inclusive agentes patógenos letales para el bienestar de sus crías.
"La pregunta era: ¿cómo esos pequeños pueden sobrevivir en un entorno sin sistema inmunitario maduro?", dijo Emma Peel, una de las investigadoras. "Hay muchos potenciales patógenos presentes en el organismo de un demonio de Tasmania. Por lo tanto, el hecho de que las más jóvenes no se enfermen era una pista interesante para comenzar el estudio. Eso fue lo que lo inspiró", añadió.
Debido a esa inquietud, los científicos australianos comenzaron a investigar la leche de la hembra, intuyendo que allí se encontraría la respuesta la supervivencia de la cría. En primer lugar, los investigadores escanearon el genoma del demonio de Tasmania y allí hallaron seis péptidos antimicrobianos de origen natural. Para su posterior utilización experimental, lo replicaron en forma artificial.
Los péptidos fueron capaces de vencer a dos de las bacterias más resistentes, la estafilococo dorado -la cual se estima que es padecida por una de cada tres personas en el mundo- y la enterococcus faecalis, que habita en el tracto gastrointestinal de los humanos y varios mamíferos. "Demostramos que esos péptidos de la leche del demonio de Tasmania podrían eliminar bacterias resistentes a múltiples drogas, lo cual es realmente esperanzador", expresó Peel.
Pese a que la investigación recién se encuentra en una etapa incipiente, el descubrimiento de los péptidos en la leche de los demonios de Tasmania hembras abre una esperanza para la fabricación de medicamentos que combatan con eficacia a las superbacterias. A su vez, el estudio emite un alerta para la preservación de un animal que en la actualidad se encuentra en peligro de extinción y que en el futuro puede ser una gran solución.
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