Ser perfeccionista en general se considera como una ventaja. La típica respuesta para la temida pregunta en entrevistas de trabajo "¿Cuál es tu mayor defecto?" es "Soy un perfeccionista". Sin embargo, los individuos con tendencias de este tipo a veces son más que gente con desempeño destacado y con atención profunda a los detalles. Estas personas suelen estar atormentadas por ansiedad, depresión y miedo.
Según un estudio publicado en la publicación Review of General Psychology de la Asociación Estadounidense de Psicología, el perfeccionismo es un factor de riesgo que puede incluso llevar al suicidio. Por supuesto que puede ser una cualidad saludable de la personalidad, según aseguró la doctora Patricia Di Bartolo, profesora de psicología clínica en la Smith College, aunque también puede resultar en un problema que afecta el día a día de la persona. Hay cinco maneras principales en las que el perfeccionismo puede llegar a afectar la salud.
Procrastinación extrema
En los peores casos de perfeccionismo maladaptativo, el individuo puede llevar la procrastinación -que se define como el hábito de postergar actividades, sustituyéndolas por otras situaciones más placenteras- a un nivel extremo, según describió Di Bartolo. "Están tan preocupados por hacer algo de manera perfecta que se paralizan". Pasan horas, por ejemplo, escribiendo un ensayo para la facultad y no lo entregan en la fecha establecida porque nunca está lo suficientemente impecable. La especialista asegura que "entran en este círculo vicioso en donde nunca nada es lo suficientemente bueno, por lo que nunca terminan avanzando".
Ansiedad social
Aquellos que poseen tendencias perfeccionistas no sienten las típicas mariposas en el estómago antes de dar una presentación o salir con alguien por primera vez, sino que padecen de episodios de ansiedad. Di Bartolo explicó que esta gente trata de evitar ser el centro de atención en un evento o una reunión porque tienen miedo de que sus colegas o amigos los consideren tontos o estúpidos. Según el doctor en psicología Thomas S. Greenspon, "sienten que no son sobresalientes en lo que hacen, por lo que creen que serán rechazados".
Evitan experimentar cosas nuevas
Si la persona siempre encuentra excusas para no salir con sus compañeros de trabajo a un bar al que se muere por ir, o no toma lecciones de guitarra, por más de que quiera empezar, es muy probable que sean señales de que el miedo al fracaso esté impidiendo que viva su vida al máximo. "Evitarán nuevas situaciones de aprendizaje por miedo a equivocarse, incluso se de eso puede venir algo nuevo", afirmó Di Bartolo.
Afecta las relaciones a largo plazo
La necesidad de ser perfecto puede sabotear las relaciones con amigos, familiares, parejas e incluso colegas. En la oficina, durante proyectos grupales, el asunto se complica, ya que como no posee el control total de la situación, la persona ejerce un intenso micromanaging sobre sus compañeros, lo que podría generar que se aliene del grupo. Lo mismo pasa en relaciones románticas. "Los perfeccionistas necesitan siempre tener la razón, y eso no permite que prospere una relación íntima con una pareja con un punto de vista diferente", apuntó Greenspon.
Encerrarse en sí mismo
Si la persona duda en contarle sus problemas, errores, preocupaciones o dudas a amigos cercanos o a la familia, puede significar que tenga miedo en revelar sus debilidades. "Los perfeccionistas mantienen sus equivocaciones muy encerradas", aseguró Di Bartolo. "Todos tenemos momentos en los que cometemos errores, pero su tendencia a no contar sus preocupaciones los pueden hacer sentir como que son los únicos".
Para reconocer que no hay necesidad de ser perfectos, es importante darse cuenta de que nadie puede alcanzar un nivel de total excelencia. Una manera de llegar a esta conclusión es aventurarse a probar cosas nuevas, en especial si el individuo sabe que no va a ser perfecto, y de esa manera aceptar sus errores, propios del ser humano.
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