Horacio Rodríguez Larreta despejó rumores sobre su salud. Dijo que no padece mal de Parkinson, tal como indicaban algunos rumores, y reveló que su trastorno se denomina "temblor esencial". "Lo tengo desde que nací. En el colegio me jodían en las clases de caligrafía pero mi peor problema fue no poder jugar a los palitos chinos", reveló el jefe de Gobierno porteño en declaraciones con Alejandro Fantino.
Temblor esencial es una predisposición genética a temblar, una afección que suele confundirse con lo que el imaginario popular concibe como "mal pulso". En diálogo con Infobae, la dra. Emilia Gatto, jefa del Departamento de Enfermedades de Parkinson y Trastornos del Movimiento del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (INEBA), naturalizó el padecimiento: "El temblor esencial es un cuadro absolutamente benigno, de buen pronóstico para el paciente. Es uno de los trastornos de movimiento más frecuentes de la población".
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— infobae (@infobae) 14 de marzo de 2016
Su prevalencia se rige alrededor del orden del 3 por ciento en la población joven, con un ritmo de crecimiento exponencial a lo largo de los años. Las estimaciones calculan que es diez veces más frecuente que el mal de Parkinson. La especialista explicó en qué contexto aparecen los síntomas de esta afección: "Es un temblor que aparece en la acción, en la postura, no durante el reposo. Compromete los brazos y las manos, y casi nunca afecta a los miembros inferiores. También puede afectar la voz o la región de la cabeza". El temblor esencial se manifiesta cuando uno quiere tomar una taza, tomar un lápiz, llevarse algo a la boca o en situaciones discursivas.
Su comparación con el Parkinson es necesaria para distanciar dos enfermedades absolutamente independientes. El temblor esencial no tiene relación directa, no es un padecimiento sintomático o previo al cuadro parkinsoniano. "Son dos entidades diferentes. El temblor esencial puede ser esporádico o familiar. En general son pacientes que reciben un temblor de larga data. El mal de Parkinson es neurodegenerativo, en el que no sólo está limitada la acción, la sintomatología no se limita a síntomas motores, hay falta de rigidez, hay alteración de la postura y un conjunto de síntomas no motores, como pueden ser depresión y trastornos urinales".
Su definición clínica es "temblor esencial familiar benigno", es una afección de carácter hereditario. Su condición benigna razona en relación a que no combate contra la calidad de vida de los pacientes. La dra. Gatto especificó sobre la naturaleza de este padecimiento tan popular como desconocido: "Si bien no tiene tratamientos curativos, en caso de que el temblor esencial genere trastornos anímicos, emociones, de inhibición, existen fármacos que se pueden medicar para paliar sus efectos. Hay formas muy severas de temblor esencial que pueden beneficiarse de tratamientos no farmacológicos, como la estimulación transcraneana".
La condición de visibilidad de esta enfermedad y la asociación directa con un cuadro severo y degenerativo como el mal de Parkinson estimula las consultas de los pacientes. El diagnóstico es clínico y pueden realizarse exámenes complementarios para descartar otras afecciones capaces de simular estos temblores. Causas farmacológicas o cuadros de disfunción de tiroides, por ejemplo, denuncian síntomas que ocultan el trasfondo médico.
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