En Argentina, el cáncer de pulmón representa el 9,8% de todos los casos oncológicos diagnosticados, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación. En total, más de 11.200 argentinos padecen esta enfermedad, por lo que es el tercer tipo de tumor entre la población del país, detrás de los tumores de mama y colon.
El mal, además, posee el mayor índice de mortalidad, con 10.531 muertes al año, siendo más del 70% hombres -7.422 fallecimientos anuales masculinos contra 3.109 femeninos-.
Si bien el tabaquismo constituye el principal factor de riesgo para desarrollarla, existe un grupo de pacientes -entre el 10 y el 15 por ciento de los casos- que la padecen por alguna alteración a nivel molecular.
El cáncer de pulmón es uno de los más letales, especialmente si se diagnostica tardíamente, y está dentro de los más frecuentes a nivel mundial. Suele comenzar en los pulmones a partir de células epiteliales y puede derivar en metástasis e infiltración a otros sitios del cuerpo.
Los síntomas más frecuentes suelen ser dificultad respiratoria, tos (incluyendo tos con expectoración sanguinolenta) y pérdida de peso, así como dolor torácico y ronquera, entre otros.
La doctora Claudia Bagnes, jefa del servicio de oncología del Hospital Tornú, explicó a Infobae: "El cáncer de pulmón, entre otros cánceres, tiene la capacidad de engañar al sistema inmune (de defensa) de nuestro cuerpo. Y esto hace que los linfocitos T, que son células que van a tratar de destruir las células extrañas, no las reconozcan como enemigas y no las maten. Así, el tumor, aprovecha y crece".
A su vez, el cáncer de pulmón se clasifica en dos tipos principales en función de la apariencia de la células malignas y según su comportamiento: el cáncer pulmonar de células pequeñas (microcítico) y el de células no pequeñas (no microcítico). Esta distinción condiciona el tratamiento.
"Por medio de la inmuno oncología, se conocieron gran parte de los mecanismos que tiene el cáncer para escaparse de ese ataque. Y nos está mostrando como hacer para que nuestro cuerpo pueda luchar contra el tumor", agregó.
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— Tendencias (@InfobaeTrends) August 20, 2016
Dentro del cáncer de pulmón, hay algunos tipos que ponen en la superficie de sus células una proteína que se llama PD-L1. Cuando un linfocito T llega para matarlo, esta proteína se une a un receptor (PD-1) que tiene éste, y lo apaga.
"Es una forma de decirle, yo soy bueno, no me mates. Entonces, esa célula tumoral no es destruida y el crecimiento del tumor continúa", explicó Bagnes.
Un nuevo fármaco
Dentro de este marco, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el medicamento inmuno-oncológico pembrolizumab para el tratamiento de pacientes con carcinoma de pulmón de células no pequeñas avanzado (NSCLC, por sus siglas en inglés), cuyo tumor expresa PD-L1 determinado por un ensayo validado y que recibieron quimioterapia conteniendo platino. Según la ANMAY el fármaco "prolonga la sobrevida de pacientes en etapa avanzada mejorando también su calidad de vida, ya que posee efectos adversos menores en comparación con la quimioterapia al contar con un perfil de toxicidad muy aceptable".
"Se han desarrollado drogas (como Pembrolizumab), que se unen a ese receptor (PD-1), y entonces nuestra célula guerrera puede destruir la célula tumoral. Lo que hacemos con estas nuevas drogas es dejar que nuestro organismo le ponga un freno al cáncer", dijo la especialista.
La importancia de la biomarcación
Para los médicos resulta crucial conocer si el tumor del paciente actúa de este modo para defenderse de los linfocitos y para esto se toma una biopsia del tumor.
"Debemos estudiar si esta proteína (PD-L1) está presente. A eso se lo llama biomarcación; existen técnicas donde se ve, ante una marcación de las células tumorales, cuántas de éstas tienen pintadas las membranas que las cubren. Cuantas más células tengan pintadas sus membranas, mejor va a ser la respuesta que va a tener el paciente", comentó Bagnes.
"En el caso de los pacientes portadores de cáncer de pulmón de no pequeñas células, que realizaron un tratamiento de quimioterapia, y su tumor creció nuevamente, o no respondió a esa quimioterapia, y que tienen expresado este PD-L1, se demostró que pueden vivir más tiempo y tener mejor respuesta (reducción del tumor) si se le suministra Pemborlizumab que si se le aplica la quimioterapia estándar".
Para los especialistas esto constituye una muy buena noticia, ya que además de generar buenas respuestas en los pacientes, tienen un efecto de mucho menor toxicidad que la quimioterapia tradicional.