La concepción, el embarazo y el parto son procesos que cada mujer experimentará de diferente forma pero que, en todos los casos merecen acompañamiento y contención. Entre las diferentes variantes de alumbramiento, por estos días cobró una notoriedad especial el parto humanizado.
Esta modalidad de parto busca que se respeten los derechos de la madre y de la persona por nacer, de acuerdo a sus costumbres, sus necesidades y sus gustos. Este concepto, si bien no es novedoso ya que surgió a partir de la ley nacional N° 25929, sancionada y promulgada en el año 2004, recién se reglamentó en 2015, a través del decreto N° 2035/2015. Esta norma, que se está tratando de implementar, "implica un cambio en la cultura y la manera en la que, en general, se atienden los partos en nuestro país", señaló el doctor Luis Tempone, médico ginecólogo y obstetra, jefe del Servicio de Tocoginecología del Centro Gallego.
De acuerdo al especialista, la ley surgió como respuesta a las denuncias de maltrato o violencia presentadas en la Defensoría del Pueblo, que llegó a los legisladores al desarrollo de la normativa llamada "Ley de Parto Humanizado". No obstante, Tempone aclaró que prefiere que se hable de parto "respetado" antes que "humanizado", porque "los que nos abocamos a esta tarea en distintas instituciones hacemos partos 'convencionales' – por llamarlos de alguna manera- somos humanos y respetamos a la paciente dentro de un marco institucional".
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Características y diferencias
Una de las primeras cuestiones a destacar de esta modalidad de parto radica en el derecho de la paciente a estar informada. Según señala la ley en su artículo segundo "toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene derecho a ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas".
Tempone destacó la importancia de la información que se brinda a la paciente durante todo este proceso debido a que "muchas veces hay una falta de información y contención previo al embarazo, durante la gestación, en el trabajo de parto, el parto y la etapa del posparto".
Además del acceso a la información, el artículo 2 de la Ley de parto Humanizado insta a que la paciente sea tratada con respeto, y de un modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales. Por este motivo, para acompañar y contener a la futura mamá, en el marco de un parto respetado, el especialista indicó que se suele incluir dentro del equipo a médicos perineonatólogos, que son los especialistas que se encargan de la salud fetal desde la semana 28 del embarazo, cuando el feto pesa aproximadamente un kilogramo, hasta sus 28 días de vida.
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También intervienen las parteras u obstétricas, que brindan el curso de psico-profilaxis al parto. Si bien éste se hace en el resto de los partos, en esta modalidad se lo brinda desde un punto de vista de una mayor contención, según aseguró Tempone.
Consenso en el proceso
El parto respetado, plantea un nuevo paradigma en el que queda desplazada la relación de verticalidad entre el médico y su paciente. "Hace algunos años el profesional indicaba y la paciente debía obedecer. Hoy, esto tiende a cambiar", destacó. Se trata más de una relación de consensos, como se da en una charla amigable. "Se trata de escuchar a la paciente, cuál es su historia, cuáles son sus gustos, cómo se imagina el parto, qué necesidades de contención tiene. Es muy distinto un parto en una adolescente o en una madre multípara, si el parto es en Jujuy, en Capital Federal. Uno tiene que saber adaptarse a esa situación. Esto es, básicamente, lo que hoy se entiende por parto respetado", agregó.
Una tendencia en desarrollo
Aunque tiene vigencia legal desde 2004 y está reglamentado desde 2015, en nuestro país, solo hay 5 hospitales que cuentan con el equipamiento necesario para brindar el servicio integral de parto respetado. Se trata de ambientes conocidos como 'salas TPR' que están orientadas a que la paciente pueda cursar allí el trabajo de parto, el parto y la recuperación. "Estas salas cambian la idea que uno puede tener de una sala de partos común ya que presentan un ambiente más distendido, con esferas, lianas, música. Son ambientes en los que la paciente puede elegir también la posición en la que desea tener a su bebé", señaló el especialista.
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Tradicionalmente la paciente realiza el parto en una camilla, en posición de litotomía, y puja acostada. Esta posición, si bien es la más frecuente no necesariamente es la más fisiológica. "Hay culturas indígenas que hacen el parto en cuclillas o sentadas. En estas salas especiales existen bancos en 'U' y otros elementos que permiten optar por distintas posiciones para el alumbramiento. También la paciente está empoderada para decidir la analgesia. Si quiere tener un parto con anestesia o no; si se le pone la vía desde el principio del trabajo de parto o sobre el final si fuera realmente necesario", puntualizó.
Cesárea: ¿si o no?
La ley 25.929 también impone que se debe considerar a la paciente como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto. Pero: ¿Qué pasa cuando desea que le practiquen una cesárea? "La verdad es que este es un tema de debate en congresos de la especialidad, si la indicación de la cesárea es una decisión de la paciente o una indicación médica", reflexionó Tempone.
Lo cierto es que el promedio de edad en el que la mujer da a luz ha aumentado en los últimos años. "Antes, nuestras abuelas tenían a sus hijos a los 20 años mediante partos domiciliarios –que es otro tema a parte que por estos días se está vigente en la agenda de los medios -. Hoy, la mayoría de las mujeres es madre por primera vez alrededor de los 34 o 35 años. Hay muchas patologías que junto con la edad, con la historia falta de concreción del embarazo, tratamientos de fertilidad y demás, motivan el pedido de esta intervención por parte de la paciente", explicó el especialista.
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Por otra parte, según aseveró el experto, también hay mujeres que, por diversos motivos, tienen temor al parto que también deben ser respetadas.
En nuestro país, más de la mitad de los nacimientos se dan por cesárea. Sin dudas, se trata de un índice alto. De acuerdo a un relevamiento presentado por el Ministerio de Salud de la Nación en octubre de 2015, en el sector público rondan actualmente el 30% y en el subsector de obras sociales supera el 61%. "Hay países en los que la incidencia supera el 85%. Brasil es uno de los países que tiene una alta tasa de cesáreas y, en Argentina, con el vasto y diverso territorio que tenemos, el porcentaje puede variar dependiendo de donde tomemos la muestra. En Capital Federal debe estar bien por arriba del 50%", detalló el doctor Tempone.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud y la comunidad internacional de especialistas se considera que la "tasa ideal" para las cesáreas debe oscilar entre 10% y 15%. Estudios nuevos revelan que cuándo la tasa de cesárea se acerca al 10% a nivel de población, disminuye el número de defunciones maternas y de los recién nacidos. Pero cuando la frecuencia va por encima del 10%, no hay indicios de que mejoran las tasas de mortalidad. Se estima que a nivel mundial, la tasa de cesárea supera el ideal. En las Américas, es del 38,9% en promedio, según los últimos datos disponibles de 25 países. Esta cifra, sin embargo, podría ser mayor ya que en muchos casos no se tiene en cuenta las cesáreas que se realizan en el sector privado.