En los últimos años existe un marcado crecimiento en el desarrollo de viñedos en la provincia de Buenos Aires, conformándose un circuito turístico que abarca la zona de Mar y Sierras que comprende las localidades de Mar del Plata, Balcarce y Tandil. A esto se suma que la provincia cuenta con alrededor de 200 hectáreas de viñedos distribuidos en 34 localidades, entre ellas Campana, Berisso, Junín, Saldungaray y Chapadmalal, entre otras.
En este escenario, una bodega familiar que plantó su primer viñedo en la zona “La Elena”, al oeste de Tandil y comenzó sus actividades en 2008 (contado sólo con el aval del análisis del suelo y del clima para determinar la factibilidad del desarrollo vitivinícola en la zona) se transformó en la primera de la región en obtener la Indicación Geográfica (IG) Tandil, y hoy elabora vino de las variedades Cabernet Franc, Carmenere, Syrah, Merlot y Sauvignon Blanc.
Luego que los propietarios pasaran de la elaboración artesanal a bodega, solicitaron asistencia al INTI para iniciar las gestiones ante el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), y obtener la IG. Para lograrlo, se conformó un equipo de trabajo multidisciplinario e interinstitucional, conformado por especialistas del INTI, INTA, de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y el CONICET, en el que los especialistas abordaron durante dos años cuestiones de clima, suelo, geología, agronomía, tecnología en alimentos y enología.
“Desde el instituto participamos activamente en la vinculación de la bodega con el INV , trabajamos en la coordinación general, en la revisión técnica de los contenidos y en la redacción del resumen histórico y geográfico de Tandil”, explicó Mariana Cinalli, asesora técnica del Departamento de Alimentos de la Subgerencia Operativa Regional Pampeana del INTI.
Por su parte, Matías Lucas, responsable de producción y socio propietario de la bodega, comentó: “Hoy una IG es más buscada que una denominación de origen controlada que en su momento estuvo en auge. La identificación de los lugares y la creación de productos con identidad propia es una tendencia que se viene dando en el mercado mundial de vinos; contar con una IG que tiene un estudio intensivo que lo avala en cuando a las características edafológicas, climáticas y culturales de la región, nos favorece mucho en el mediano y largo plazo porque son vinos con identidad propia”.
El sello de diferenciación para los vinos de Tandil -promovido por un grupo de 15 productores que impulsaron la creación de la IG para potenciar y promover la producción de vinos en ese distrito serrano- posiciona la producción vitivinícola local con características propias, ubicación geográfica, geología y el clima de la región. A su vez, el sello beneficia a todos los productores de la asociación de vitivinicultores de Tandil, ya que pueden incorporarlo en la medida que comiencen a comercializar sus vinos.
Fuente: INTI