El arte de nutrir la papa: cómo fertilizantes y estimulantes revolucionan la producción

Innovadoras estrategias en el uso de fertilizantes y estimulantes foliares están transformando el cultivo de papa en Tucumán, logrando incrementos de hasta un 35% en los rendimientos

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Con fertilizantes y estimulantes se potencia la productividad de la papa
Con fertilizantes y estimulantes se potencia la productividad de la papa

El cultivo de papa en Tucumán no es solo un pilar económico, sino también una plataforma para innovaciones en agricultura sostenible. Con aproximadamente 8.000 hectáreas cultivadas, el sur de la provincia lidera la producción nacional. Sin embargo, este cultivo exige un manejo preciso de nutrientes para alcanzar su máximo potencial. Fertilizantes y estimulantes foliares emergen como herramientas clave para optimizar el rendimiento en un entorno agrícola cada vez más competitivo.

El secreto está en la mezcla: macronutrientes y micronutrientes

El nitrógeno, el fósforo y el potasio forman el trío imprescindible en la dieta de la papa. El nitrógeno impulsa el crecimiento y la formación de tubérculos, mientras que el fósforo fomenta la formación inicial de los mismos y debe aplicarse al momento de la plantación. Por su parte, el potasio, aunque abundante en los suelos tucumanos, puede ser limitante durante etapas de alta demanda, especialmente en suelos arenosos y en lotes con un historial prolongado de cultivos continuos de papa.

A este conjunto, se suman micronutrientes como el zinc, el boro y el molibdeno, que desempeñan un papel fundamental en momentos específicos del ciclo, corrigiendo deficiencias y mejorando la eficiencia metabólica de las plantas.

Pruebas de campo: ciencia en acción

Durante la campaña 2023, el INTA Famaillá y la AER Aguilares realizaron ensayos en Monte Bello, evaluando el impacto de diferentes tratamientos con fertilizantes. Los resultados no solo validaron el impacto positivo de estas estrategias, sino que delinearon un camino claro para maximizar la productividad. Los fertilizantes foliares fueron aplicados en cuatro etapas clave del ciclo del cultivo, generando incrementos de rendimiento de hasta un 35% respecto al testigo sin fertilización adicional.

Resultados que marcan la diferencia

Los resultados del ensayo confirmaron que el uso adecuado de fertilizantes y estimulantes foliares mejora considerablemente el rendimiento de la papa. En particular, el tratamiento que incluyó aplicaciones en las cuatro etapas fenológicas (brotación, inicio de tuberización, tuberización activa y llenado de tubérculos) alcanzó un rendimiento de 46,6 toneladas por hectárea, superando al testigo en un 35%. Además, otros tratamientos, como los aplicados durante la tuberización, lograron incrementos de entre un 10% y un 19%, dependiendo del tipo de nutrientes utilizados y el momento de aplicación.

Más allá de los números: beneficios adicionales

Además del aumento en la productividad, los tratamientos mostraron beneficios adicionales significativos. Entre ellos, se destacó una mejora en la calidad de los tubérculos, con un tamaño promedio superior y mayor uniformidad. Asimismo, la eficiencia en el uso de recursos fue optimizada, permitiendo que las plantas aprovecharan mejor los nutrientes disponibles, incluso en condiciones adversas como las heladas agronómicas que afectaron al lote en las primeras etapas del cultivo.

Estos ensayos confirman que una combinación inteligente de fertilización básica y foliar no solo incrementa los rendimientos, sino que también contribuye a un manejo más sostenible y rentable del cultivo. De cara a futuras campañas, el desafío será implementar estas estrategias en mayor escala, promoviendo su adopción entre los productores locales como una herramienta clave para mejorar tanto los rendimientos como la calidad del producto final.

Del campo al plato con ciencia e innovación

La papa, ese humilde tubérculo que nutre a millones, está viendo un renacimiento en Tucumán gracias a los avances en fertilización y estimulación foliar. Con incrementos significativos en la productividad y una calidad mejorada, esta revolución verde promete transformar no solo los campos, sino también las mesas de los argentinos.

¿Cuál será el próximo capítulo en esta historia de innovación agrícola? El tiempo —y las papas— lo dirán.

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