China es el mayor importador de commodities del planeta, y eso incluye a la carne vacuna, desde luego. En particular para la Argentina es un comprador excluyente; al menos el 70% de nuestras exportaciones del rubro terminan en el gigante asiático. Se ha convertido en una plaza codiciada, dominada por la oferta sudamericana, a despecho de los esfuerzos de Australia y Estados Unidos.
Por cierto, han aparecido sombras en este vínculo. Después de haber alcanzado valores atractivos hace dos años, los precios que paga China cedieron notablemente. La carroza no se convirtió en calabaza, pero varios de los proveedores del gigante asiático, en especial Brasil y Uruguay, recortaron sus negocios con este mercado. De todos modos, y ante la presión del socio mayor del Mercosur, el último mes trajo alguna mejoría en este sentido.
Las razones son claras. La caída en la disponibilidad de hacienda para faena en Brasil ha encarecido incluso los precios del llamado “boi China”, aumentando la presión sobre los compradores asiáticos. Para la Argentina se menciona una mejora en torno del 10% aproximadamente, todavía lejos de los precios de 2022, si bien se trata de un avance.
La novedad ahora indica que Beijing pronto exigirá trazabilidad total en toda la cadena de suministro de carne vacuna, desde el nacimiento del animal hasta su exportación. Forma parte de un requisito que ya está incluido en los acuerdos comerciales con varios países, si bien los importadores chinos todavía no lo han aplicado.
Danielle Schneider, coordinadora de trazabilidad de la Asociación Brasileña de Industrias Exportadoras de Carne (ABIEC), confirmó esta exigencia durante un evento organizado por Imaflora en Cuiabá, Mato Grosso. Schneider dijo que se espera que estos cambios se desarrollen en los próximos dos años, con China estableciendo sus propios protocolos de trazabilidad.
A diferencia de Europa, el gigante asiático aún no está pidiendo información relacionada con la deforestación, solo trazabilidad. Sin embargo, al hacer esto, es muy posible que abordar la deforestación podría ser el siguiente paso.
Un estudio de la Academia China de Ciencias Sociales y la Fundación Getulio Vargas, apoyado por la ONG estadounidense The Nature Conservancy, encontró que los consumidores chinos estarían dispuestos a pagar hasta un 22,5% más por la carne si viniera con garantías de provenir de áreas de deforestación cero.
Según medios del vecino país, Peng Ren, gerente de proyectos de la ONG china Global Environmental Institute, afirmó que las discusiones para desarrollar soluciones de trazabilidad con Brasil comenzarán muy pronto, con el objetivo de iniciar los primeros envíos de carne 100% rastreable ya el próximo año. “Estamos dando los primeros pasos”, dijo el ejecutivo.
Tras las auditorías realizadas en diciembre de 2023, China aprobó 38 nuevas plantas brasileñas procesadoras de carne para la exportación, incluidas 24 dedicadas a la carne de vacuno. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura de Brasil, se trata del mayor número de autorizaciones de plantas otorgadas en una sola instancia en la historia de las relaciones comerciales entre los dos países.
Es de suponer que tarde o temprano esta exigencia podría alcanzar a la Argentina, con lo cual cobra aún más importancia la información de la Bolsa de Comercio de Rosario respecto del futuro de este mercado, sobre todo en función de sus planes de autoabastecimiento para muchos commodities a mediano plazo y las serias dificultades que tendría nuestro país para cubrir una baja importante en sus compras.
¿Qué se espera para la carne vacuna los próximos diez años? En principio, las perspectivas del Sistema de Monitoreo Agrícola y Alerta Temprana de China (CAMES) proyectan que la producción total de carne de este país alcanzará 96,7 millones de toneladas en 2024. De eso, apenas un 8% es carne bovina, un 59% corresponde a la carne porcina, y un 27% a la carne aviar, entre otras carnes que completan el total.
Paralelamente el consumo de proteína animal se elevaría a 101 millones de toneladas, en función de datos oficiales del gobierno chino. Con esta perspectiva productiva y de consumo, las importaciones de carne de distinto tipo se acercarían a los 6 millones de toneladas este año.
En el caso particular de la carne vacuna, el consumo espera acercarse a las 10,2 millones de toneladas en 2024, mientras que las importaciones apuntan a totalizar 2,7 millones de toneladas, por ahora sin grandes cambios respecto del año previo y en un contexto para la Argentina de alta competencia con numerosos países.
Hacia delante, la expectativa respecto de las compras de carne vacuna del gigante asiático es optimista de manera unánime. Sin embargo, entre proyecciones hay diferencias en los niveles de crecimiento. Las importaciones de carne vacuna hacia China esperan ser un 16% mayores en 2033 desde los niveles de 2023, de acuerdo con los datos del CAMES. No obstante, las perspectivas de la OCDE–FAO y del USDA proyectan tasas de crecimiento mucho más amplias, con los niveles anuales de 2033 entre un 44% y un 48% por encima de los de 2023.
En tanto, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China (MARA) pronosticó en el último Informe de Perspectivas Agrícolas de China (2023-2032) que la demanda de importaciones de carne vacuna mantendrá un crecimiento anual promedio del 2,8 por ciento durante los próximos diez años.
Por su parte, el USDA indica que si bien la tasa de aumento de las importaciones chinas de carne vacuna se ha enfriado desde 2022, es probable que experimente un crecimiento leve durante la próxima década, lo cual no quita que se mantenga entonada la demanda por cortes diferenciados y con valor añadido.
El informe del USDA calcula que las importaciones chinas podrían alcanzar los 3,5-3.6 millones de toneladas de carne de vacuno en 2032. Las necesidades del consumo se seguirán cubriendo con importaciones.
La dinámica productiva en Argentina y su estrategia de inserción en China será fundamental para captar una cuota mayor del mercado cárnico más popular del planeta. Al igual que en el caso de la soja, los principales competidores para la provisión de carne bovina al gigante asiático son Brasil y Estados Unidos. Nuestra carne tiene con qué dar la pelea.