Alimentar al mundo sin desperdiciar: estrategias desde Argentina

En el país, las pérdidas en cadenas como la manzana y el tomate superan el 30%. Se trabaja en soluciones integrales para mitigar el problema

En América Latina, se desperdicia alrededor del 10% de los alimentos, lo que equivale a 130 millones de toneladas al año EFE/José Jácome

El desperdicio de alimentos es una problemática alarmante que afecta tanto a nivel mundial como local. En Argentina, un estudio reciente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) reveló que hasta un tercio de la producción en diversas cadenas agroalimentarias podría perderse. Las canastas de manzana y tomate son las más afectadas, con pérdidas superiores al 30%, mientras que productos como arroz, girasol, carne bovina y trigo muestran valores más bajos.

La magnitud del problema

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente un 30% de los alimentos producidos globalmente nunca llega a consumirse, lo que representa unas 1.300 millones de toneladas anuales.

En América Latina, se desperdicia alrededor del 10% de los alimentos, lo que equivale a 130 millones de toneladas al año. En Argentina, un estudio del 2015 estimó que el desperdicio ascendía al 12.5% de la producción total de alimentos.

El equipo de Agronegocios de la FAUBA ha desarrollado una metodología ajustada a la realidad nacional para medir estas pérdidas desde la producción en los campos. Analizaron diez cadenas agroalimentarias clave: trigo, girasol, arroz, naranja, manzana, tomate, papa, carne bovina, leche y azúcar.

Los resultados preliminares mostraron una gran variabilidad, con pérdidas que oscilan desde un tercio en manzana y tomate, hasta valores mucho menores en arroz, girasol, carne bovina y trigo.

El compromiso de reducir el desperdicio alimentario no recae únicamente en los agricultores y productores. Los consumidores también tienen un papel crucial que desempeñar -SOCIEDAD SALUD STARR/FLICKER-

¿Por qué hay tanto desperdicio?

Las pérdidas y desperdicios de alimentos pueden clasificarse en dos categorías: pérdidas durante la producción y distribución, y desperdicios en la etapa de consumo final.

En la producción agrícola, los factores climáticos y las enfermedades son causas significativas de pérdida en la precosecha. Durante la cosecha, las ineficiencias y la falta de tecnología adecuada contribuyen a la merma. Además, los bajos precios pueden llevar a decisiones como no cosechar tomates porque los costos comerciales no se cubren.

En las etapas de almacenamiento y transporte, especialmente en productos hortícolas, la falta de cámaras y transportes refrigerados es un factor crucial. Esta carencia reduce la vida útil de los alimentos, incrementando las pérdidas. Conocer los segmentos específicos donde ocurren estas pérdidas abre la posibilidad de implementar mejoras efectivas.

Estrategias para mitigar el desperdicio alimentario

Frente a este panorama, la mitigación del desperdicio de alimentos es una prioridad a nivel mundial y local. En 2013, Argentina creó un espacio dentro del entonces Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación para abordar esta problemática. En 2018, se formalizó el Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, que involucra a una red amplia de ONG, empresas, universidades y gobiernos locales.

Estrategias Globales

A nivel mundial, varios países han adoptado medidas para reducir el desperdicio de alimentos. Estas incluyen:

  1. Iniciativas Legislativas: varios países han implementado leyes que obligan a los supermercados a donar los alimentos no vendidos a bancos de alimentos o a organizaciones benéficas.
  2. Tecnologías de Conservación: se están desarrollando nuevas tecnologías para mejorar la conservación y el transporte de alimentos, como envases inteligentes y métodos avanzados de refrigeración.
  3. Campañas de Concienciación: las campañas de educación pública buscan cambiar la percepción de los consumidores sobre la compra y el uso de alimentos, promoviendo prácticas de consumo responsable.
Desperdicio de alimentos: las canastas agroalimentarias de manzana y tomate sufren pérdidas superiores al 30% EFE/LUIS EDUARDO NORIEGA A./Archivo

Estrategias locales

En Argentina, el equipo de Agronegocios de la FAUBA trabaja con 30 municipios para motorizar planes estratégicos de reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos. Las características específicas de cada localidad determinan las medidas concretas a implementar. Por ejemplo, en municipios donde el turismo y la gastronomía son sectores clave, se enfocan en reducir los desperdicios en restaurantes y hoteles.

Algunas estrategias locales incluyen:

  1. Capacitaciones y Educación: se llevan a cabo programas de capacitación para agricultores, comerciantes y consumidores sobre prácticas de manejo y conservación de alimentos.
  2. Planes de Comunicación: se diseñan campañas de sensibilización para educar al público sobre la importancia de reducir el desperdicio alimentario.
  3. Recetarios Sostenibles: se promueven recetas que utilizan partes de alimentos que usualmente se descartan, como hojas de remolacha o pencas, para maximizar el uso de cada producto.
  4. Incentivos a Buenas Prácticas: se implementan incentivos para que los productores adopten prácticas que minimicen las pérdidas durante la cosecha, el almacenamiento y el transporte.

La Responsabilidad es de todos

El compromiso de reducir el desperdicio alimentario no recae únicamente en los agricultores y productores. Como consumidores, también tenemos un papel crucial que desempeñar. Adoptar hábitos de consumo responsable, como planificar las compras, almacenar adecuadamente los alimentos y reutilizar sobras, puede hacer una gran diferencia.

Además, los consumidores pueden apoyar a productores locales que adoptan prácticas sostenibles y comprar productos de temporada, que suelen tener menos pérdidas asociadas a su producción y transporte.

El desperdicio alimentario es un problema complejo que requiere un enfoque integral para ser abordado eficazmente. Implementar estrategias a nivel global y local, educar y concienciar a la población, y promover prácticas sostenibles son pasos cruciales hacia un futuro más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.

La colaboración entre gobiernos, empresas, organizaciones y ciudadanos es esencial para alcanzar este objetivo y asegurar la sostenibilidad del sistema alimentario global.

FUENTE: SLT FAUBA