Avances en la “papa inteligente”: optimización del uso del agua para una agricultura sostenible

En el corazón de la innovación agrícola, un equipo del INTA Balcarce en Buenos Aires está liderando el camino hacia cultivos más inteligentes. Está en desarrollo una nueva variedad de papa que promete optimizar el uso del agua, uno de los recursos más valiosos y limitados en la agricultura.

Este proyecto no solo busca mejorar los rendimientos, sino también proteger el ambiente y asegurar la sostenibilidad del cultivo de papa, una de las hortalizas más consumidas en Argentina.

La papa, conocida científicamente como Solanum tuberosum, es una planta herbácea y tuberosa con una larga historia de cultivo en la región andina. Esta hortaliza esencial es una fuente vital de nutrición, con un alto contenido de agua, almidón, proteínas, minerales y lípidos.

Con una producción mundial que alcanza aproximadamente 376 millones de toneladas, China, India y Ucrania lideran como principales productores. En Argentina, la papa se cultiva en unas 80,000 hectáreas, produciendo alrededor de 3 millones de toneladas anuales.

El sudeste de Buenos Aires es una de las principales regiones productoras del país, responsable del 43% de la papa consumida a nivel nacional. En 2024, la superficie sembrada en esta región ha crecido un 6.2%, alcanzando 34,815 hectáreas. Este incremento refleja la importancia y la demanda creciente de esta hortaliza, cuyo consumo anual por habitante se sitúa en torno a los 53-54 kilos.

La necesidad de desarrollar cultivos que hagan un uso eficiente del agua es más urgente que nunca. Sergio Feingold, coordinador del programa de Biotecnología del INTA y especialista en edición génica, enfatiza la importancia de este enfoque para la sostenibilidad agrícola futura. La investigación del INTA Balcarce se centra en la edición génica para desactivar sensores en las plantas que detectan la disponibilidad de agua en el suelo. Esto permite que las plantas sigan creciendo incluso cuando el agua es limitada.

Tradicionalmente, se ha creído que la falta de agua detiene el crecimiento de las plantas. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que las plantas en realidad anticipan la escasez de agua y ajustan su crecimiento en consecuencia. Cuando detectan una disminución en el agua del suelo, cierran los estomas, pequeñas válvulas en las hojas que previenen la pérdida de agua, pero también limitan la entrada de dióxido de carbono necesario para la fotosíntesis. Este mecanismo natural de defensa, aunque eficiente, también frena el crecimiento de las plantas.

El equipo del INTA Balcarce ha trabajado con la variedad Spunta, la más comúnmente cultivada para el consumo en fresco en Argentina. Utilizando técnicas avanzadas de edición génica, han inactivado un gen clave en el mecanismo de sensado de agua. Como resultado, las plantas modificadas pueden continuar creciendo incluso cuando la disponibilidad de agua cae por debajo del umbral crítico del 50%.

Cecilia Oneto, Gabriela Massa y Florencia Rey Burusco, junto con Feingold, están detrás de esta innovadora investigación. Ellos creen firmemente que estas nuevas variedades permitirán un manejo más racional del agua, minimizando impactos negativos como la salinización y la erosión del suelo, y aprovechando al máximo las lluvias ocasionales. Los ensayos a campo, programados para la próxima campaña, serán cruciales para confirmar los prometedores resultados obtenidos en condiciones controladas.

El equipo del INTA Balcarce tiene grandes expectativas para estos ensayos a campo. Si los resultados reflejan lo observado en los ensayos controlados, las plantas mejoradas no solo mantendrán niveles de producción iguales o superiores en condiciones de buena disponibilidad de agua, sino que también superarán en rendimiento a las variedades convencionales bajo condiciones limitadas de agua.

Este desarrollo no solo tiene el potencial de revolucionar la producción de papa en Argentina, sino que también representa un paso significativo hacia una agricultura más sostenible y resiliente. La capacidad de cultivar papas que optimicen el uso del agua puede aliviar la presión sobre los recursos hídricos, beneficiando tanto a los agricultores como al ambiente.

Los resultados entusiasman: el avance en el desarrollo de una papa que optimiza el uso del agua es un ejemplo perfecto de cómo la innovación y la tecnología pueden unirse para abordar los desafíos actuales de la agricultura. A medida que continúen las investigaciones y ensayos, el futuro de la producción de papa en Argentina parece prometedor, con un enfoque claro en la sostenibilidad y la eficiencia en el uso de los recursos.

Fuente: Inta