¿Cuáles son las nuevas demandas por parte de los consumidores de los productos del agro? A esta cuestión responde Federico Bert, Coordinador de Digitalización Agro del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Bert, Ingeniero agrónomo y Doctor en ciencias agropecuarias de la Facultad de Agronomía de la UBA, detalla que desde 1960 hasta hoy, en el planeta hay 5000 millones de personas más. “Y eso posiblemente es así porque el sistema agroalimentario en su conjunto fue capaz de aumentar 50% la cantidad de kilocalorías disponibles por habitante en esa misma ventana de tiempo”.
En ese lapso, explica, aumentó tres veces y media la producción de los principales cultivos y se incrementó cinco veces la producción total de proteínas animales.
De los alimentos a la bioenergía
“Como si todo eso fuese poco el sector agropecuario pasó de ocupar un lugar en el que solo se enfocaba en la alimentación a ser, además, proveedor de energía, y formar parte de la matriz energética del planeta”. “Y en ese tiempo la agroindustria también fue capaz de producir 150 millones de metros cúbicos de biocombustibles, que es lo suficiente para llenar el tanque una vez por año de 3000 millones de vehículos, que son los que hay hoy en el planeta”, subrayó Bert durante su exposición en A Todo Trigo.
En tanto, el índice de precios de los alimentos, que es un indicador que calcula FAO se mantuvo constante: algo bueno para el consumidor, pero no para el productor porque implica una reducción de precios en términos reales. “En definitiva, se obtiene mucha más comida al mismo precio o incluso a precios más bajos”, enfatizó el referente del IICA.
Agro 4.0
Una mirada retrospectiva permite ver que en todo ese período gran parte del foco estuvo puesto en “cuánto” se producía. Hoy, señala el Ing. Agr. Bert, “la demanda proviene de un consumidor mucho más exigente, que interactúa y exige una reconfiguración de los sistemas agroalimentarios, poniendo el foco en satisfacer demandas muy específicas”. "
El agro, “es parte de una industria cuyo tamaño de mercado no para de crecer, y que está pasando de una era donde lo que importaba era el cuánto, a una nueva época donde, además, interesa qué produzco y cómo lo hago”, agregó.
“En 10 años vamos a ser 1000 millones de personas más habitando el planeta, y en 7 años más, la necesidad actual de 150 millones de metros cúbicos de biocombustibles, se incrementará a 220 millones, porque también lo van a empezar a usar los aviones… Pero además, aparecen otras demandas: la alimentación de nuestras mascotas, cuyos dueños son cada día más exigentes”, destalla Bert quien aporta un dato: en la actualidad se utilizan para este mercado creciente 40 millones de toneladas de grano.
De la necesidad, nace la oportunidad
Como reflejo de una demanda cada vez más sofisticada y exigente, emergen nuevos mercados. Un ejemplo de ello, son los productos orgánicos, cuyas ventas totales “se multiplicaron por siete en 15 años, y se cuadruplicaron desde 2013 hasta la actualidad.
“Donde hay una necesidad, nace una oportunidad de negocio”, asegura el referente del IICA, y explica que a lo largo y a lo ancho de todo el planeta conviven necesidades e intereses muy distintos. Mientras un público selecto quiere café orgánico de Costa Rica, procedente de una finca determinada, que tenga medida la huella de carbono y sea preparado por un barista en particular; otro grupo de personas lo único que pretenden es comer un plato de arroz.
“Ambos segmentos aumentan en volumen todo el tiempo, por lo cual, en términos de implicancias empresarias, podemos elegir dónde nos paramos”, indica el investigador de sistemas agropecuarios. Y destaca: “En ese contexto, debemos saber que hay una creciente conciencia sobre el cuidado del ambiente, la alimentación saludable y especializada”
Nuevos mercados, nuevas regulaciones
“Así como surgen nuevos mercados, aparecen nuevas regulaciones”, explica Bert y agrega que “el primer forzante para este agro 4.0 son las nuevas demandas, y el segundo, las nuevas tecnologías, y en especial las digitales, que son las que hacen posible la hiperconexión entre el consumidor y el productor, entre oferta y demanda, con todos los flujos de información que se requieren para que esas cadenas se acorten, sean cada vez más transparentes, y más informadas”
En definitiva, subrayó el experto: los sistemas agroalimentarios en su conjunto están viviendo la reconfiguración de las cadenas de valor por la incorporación de nuevas tecnologías, haciendo foco en los intereses y necesidades del consumidor.
Transformación digital
Bert señaló que “estamos recién en el comienzo de esta transformación tecnológica, dado que recién estamos digitalizando algunos procesos”. Y esto está ocurriendo en un contexto con temas coyunturales, como los conflictos bélicos, y por cuestiones más estructurales como el cambio climático, que pasó a ser un eje central de la política y del sistema financiero mundial.
“La demanda es tan segmentada que hay lugar para seguir haciendo lo mismo ajustándolo a los tiempos que corren, o capturar oportunidades nuevos negocios ofreciendo al mundo productos nuevos especializados o incluso los mismos productos, pero producidos con distintos procesos certificados, o lo que sea que de alguna manera capture parte de ese valor que el mercado está dispuesto a pagar”, subraya el Coordinador de Digitalización Agro del IICA.
Más allá de las fronteras
El experto considera que “debemos tener una actitud activa de posicionamiento e incidencia en lo que pasa más allá de los límites de los sistemas agroalimentarios, en especial en los ámbitos de negociación internacional donde se definen cuestiones que afectarán nuestro futuro”
En medio del cambio de paradigma del “cuánto” al “cuánto, qué y cómo” el investigador considera “inexorable el camino hacia un mayor profesionalismo y tecnificación de los sistemas tanto agropecuarios como empresarios”, y concluye que en ese marco son fundamentales las estructuras institucionales para “lograr el posicionamiento adecuado y estar sentado a la mesa, en lugar de ser parte del menú”.