La ministra de Hábitat y Desarrollo Urbano de la provincia de Buenos Aires, Silvina Batakis, señaló que “la mortalidad en términos generales va a crecer mucho respecto de 2023 y 2022″, a raíz del impacto de las políticas de ajuste implementadas por el gobierno de Javier Milei.
Batakis estuvo menos de un mes como ministra de Economía durante el gobierno de Alberto Fernández. Luego fue presidenta del Banco Nación, hasta que recaló en diciembre del año pasado como funcionaria del gobernador Axel Kicillof.
Según la ministra, la falta de acceso a medicamentos y alimentos es un problema grave desde que comenzó la administración de La Libertad Avanza (LLA). “Cuando tenés un adulto que empieza a tomar un remedio día por medio te va a aumentar la tasa de mortalidad, cuando tenés pacientes oncológicos que no pueden acceder a sus remedios, la mortalidad va a crecer”, señaló en declaraciones a Canal 9.
“Hay pacientes diabéticos que ya no pueden acceder a los medicamentos que antes conseguían y vemos que se les tiene que amputar una pierna. Esto es solo una muestra de las consecuencias de las políticas actuales”, agregó.
Un informe reciente de UNICEF destacó una reducción del 54% en el consumo de frutas y verduras, y un aumento del 24% en la ingesta de harinas entre niños, niñas y adolescentes (NNyA). En base a una encuesta de ese organismo de Naciones Unidas de mayo, los ingresos del 48% de los hogares argentinos no alcanzan para cubrir los gastos mensuales corrientes con una diferencia de 7 puntos más con respecto al año anterior, cuando así lo manifestaban el 41%, y de 15 puntos más si la referencia es 2022, cuando eran el 33 por ciento.
Batakis citó esas cifras preocupantes para señalar que el deterioro económico, que reduce la compra de alimentos de calidad, “afecta a esa población, pero también al futuro de todos los argentinos, porque esos niños y adolescentes que hoy no están recibiendo nutrientes suficientes tendrán dificultades para adquirir conocimientos”.
De acuerdo al reporte de Unicef, el 76% de los encuestados reveló que come menos carne (en 2023 habían respondido afirmativamente el 64%); lácteos (57% en el período de la encuesta, cuando el año pasado lo expresaba el 44%) y frutas y verduras (el 58% dice que consume menos, contra el 44% del año pasado). Significa -según UNICEF Argentina- que alrededor de 10 millones de chicas y chicos comen menos de estos nutritivos alimentos.
La titular del ministerio de Hábitat bonaerense también alertó que ese deterioro produce “una exclusión muy fuerte del sistema educativo que se está produciendo a través de la pérdida de calidad en los alimentos”.
“Muchos chicos están saltándose una comida por día y eso no solo les afecta directamente, sino que vulnera el desarrollo de toda la sociedad argentina”, comentó Batakis.
La crítica de Batakis no se limitó al ámbito de la salud y la alimentación. También vinculó la precariedad económica con un aumento en la delincuencia, especialmente en delitos relacionados con el narcotráfico. “Cuando dejas de percibir ingresos o no te alcanzan para fin de mes, el narcomenudeo es lo más fácil que tener para poder llevar algo de comida a tu casa. Esas denuncias hoy aumentaron un 80%”, aseveró la funcionaria encargada de las políticas habitacionales.
En respuesta a una pregunta sobre si “estadísticamente, se va a morir más gente en la provincia” de Buenos Aires, Batakis fue enfática en ratificar que “está convencida” en que la tasa de mortalidad va a aumentar.
La tasa de mortalidad se viene reduciendo en las últimas décadas en todo el mundo. En Argentina, según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), la tasa de mortalidad infantil (TMI) en menores de un año siguió una evolución muy positiva entre 2005 y 2022, pasando de 13,3 cada mil nacidos vivos a 8,4, pero ese indicador se estancó desde el 2018 hasta la actualidad.
Esta evolución no es igual en todas las provincias. Las brechas de desigualdad social son persistentes, de acuerdo al grado de desarrollo económico territorial. En Formosa registró en 2022 una TMI en menores de 1 año de 15,1 cada 1000 nacidos vivos, mientras que en Tierra del Fuego fue 3,9.