“No descarto que le quieran tirar un muerto”. Al regresar de El Salvador, Javier Milei expresó esa frase polémica. Lo hizo sin presentar argumentos claros que la sostengan. Acusó al kirchnerismo de estar montando una operación mediática y política para desestabilizar a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. ¿Por qué? Según el Presidente, es porque está “rompiendo intermediarios” en la entrega de planes sociales y alimentos, y está “enfrentando delincuentes”.
Para defender a la ministra, que desplazó y denunció al secretario de la Niñez, Pablo de la Torre, y que quedó envuelta en un conflicto por el reparto de alimentos almacenados - a punto de vencerse - en galpones de Villa Martelli y Tafí Viejo, el Presidente decidió meter al barro del caos al kirchnerismo. Sin nombres propios y sin apuntados directos, pero tironeó a ese sector de la oposición hacia el lugar donde apuntan las luces.
Se apalancó en una estrategia que suele utilizarse en la política. En medio de una situación que convirtió en un hervidero al oficialismo, acusó a una parte de la oposición de estar detrás de una operación para desestabilizar a Pettovello, que es una de las ministras de su mayor confianza y una figura muy fuerte dentro de la estructura del gobierno nacional.
“¿Qué va a esperar usted de un kirchnerista? Lo lógico es que la traten de operar, que la ensucien por los medios, que le inventen cosas, que digan barbaridades sobre ella para tratar de desprestigiar. En lugar de decir ‘es falso lo que está diciendo’, no. La tratan de ensuciar, le tratan de hacer trampa, para que ella y su equipo se intimiden”, señaló el Jefe de Estado.
Fue la jefa de la fuerza política acusada la encargada de responderle. “En lugar de echarle la culpa a los “kirchneristas”, revise sus ideas y decisiones acerca de crear un mega ministerio inmanejable y confiárselo a una persona sin experiencia de gestión en las múltiples disciplinas que abarca”, fue la sentencia de Cristina Kirchner en el comienzo de la semana. Pettovello tiene bajo su órbita la secretaría de Educación, Trabajo, Cultura y Niñez, además de la ANSES.
A ella le siguieron dos dirigentes de su círculo de confianza. Primero fue el ex secretario de la Presidencia Oscar Parrilli. “A medida que vayan intensificando sus errores y las consecuencias nefastas, la actitud violenta de este señor y su gabinete se va a intensificar pero está directamente relacionada con el fracaso de su gestión”, aseguró. Y agregó: “Dicen que la culpa es de los kirchneristas. Estas son palabras de un presidente y no ya de un candidato que intenta exculpar su desidia, imbecilidad e irresponsabilidad”.
Luego fue el turno de la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. “Después de semanas de operaciones y mentiras tuvieron que reconocer que tenían alimentos sin entregar y por vencerse. Nunca gestionaron y dan sobradas muestras de la incapacidad que tienen para gobernar. Lo demostraron con lo del faltante de gas, con la no entrega de alimentos, todo esto mientras Milei sigue de vacaciones por el mundo”, sostuvo la dirigente camporista.
El kirchnerismo cerró filas para defenderse de las acusaciones de Milei, a las que consideran infundadas y sin sentido. En el Instituto Patria advierten que parte de los problemas de la gestión libertaria están apoyados sobre la demonización de la gestión pública que hace el Presidente. “Pettovello no tiene formación ni capacidad de gestión para controlar cuatro ministerios y el ANSES. Todo bajo su órbita”, indicaron en el entorno de la ex presidenta.
En el mundo K cayó muy mal la acusación de Milei de que ese espacio político era capaz de “tirar un muerto” para perjudicar su gestión. Creen que el Jefe de Estado está teniendo expresiones desafortunadas que no le traen ningún costo político y que son naturalizadas sin que causen demasiado ruido en el arco político. “Son inútiles, corruptos e insensibles”, sostuvieron cerca de CFK.
Aseguran que el propio gobierno está denunciando que hubo corrupción dentro de la gestión, en referencia a la denuncia del ministerio de Capital Humano a De la Torre, por irregularidades en contrataciones y cobros en dólares, que se cambiaban en los contratos que la Secretaría hizo con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Lo marcan, claro está, como uno de los puntos débiles e inconsistentes de la gestión de Pettovello, pese a que la denuncia contra su ex secretario fue avalada por ella. Incluso, en ese camino de depuración, ayer desplazó a cuatro funcionarios que estaban ligados a De la Torre. Ninguno de esos movimientos cambian la mirada del kirchnerismo, donde advierten que la ministra de Capital Humano conocía lo que estaba sucediendo en la estructura que maneja, aunque consideren que le queda grande.
En el mundo K le endilgan a Milei la irresponsabilidad de armar un esquema ministerial enorme que, en los hechos, es inmanejable. Y están seguros que, tarde o temprano, ese ministerio será foco de otros conflictos, debido a que su conductora no tiene experiencia en la gestión y “está al mando de un enorme barco sin saber ni siquiera navegar”.
Además, no descartan que el Presidente siga intentando meterlos en el medio del barrial que se generó después de que se destapó el conflicto por el reparto de alimentos y los contratos en la Secretaría de la Niñez. “Ellos mismos se crearon el problema. Toman malas decisiones. No hay ninguna situación que amerite sospechar del kirchnerismo, pero en el ADN de Milei está responsabilizarnos de todo a nosotros”, indicaron en el Instituto Patria.