La empresa argentina Trinswol SA exportó cereales de marca Granix a Venezuela entre 2011 y 2014 por USD 22 millones, productos locales que se vendían en los mercados públicos para el desayuno de los venezolanos. Era una sociedad que había sido creada en diciembre de 2010 para el comercio mayorista, seis meses antes de esas primeras exportaciones. Su domicilio registrado era un edificio residencial en el barrio porteño de Agronomía. Esas operaciones están ahora bajo sospecha: la Justicia argentina investiga si se inflaron los precios de esas ventas con objetivo de conseguir los dólares a precio preferencial que entregaba el gobierno venezolano.
Una alianza periodística entre Transparencia Venezuela y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), de la que participó Infobae, logró reconstruir las maniobras realizadas por los dueños argentinos y el socio venezolano de Trinswol SA, a través de reportes confidenciales de la Unidad de Información Financiera (UIF), registros oficiales y otros documentos públicos. Eran exportaciones que realizaba la empresa argentina a otra firma, de uno de sus accionistas, en Caracas. La UIF interpretó que la maniobra escondía una posible “manipulación” de los costos para sacar ventaja con un tipo de cambio preferencial en el mercado venezolano.
El juez Marcelo Aguinsky impulsó la denuncia realizada por la fiscalía antilavado (PROCELAC) y indagó la semana pasada a Pablo Rosa y su hijo Facundo Rosa por el delito de lavado de dinero asociado a esta venta de cereales a Venezuela. Tras la declaración de los empresarios argentinos, el magistrado evalúa la situación procesal del abogado venezolano Generoso Mazzocca, que también está entre los investigados en el expediente. El magistrado notificó a las autoridades de Interpol para ubicar y citar a indagatoria en los tribunales argentinos a Generoso Mazzocca, el accionista venezolano de Trinswol y de la compradora de los productos Granix en el país caribeño.
Aguinsky ya tiene experiencia en este tipo de causas: tras ocho años de investigación, el magistrado procesó en mayo pasado al empresario argentino Juan José Levy por las millonarias exportaciones fraudulentas a compañías estatales venezolanas, un caso testigo que puede abrirle el camino a muchas otras acusaciones por operaciones dentro del fideicomiso bilateral con Venezuela que todavía no han prosperado ante la falta de colaboración desde Caracas.
Según la maniobra reconstruida, Trinswol actuó como una empresa intermediaria que fue creada en Argentina para exportar distintos productos a Venezuela. Pero no sólo cereales de Granix llegaron a Caracas. La firma también tercerizó la venta de maquinarias agrícolas para siembra y fertilización de Pillmayquen SA. El fiscal Emilio Guerberoff no presentó acusaciones contra las compañías que fabricaron los productos exportados al entender que no formaron parte de la maniobra.
Desde Alimentos Granix, ante la consulta de Infobae, confirmaron que Trinswol SA fue cliente de ellos, aunque aclararon: “Desconocíamos el resto de las consideraciones mencionadas (en el correo electrónico). Adicionalmente, agregamos que hace más de un año recibimos un oficio judicial en el que se nos requirió que informemos las operaciones que se habían realizado con esa empresa. Inmediatamente dimos respuesta y remitimos toda la información y documentación respaldatoria que obraba en nuestro poder con relación a este cliente en particular”.
Incremento patrimonial del 2500%
Trinswol firmó un contrato en 2011 con la sociedad venezolana Agropecuaria Temblador por USD 200.000. Pablo y Facundo Rosa no figuraban en esa firma venezolana pero sí Mazzocca, su socio en la contraparte argentina. Trinswol se comprometía, por un lado, a prestar servicios de marketing y comercialización para hacer estudios de mercado en Venezuela y, por el otro, a exportar productos alimenticios y maquinaria agrícola a ese país. Sin embargo, los fondos que llegaron a Argentina desde la empresa venezolana fueron mucho más altos. Las transferencias recibidas por Trinswol ascendieron a USD 22 millones en el período 2011-2013, según el reporte de la UIF.
Las ganancias encendieron las alarmas de la Unidad Antilavado. “Nos llama la atención que una empresa con un capital inicial de 12.000 pesos, sin aportes realizados en el año, con una estructura tan pequeña y casi sin experiencia en el rubro, haya obtenido en el primer ejercicio un incremento del 2500% en su patrimonio”, escribieron los analistas de la Unidad Antilavado. Para hacer frente a los supuestos estudios de mercado, la empresa argentina subcontrató a cinco firmas internacionales que también estaban relacionadas directa o indirectamente con el venezolano Mazzocca.
Los contratos firmados entre Trinswol y cada una de las empresas proveedoras de servicios comprendían pagos de entre USD 70.000 y USD 180.000 mensuales. Los desembolsos se hicieron desde Argentina a las cuentas que tenían estas compañías en terceros países, lo que también despertó las sospechas de la UIF. Además, el dinero que cobraba Trinswol por sus ventas a Venezuela no se quedaba en Argentina. Los fondos iban a bancos en Panamá, Estados Unidos y Andorra, o bien volvían a cuentas en Venezuela.
Mazzocca y personas de su entorno que se repetían en muchas de las sociedades involucradas en la maniobra, quedaron expuestos en un “bucle” comercial. “Se advierte la coexistencia de distintas sociedades extranjeras que proveen servicios similares en las cuales se repiten los accionistas, directores, abogados y representantes (…) Aquí surge el interrogante sobre, si en realidad existe la prestación, si los precios de comercialización son los verdaderos, o si son superiores, si las firmas cuentan con la logística y los medios para proporcionar dicho servicio y, por último, por qué no fueron contratadas directamente por Agropecuaria Temblador”, escribió la UIF.
Las operaciones sospechosas ocurrieron cuando aún estaba vigente en Venezuela un férreo control de cambio que restringía el acceso a dólares tanto a particulares como a empresas. Las compañías que querían importar debían esperar que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) les aprobara la compra de dólares. Esas operaciones comerciales gozaban de un tipo de cambio preferencial (menos bolívares por dólar), pero su autorización era discrecional. Industrias con tradición comercial no lograban conseguir todas las divisas que requerían, mientras sociedades pantalla consiguieron grandes asignaciones. Más de USD 20.000 millones se habrían perdido por esta vía solo en 2013, según denuncias de exministros del gobierno de Hugo Chávez.
La maniobra de Mazzocca guardaba una última operación ventajosa. Luego de conseguir los dólares por la importación de productos, los vendía a empresas del Estado venezolano, como el famoso Mercado de Alimentos (Mercal), que fue uno de los programas bandera del chavismo, destinado principalmente a las familias de más bajos recursos.
Infobae le envió por mail un cuestionario al abogado de Pablo y Facundo Rosa, Armando De Anta, pero las preguntas no fueron respondidas. El letrado de los empresarios argentinos dijo que Trinswol fue liquidada y que los Rosa ya no viven en Argentina. Según Facundo Rosa publicó en su cuenta en Facebook, estuvo vacacionando en un yate en playas venezolana. También se intentó contactar a Mazzocca, pero desde sus oficinas en Caracas respondieron que el empresario estaba de vacaciones en una isla fuera de Venezuela.
De Buenos Aires al Mercal venezolano
Los estados contables de Trinswol arrojan pistas que ayudan a esclarecer algunos interrogantes: la empresa gastó USD 2,3 millones en 2011 en la exportación de productos a Venezuela. Pero lo que más llama la atención de los investigadores es que la compañía aseguró que adquirir los productos a sus proveedores le costó USD 380.000, mientras que el presupuesto para llevar esos bienes a los puertos venezolanos fue de USD 1,9 millones. Es decir, el precio final de venta a Venezuela se incrementó en más de 500%.
Otros documentos comerciales de la empresa revelan movimientos similares que se extendieron hasta 2013, justo el año en el que hizo mayores exportaciones a Venezuela. Trinswol compró en junio productos alimenticios por un valor de USD 235.000, pero le facturó a Agropecuaria Temblador un total de USD 795.000. Vendió los productos un 238% más caro.
“Las maniobras descritas evidenciarían una manipulación en los costos declarados por la sociedad exportadora argentina, que a través del incremento del precio de sus productos exportados le permitió a la compañía importadora venezolana la obtención de una mayor cantidad de divisas, en un contexto de restricciones al acceso al mercado de cambios”, advierte el reporte de la UIF.
La opacidad que caracterizó la asignación de divisas oficiales en Venezuela impide confirmar si Agropecuaria Temblador recibió divisas preferenciales en 2013. Pese a que a finales de ese mismo año, el presidente Nicolás Maduro aseguró que publicaría la lista completa de las personas jurídicas que habían recibido dólares preferenciales, la información no ha sido divulgada. Lo que sí es público es que Agropecuaria Temblador recibió USD 6,7 millones en 2014 por parte del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) que sustituyó a Cadivi, según la lista publicada por este organismo.
Una relación con historia
Aunque la mayoría de las empresas mencionadas en el reporte de la UIF están vinculadas directa o indirectamente con Mazzocca, la presencia de su socio Pablo Rosa fue clave para el negocio. Las relaciones comerciales entre ambos se remontan varios años antes del nacimiento de Trinswol y se desarrollan tanto en Buenos Aires como en Caracas.
Rosa padre visitó Venezuela más de 30 veces entre 1993 y 2019, según datos oficiales. El argentino figuró como director de la empresa Arrendamiento Corporativo de Venezuela, dedicada a la compra, venta, alquiler, importación de todo tipo de equipos de transporte y realización de obras civiles. Las otras directoras de la compañía eran en 2005 Yolanda Duran y María Antonia Rodríguez, esta última es la misma persona relacionada con Mazzocca que aparece al frente de las empresas proveedoras de Trinswol. El propio Mazzocca terminaría siendo director de Arrendamiento Corporativo de Venezuela años después.
Después de las exitosas exportaciones de Trinswol a Venezuela, Pablo Rosa y su esposa Patricia Lea Barbosa compraron en 2015 un departamento por casi USD 1 millón en Miami, según los registros obtenidos por el consorcio periodístico Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP). Los argentinos fueron propietarios en el edificio Biscayne Boulevard, una avenida rodeada por condominios de lujo. ¿Su vecino? Mazzocca que había comprado en 2011 un departamento con su mujer en el mismo edificio por USD 750.000.
Esta investigación fue realizada por una alianza periodística liderada por Transparencia Venezuela y el Centro Latinoamericano de Investigaciones Periodísticas (CLIP) con el apoyo del Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), Infobae y Tal Cual. Con la colaboración periodística de María Fernanda Sojo.