Este lunes será un día muy especial para Victoria Donda, la actual titular del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación). Porque comenzará el juicio contra el ex capitán de fragata, Adolfo Miguel Donda Tigel, su tío biológico, a quien se acusa de la apropiación de su sobrina tras su nacimiento en un centro clandestino de detención durante la última dictadura militar en Argentina.
El proceso se desarrollará en el Tribunal Oral Federal número 6, integrado por Ricardo Basílico, María Gabriela López Iñiguez y Daniel Horacio Obligado, quienes intentarán determinar la responsabilidad del ex marino, quien ejercía sus funciones en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Victoria es hija del hermano menor del represor, José María Laureano Donda, y de María Hilda Pérez, ambos desaparecidos en 1977.
-¿Qué significa para vos este juicio que comienza contra Adolfo Donda esta semana?
-Esta será la última parte de un juicio por la apropiación y por haber ocultado mi paradero. Personalmente es una deuda con la memoria de mis padres. Fue condenado por otros delitos y este es otro caso. El fiscal Pablo Parenti trabajó mucho en este caso. Calculo que en febrero o marzo estaré declarando yo.
-¿Tuviste alguna vez posibilidades de hablar con tu tío?
-A Adolfo Donda nunca lo conocí. Con Juan, que me crió, si mantengo una relación. Siempre voy a reconocer todo lo que hizo por mí. Lo sigo viendo, lo fui a visitar cuando estuvo detenido en una cárcel porque fue condenado por la apropiación y por otros delitos. También ahora que cumple prisión domiciliaria por un tema de salud. La sociedad ya lo juzgó. Tengo con él una relación única e irrepetible. Le agradezco haber respetado mi libertad y mis convicciones cuando desde muy joven empecé a ser una militante política. Ya lo perdoné.
El juicio que llevará adelante el TOF 6, es el segundo proceso que se realiza por la apropiación de la ex diputada, ya que el prefecto Juan Antonio Azic -quien también era integrante del grupo de tareas en la ex ESMA- fue condenado en 2012 a 14 años y medio de prisión por la sustracción y supresión de la identidad de Victoria Donda, a quien registró como hija propia con el nombre de Claudia Analía Azic.
-¿Qué sentiste cuando le otorgaron recientemente salidas transitorias a tu tío biológico?
-Creo que está muy mal que se le otorgue ese beneficio carcelario a alguien que cometió los delitos más monstruosos. Está involucrado en el secuestro, en la desaparición de mi padre y de haberlo arrojado en los “vuelos de la muerte”. Además de aplicarle torturas a mi madre.
-¿Ya se apeló esa medida?
-Si, lo hizo la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y habrá que esperar cuál es la decisión que adopta la Cámara.
En octubre, la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal integrada por los jueces Carlos Mahiques, Ángela Ledesma y Guillermo Yacobucci, le concedió a Donda Tigel, en otras causas de lesa humanidad, salidas transitorias, una medida que fue repudiada por los organismos de Derechos Humanos.
-Por otro lado, estás terminando un nuevo libro, ¿de qué se trata?
-Hablo de mi vida política, de la reconstrucción del vínculo con mis hermanas. De cómo el amor vence al odio. Está dirigido a los jóvenes, que deben saber lo que significa tener una democracia. Los chicos que tienen ahora 15, 20 o 25 años que nacieron en democracia no saben todo lo que significó para los argentinos la dictadura. Todo lo que se padeció.
-¿Cómo se va a llamar?
-Todavía no definimos el título ni cómo será la tapa. Tenemos un mes por delante, más o menos. Pero con una de las frases que te dije antes, creo que tenés un buen indicio de por dónde irá...
En 2004, cuando la ex diputada tuvo que hacerse los estudios inmunogenéticos que permitieron conocer su identidad, supo que tenía una hermana biológica llamada Daniela Donda, mayor que ella. Al mismo tiempo también conoció que Azic había sustraído la identidad de Carla Ruiz Dameri, otra hija de padres desaparecidos, con quien Victoria Donda se crió.
-No se parece al libro anterior que se llamó “Mi nombre es Victoria”.
-No, porque ahí contaba mi vida, lo trágico que me había pasado y el recorrido que tuve que hacer para la reconstrucción de mi identidad, que fue un proceso largo. Este nuevo está escrito en clave de presente. Porque un pueblo que pierde la memoria, puede cometer los mismos errores si no conoce el pasado. Creo que en la política, en estos días, se hace creer a los jóvenes que la libertad pasa por la ley del más fuerte. Y en realidad lo único liberador es la verdad.
-Hace muy poco se estrenó la película Argentina, 1985, sobre el juicio a las juntas militares. ¿Sirvió para generar mayor conciencia en la juventud de lo que significa la democracia?
-Es una gran obra, un hito en el cine argentino, muy bien hecha por Santiago Mitres. Viene en un momento justo, en el que la sociedad necesita recordar la historia. Me emocionó mucho y no pude terminar de verla.
-¿Por qué?
-Fui al cine Gaumont y no logré controlar las emociones. Quiero ver si puedo ir de nuevo con mi hija Trilce que ya tiene 8 años. Ella me ayuda a centrar mis emociones. Quizás lo haga cuando termine mi libro.
-Te llevo a otro terreno. Recientemente fuiste aceptada como querellante en la causa en la que se investiga el fallido atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Kirchner. ¿Qué te llevó a esa decisión?
-Se corrieron los límites de la discusión política. Dejamos pasar cosas graves como si fueran anécdotas. No es parte de la convivencia democrática lo que pasó. La violencia trae más violencia. Nunca voy a aplaudir a alguien que en un manifestación muestre una guillotina o porte una antorcha como si se tratara del Ku Klux Klan.
-Sin embargo la causa parece no avanzar con la decisión de liberar a varios de los implicados pertenecientes al grupo Revolución Federal.
-Todavía tengo fe en que esto se revierta. El cese de la prisión preventiva creo que no ayuda. Se demuestra que la Justicia muchas veces está cooptada por la política. De otra manera no se explica que no se hayan podido probar los vínculos entre el grupo Caputo y la contratación de esa carpintería contratada en Buenos Aires, pero que derivaba los trabajos a Neuquén. Es muy raro.
-¿Cuál fue tu reacción cuando viste las imágenes del ataque a Cristina Kirchner el 1 de septiembre?
-Me sorprendió, creo que como a mucha otra gente le pasó, nos quedamos congelados. Fue muy impactante. Y vuelvo a algo que te dije antes. El año que viene se cumplirán 40 años de la vuelta de la democracia a nuestro país y estos hechos sirven para revalorizar lo que tenemos.
-¿Pudiste hablar con la Vicepresidenta después de este hecho?
-No. Hablé con Máximo (Kirchner) al otro día y me contó cómo estaba. Me quedé más tranquila cuando vi que Cristina retomó enseguida su tarea de todos los días en la Cámara de Senadores, su lugar de trabajo. Es una mujer muy fuerte, una líder política que nunca se achica.
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