Le preocupan la inseguridad alimentaria y el hambre en el mundo, pero también el aumento de la cantidad de personas obesas a nivel global y la posibilidad de introducir cambios en el sistema agroalimentario. Mario Lubetkin, el periodista y académico uruguayo que desde agosto de este año es el Subdirector General y Representante Regional para América Latina y el Caribe de la FAO (la Organización para la Agricultura y la Alimentación), recibe a Infobae en un hotel de la zona de Retiro y desgrana sus propuestas e ideas sobre los que tuvo que exponer recientemente en las cumbres de la CEPAL y de la CELAC que se hicieron en Buenos Aires y en las que fue convocado como expositor.
Reside en Roma y próximamente se instalará en Santiago de Chile. Durante octubre estuvo presente en el Día Mundial de la Alimentación que se desarrolló en la capital italiana donde convergieron representantes gubernamentales, de la sociedad civil y del ámbito privado por iniciativa de la ONU. “Nos lanzamos a la primera rueda de negocios, en un proyecto que se llama Mano de la mano. Básicamente se trata de apoyar a los países con mayores dificultades, en una relación directa y nueva con los donadores. Para que se aprovechen los fondos de los donadores a los países receptores, pero a partir de la cientificidad de identificar zonas y para qué sirven. Muchos empresarios privados fueron a pensar cuál será la inversión sobre el tema agrícola alimentario en algunos países. Nos abre una gran perspectiva para el año que viene hasta creo que estamos en condiciones de lanzarnos a algo regional también”, cuenta con entusiasmo.
La FAO hace una distinción entre las personas que pasan hambre -aquellas a las que les falta el alimento de forma regular con una sensación física y dolorosa- y las que sufren la inseguridad alimentaria, que son las que se quedan sin alimentos y no comen todo un día varias veces durante un año.
-¿Cómo se mejoran los sistemas agroalimentarios?
-Los sistemas van desde la definición de tierras, control de semillas, mantenimiento y sostenibilidad de la tierra, momento de la plantación, las inversiones el mantenimiento del producto lanzado, los niveles de transportación, fronteras abiertas, créditos habilitados, mercados que te compran. Esa cadena estuvo en riesgo, tuvo una semi ruptura durante la pandemia de Covid, y esa cadena debe implicar una transformación en calidad, capacidad de producción superior con niveles de producción adecuados pero con base en una nutrición superior. Hay que ver cómo se resuelven hoy los temas del hambre/malnutrición o inseguridad alimentaria/malnutrición. La inseguridad alimentaria no es el tema limitado a la agricultura y a los operadores agrícolas. Acá entran en juego la economía, la política. A través de los gobiernos, en cómo responden, está la salud en juego, la educación, el clima. Todos estos temas tienen hoy un corte transversal.
-Usted participó de la reunión de la CEPAL y allí el Alto Representante europeo Joseph Borrell hizo referencia a la posibilidad de una recesión económica mundial que empeoraría el panorama.
-Para el 2023 hay potencialidad, no realidad. La garantía alimenticia de 2022 está, la de 2023 depende de una cantidad de factores, va de la mano con lo que dijo Borrell. Si hoy hay unos 828 millones de personas que pasan hambre, es en una tendencia a subir porque estamos con los efectos del pos Covid, y los efectos de la guerra. Estamos con una mezcla de tres factores explosivos: uno que el tema del hambre estaba desde antes que empezara la pandemia, a eso le sumaste el Covid que significó en América Latina un aumento de 13 millones de personas. En América Latina estás en 56,5%, 56,6% de personas que pasan hambre pero son 13 millones más y eso sigue para arriba. ¿Qué podía haber sido con otros números? Sin duda. El Covid mató más a la gente que vivía del día a día, no a los que vivíamos de un salario. Ya no podés analizar el plato de arroz para solucionar el problema, Un plato de arroz no termina de alimentar. Ahí te genera el problema. Generás obesidad ¿Y la obesidad que significa para un Estado? Que un chico de 5 años sobre niveles de obesidad de números importantes, van a estar toda su vida apoyados sobre el Estado y sobre los sistemas de salud si no hacen la corrección de ruta.
-¿La obesidad se está transformando en una pandemia más?
-Exacto, pero que nunca la analizamos de esa manera. Y aparte es un tema muy complicado porque estamos hablando de 700 millones de personas obesas. Cifras que te marcan, que van a ser una especie de cáncer permanente a la sociedad. Y eso a que se relaciona a un tema de carácter económico de doble sentido. El Estado se tiene que hacer cargo del problema de salud y de muerte que significa que tenés una especie de tenaza. La muerte por hambre, la muerte por obesidad. Vos le decís al obeso que coma mejor. Ahí tenés un tema de educación que obliga a cambiar los planes de estudio, lo hace el Estado. También una propuesta económica. Tu dile a un señor que gana un salario básico, no comas comida chatarra y te puede decir: ¿Quién me la paga? Hoy para comer en nuestros países se precisan más de 3 dólares diarios si querés garantizar un mínimo de calidad de comida. El punto es bajar todas las teorías a la realidad.
-¿Cuánto se retrocedió en el combate del hambre en América Latina?
-El producto bruto de la región se contrajo un 7,6% entre 2019 y 2021, uno de los mayores retrocesos de nuestra historia. Y las personas que viven en nivel de pobreza aumentaron en 2021 de 187 millones a 201 millones. Pasamos del 11,4% al 13,8% en personas que sufren hambre en la región. En 2019 eran poco más de 43 millones y saliendo del escenario del Covid 19 ya están por encima de los 56 millones. Si hablamos de porcentajes esto significa el 8,6% de la población de América Latina y el Caribe. Es un retroceso de 10 o 12 años en el esfuerzo por reducir la pobreza y el hambre en la región.
-¿Qué le dejó su participación en la CEPAL?
-Siempre escuchar es importante. Me sirvió para confirmar por dónde estamos. Escuchando las intervenciones de los ministros de la CELAC, donde más de los dos tercios de los cancilleres se expresaron sobre la inseguridad alimentaria, a nivel macro y global, porque en Europa hay un nivel de angustia mucho mayor que acá. Creo que acá no está la percepción. Borrell empezó hablando de la crisis energética y la crisis alimentaria. Una de las contribuciones de la CELAC debe ser ayudar en la búsqueda de los caminos que permitan trazar política en torno a la inseguridad alimentaria. Nadie solo puede afrontar esta historia. Sabemos que tenemos un rol importante. La CELAC es el gran articulador, que volvió a ser importante. No hay otra referencia en América Latina y el Caribe.
-¿Ayudaría que se sume Brasil a la CELAC?
-Tanto la Unión Africana o la Unión Europea, buscan algún interlocutor. Ni el Mercosur, ni el Pacto Andino, ni la Comunidad Centroamericana o la Caribeña, son todos pedazos de algo más grandes, y lo que aparece con todas sus fragilidades es la CELAC, guste o no guste. Por lo tanto llámese Brasil o quien sea, tiene que sumarse. Es histórico que también se hayan juntado cancilleres de este continente con los de Unión Europea, es la tercera reunión de este tipo. Hacer una ahora después del COVID y en medio de un marco de tensión de guerra, no todos tienen la misma visión, pero estaban todos ahí, en un marco de tensión, de diálogo, es lo más importante, la unidad en la diversidad. No se trata de hacer diagnósticos, se trata de ser tangible.
-Ahora se necesitan acciones y políticas de Estado.
-Acciones que marquen y que muevan la aguja en temas que deciden los próximos 20 años. Eso es lo que está planteado.
-Usted afirmó que se complicaban los objetivos de Desarrollo Sustentable que se habían previsto para 2030.
-Sin duda, si mirás los números que se proponían hasta 2014 o 2015 sobre el hambre, de reducir a la mitad el hambre y a la mitad la pobreza, creo que se acercaron. La comunidad internacional demostró que se podía y en los ‘90 había 1.000 millones que pasaban hambre y la redujeron a 700-800. Y en los últimos 4 o 5 años, sin la guerra, fueron subiendo. ¿Qué pasó? Hubo conflictos armados, sobre todo en zonas como Afganistán, Yemen, Somalia, Sudán, y con guerra sabés que vas hacia el hambre.
-Ahora se sumó el conflicto en Ucrania. ¿Cuál es la influencia de la guerra entre dos países más relevantes como involucrados?
-Países por lo que representan en el terreno agrícola-alimentario. No podrías decir que el hambre es producto de la guerra, como pasó con la Segunda Guerra Mundial o de la Primera. La guerra está allá y nos afectó. Veamos hasta dónde. Esto no se mide en meses, se mide en años. Todo es a lo largo y las políticas deben ser para mirar a largo plazo. Nosotros todos los meses emitimos un informe sobre el aumento de precios. Efectivamente cuando empezó la guerra el 24 de febrero a los pocos días teníamos a todos en la puerta esperando el análisis. No es que con 4 días cambia el análisis y es una tendencia. Necesitas meses, los primeros números que dimos en relación a los efectos de la guerra a fines de marzo y dio un 12% de aumento.
-¿Eso después fue descendiendo?
-Está ahí, baja, 0,1%, 0,2 %, pero no hubo tendencia de aumento luego de ese pico. Rebeca Grynspan que disertó en la CEPAL decía que los acuerdos en los puertos de Ucrania fueron el factor que determinó eso. Sin polemizar con nadie diría que hubo otros factores: otros países se pusieron a elevar su presencia en el mercado del trigo, se mantuvo el precio de la semilla. Es un conjunto de factores. estamos hablando de la economía, de la estabilidad o inestabilidad de un país y eso tiene que ver con cómo vamos a comer el año que viene se van a estar las reservas para comer el año que viene. Nosotros nos encontramos con que dos de los países claves desde el punto de vista fertilizantes son Rusia, el principal productor y Ucrania, no tanto pero es el número 4. Están por una razón u otra afectando el uso de fertilizantes en el mundo que te generan un escenario de acaparación. En CEPAL (Joseph) Stiglitz habló del apartheid de las vacunas y se acercó a decir el apartheid de los fertilizantes en el sentido de que con los vacunas quedó para solamente para algunos.
-¿Puede pasar algo similar con los fertilizantes?
-Puede, con límites y objetivos. Ahí es donde la Unión Europea dice pero las sanciones a Rusia no afectan. Si los fertilizantes no se pueden mover, no se pueden mover, después que cada uno saque sus propias conclusiones,
-¿Y el tema energético cómo puede repercutir?
-Va de la mano, pero me limito a un aspecto fundamental que afecta los niveles de producción agrícola en esta parte del mundo. Los que van a quedar más afectados van a ser a ser aquellos que dependen en más de un 60% de las importaciones de productos agrícolas como los países árabes, no los de nuestra región. Nuestra región lo que ofrece son estas oportunidades, y es lo que aparece en estos días, el tema energético no es un problema como lo puede ser para Europa. El problema lo tienen más que nada los asiáticos. Si ves lo que pasó en Bangladesh donde cayó el presidente y el primer ministro por los aumentos brutales en el precio de la energía y de los alimentos. Y esto fue después de la guerra. No pasó en otro país pero es la demostración de que están tocando zonas donde dependen muchísimo de los niveles de importación. La pregunta es si alguien los puede sustituir. Son decisiones políticas y niveles de inversión que son preguntas sin respuestas. A nivel global la evaluación es que estamos jodidos, esto no va bien. El gran desafío está en qué hacer, hacia dónde ir. En eso estamos trabajando mucho y somos una referencia. La FAO tiene liderazgo, niveles científicos, de conocimiento. Tenemos que jugar al desarrollo y vamos a tener que jugar en forma importante, no es casual que se nos haya invitado como agencia de Naciones Unidas, como agencia temática, fuimos los únicos que hablamos en la CEPAL, como panelistas, y también tuvimos un rol interesante en la reunión de la CELAC y hemos trabajado para el próximo período con la presidencia argentina de la CELAC.
Lubetkin se encarga de resaltar que las inversiones deben ser tanto públicas como privadas pero que las políticas deben ser orientadas por el Estado. “Nosotros, entre las acciones que promovemos, está fomentar la productividad agrícola y alentar al sector para convertirse en carbono neutral como el camino, para lo cual es indispensable aumentar el gasto público, cosa que genera terror pero que en verdad es inversión para resultados. Y la inversión privada en producción con desarrollo tecnológico de la información, infraestructura y capital humano. Es un cambio sustancial, es mucho dinero y la posibilidad de mucho dinero viene del presupuesto del Estado, no de la cooperación internacional ni del banco multilateral que tiene jugar un rol porque tienen los fondos”, explica.
-Con el incremento del gasto público que implicó la pandemia, e incluso después con los efectos de la guerra, ¿los gobiernos están dispuestos a hacerlo?
-¿Cuál es la alternativa? Es una reflexión. Mirando a mediano y largo plazo para desarrollar al país debería ser así. ¿Es gasto o inversión? ¿Y dónde están las inversiones? ¿Pago de deuda? Es uno de los componentes. Ahí entran los bancos multilaterales de desarrollo. Tanto el Banco Mundial como la CAF tienen una capacidad extraordinaria, vamos a ver cómo va a ser la política del BID, hay otros grandes actores. Vuelvo a plantear que el sector privado está sobre estos temas en una fase muy retraída todavía. Si el sector privado se pone a acelerar respetando todo los parámetros del negocio para ellos porque ese cambio significa otra política otro cambio de acuerdo con los gobiernos, los gobiernos deben estar preparados.
El Subdirector general de la FAO remarca también que en la región ”hay falta de integración. Necesitamos la integración alimentaria, cada uno nosotros solo no lo puede hacer. No hay diálogo entre los países para saber cómo nos complementamos. Nos va a pasar lo mismo que con el Covid y ya cometimos un error”. Y asegura que “una de nuestras propuestas es la de redirigir el gasto de los gobiernos. Hacia bienes públicos, investigación y desarrollo de sistemas de alerta temprana, algo que sobre todo para los centroamericanos es fundamental. El tema de los huracanes, medidas de adaptación al cambio climático, eliminar los subsidios distorsionantes, son parte de un debate local y global”.
-Usted también describió en sus exposiciones sobre el desperdicio de alimentos y dijo que por el momento no era un grave problema.
-Lo que dije es que no afecta por los niveles existentes de producción alimentaria de frente a la población del mundo, lo que no es lo mismo. Sin duda es un grave problema, si lo que tu desperdicias es un tercio de los alimentos. Estás hablando de muchos miles y millones de dólares, globalmente. Hay un diálogo muy fluido con el Santo Padre (el Papa Francisco) que tiene el tema del desperdicio como un gran tema de pensamiento y acción. El punto es que cuando más débil sos del punto de vista productivo, hay más desperdicio. Tiramos cosas que no deberíamos tirar. Sobre eso hay que trabajar desde lo educativo.
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