El uso correcto de bloqueadores solares durante el verano, especialmente cuando se practican actividades al aire libre o se visita la playa, es crucial para proteger la piel de la radiación solar, según la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) del Ministerio de Salud (Minsa). Además, estos productos ayudan a prevenir quemaduras solares y reducen el riesgo de padecer cáncer de piel.
Las quemaduras solares son uno de los efectos más comunes de la exposición prolongada al sol, especialmente durante los meses de verano, cuando las personas pasan más tiempo al aire libre. Si bien una pequeña dosis de sol puede ser beneficiosa para la producción de vitamina D, la sobreexposición a los rayos ultravioleta (UV) puede causar daños importantes en la piel.
No solo son dolorosas, sino que las quemaduras solares también aumentan el riesgo de desarrollar problemas de piel a largo plazo, como envejecimiento prematuro, manchas y cáncer de piel.
¿Qué son las quemaduras solares?
Las quemaduras solares son un daño en la piel provocado por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) del sol. Estos rayos dañan las células de la piel, lo que provoca inflamación, enrojecimiento y, en casos más graves, ampollas. Cuando la piel se expone al sol durante demasiado tiempo, los rayos UV penetran la epidermis y afectan el ADN de las células cutáneas. Como respuesta, el cuerpo inicia un proceso inflamatorio para reparar el daño, lo que da lugar a los síntomas característicos de una quemadura solar.
Las quemaduras solares pueden variar en gravedad dependiendo de la cantidad de exposición al sol y la sensibilidad de la piel de la persona. En casos graves, las quemaduras solares pueden provocar dolor intenso, hinchazón, ampollas e incluso fiebre.
¿Cómo prevenir las quemaduras solares?
Prevenir las quemaduras solares es fundamental para cuidar la salud de nuestra piel, especialmente en los días calurosos de verano. Algunas recomendaciones clave para evitar la exposición excesiva al sol y proteger nuestra piel son las siguientes:
- Usar protector solar: el protector solar es una de las herramientas más efectivas para prevenir las quemaduras solares. Se recomienda utilizar un protector solar de amplio espectro, que proteja tanto de los rayos UVA como UVB, con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30. Debe aplicarse generosamente en todas las áreas expuestas al sol, incluso en días nublados o fríos, y renovarse cada dos horas o después de nadar o sudar.
- Evitar la exposición al sol en las horas pico: los rayos solares son más intensos entre las 10 a.m. y las 4 p.m. Durante este tiempo, la piel es más susceptible a los daños del sol. Si es posible, se debe evitar estar al sol en estas horas o buscar sombra.
- Usar ropa protectora: vestir ropa de colores oscuros y tejidos gruesos ayuda a proteger la piel de los daños solares. Además, usar sombreros de ala ancha, gafas de sol con protección UV y ropa de baño con protección solar también es recomendable para reducir la exposición al sol.
- Buscar sombra y refugio: en momentos de exposición prolongada al sol, es importante buscar sombra o refugiarse en espacios cubiertos. Esto ayuda a reducir el contacto directo con los rayos solares, disminuyendo así el riesgo de quemaduras solares.
- Hidratarse adecuadamente: mantenerse hidratado es fundamental, especialmente cuando se está al aire libre bajo el sol. Beber agua con regularidad ayuda a mantener la piel hidratada y puede reducir la sensibilidad a los efectos del sol.
¿Qué tipo de piel se encuentra más vulnerable ante las quemaduras solares?
La susceptibilidad a las quemaduras solares varía según el tipo de piel de cada persona. El sistema de clasificación de los tipos de piel, conocido como la escala de Fitzpatrick, clasifica la piel en seis tipos según su reacción a la exposición solar:
- Tipo I: piel muy clara, siempre se quema y nunca se broncea. Es el tipo de piel más susceptible a las quemaduras solares.
- Tipo II: piel clara, se quema fácilmente y se broncea poco.
- Tipo III: piel de tono claro, se quema ligeramente y se broncea gradualmente.
- Tipo IV: piel moderadamente oscura, rara vez se quema y se broncea con facilidad.
- Tipo V: piel oscura, nunca se quema y se broncea intensamente.
- Tipo VI: piel muy oscura, no se quema y se broncea muy fácilmente.
Las personas con piel más clara (tipos I y II) son más vulnerables a las quemaduras solares, ya que tienen menos melanina, que es el pigmento que protege la piel de los efectos dañinos del sol. Las personas con piel más oscura (tipos V y VI) tienen más melanina y, aunque no están exentas de quemaduras solares, tienen una mayor protección natural contra los daños de los rayos UV.