En julio de 2024 se informó que el mercado de infusiones en Perú ha experimentado un crecimiento del 4.7% en comparación con el año anterior, alcanzando un total de S/ 374 millones, de acuerdo a datos de Euromonitor, plataforma de investigación estratégica sobre mercados de consumo.
Estas cifras muestran que el consumo de infusiones de té es una práctica común entre los peruanos. Sin embargo, un nuevo estudio ha demostrado que las bolsitas filtrantes de infusiones de té pueden representar un peligro para la salud debido a las partículas de plástico que contienen y que se trasladan a la bebida.
El contenido plástico de las bolsitas de té
Los investigadores de Plasticheal, un proyecto que estudia el impacto y el modo de acción de los plásticos en la salud humana, han logrado describir en detalle cómo las bolsitas de té comerciales hechas a base de polímeros liberan millones de nanoplásticos y microplásticos (MNPL) en la infusión.
El estudio que han realizado revela por primera vez la capacidad de estas partículas para penetrar en las células intestinales humanas, e incluso se ha demostrado que pueden ingresar a la sangre y extenderse por todo el cuerpo.
La contaminación por desechos plásticos constituye un problema ambiental crítico con implicaciones cada vez mayores para el bienestar y la salud de las generaciones futuras. Los envases de alimentos son una fuente importante de contaminación por microplásticos y nanoplásticos, y la inhalación y la ingestión son las principales vías de exposición humana.
La investigación de Plasticheal fue llevada a cabo por el Grupo de Mutagénesis del Departamento de Genética y Microbiología de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Este grupo de investigadores ha logrado obtener y caracterizar microplásticos y nanoplásticos derivados de varios tipos de bolsitas de té disponibles comercialmente.
Los científicos de la UAB han observado que, cuando estas bolsitas de té se utilizan para preparar una infusión, se liberan enormes cantidades de partículas de tamaño nanométrico, lo que constituye una fuente importante de exposición a MNPL.
Las bolsitas de té utilizadas para la investigación fueron fabricadas a partir de los polímeros nailon-6, polipropileno y celulosa. El estudio demuestra que, durante la infusión, el polipropileno libera aproximadamente 1.200 millones de partículas por mililitro, la celulosa libera alrededor de 135 millones de partículas por mililitro, mientras que el nailon-6 libera 8,18 millones de partículas por mililitro.
“Hemos conseguido caracterizar estos contaminantes de forma innovadora con un conjunto de técnicas punteras, lo que supone una herramienta muy importante para avanzar en la investigación sobre sus posibles impactos en la salud humana”, afirma Alba García, investigadora de la UAB.
La interacción de los MNPL con células humanas
Las partículas fueron teñidas y expuestas por primera vez a diferentes tipos de células intestinales humanas para evaluar su interacción y posible internalización celular. Los novedosos experimentos de interacción biológica mostraron que las células intestinales productoras de moco tenían la mayor absorción de microplásticos y nanoplásticos, y las partículas incluso penetraban en el núcleo celular que alberga el material genético. Este resultado sugiere un papel clave del moco intestinal en la absorción de estas partículas contaminantes y subraya la necesidad de continuar investigando los efectos que la exposición crónica puede tener sobre la salud humana.
“Es esencial desarrollar métodos de prueba estandarizados para evaluar la contaminación por MNPL liberada por los materiales plásticos en contacto con alimentos y formular políticas regulatorias para mitigar y minimizar eficazmente esta contaminación. A medida que el uso de plástico en los envases de alimentos continúa aumentando, es vital abordar la contaminación por MNPL para garantizar la seguridad alimentaria y proteger la salud pública”, concluyen los investigadores.
Impacto de los MNPL en el medio ambiente
El impacto de los microplásticos y nanoplásticos no se limita únicamente al cuerpo humano. Su acumulación en los ecosistemas acuáticos y terrestres representa un desafío ecológico de magnitud global.
Un caso relevante es precisamente el de las bolsas de té, que comúnmente se consideran biodegradables, pero que presentan un dilema significativo. Muchas de estas bolsas contienen polímeros plásticos, como el polipropileno, que se utilizan para sellarlas, lo que no solo contribuye a la contaminación ambiental, sino también a la ingesta diaria de microplásticos.
Ante la magnitud de este problema, algunos investigadores y fabricantes han comenzado a buscar alternativas más seguras y sostenibles. El uso de materiales biodegradables como el ácido poliláctico (PLA) para la fabricación de bolsas de té se perfila como un avance importante. No obstante, incluso estas soluciones requieren de un escrutinio exhaustivo para garantizar que no liberen partículas de plástico en condiciones normales de uso.
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