Tanto en el Perú como en el mundo entero, Diciembre es un mes que suele generar ilusión y un ambiente festivo debido a las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Sin embargo, para algunas personas, también puede convertirse en un reto, ya que representa una época de estrés, agotamiento y frustración.
En cuanto al Año Nuevo, de acuerdo al Ministerio de Salud (Minsa), estas situaciones pueden desencadenar un problema de salud mental que, aunque no está específicamente catalogado como trastorno por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se conoce como depresión de fin de año.
Esta condición se caracteriza por la presencia de síntomas depresivos en las personas durante las festividades, lo que puede dificultarles disfrutar de las celebraciones.
¿Qué es la depresión de Año Nuevo?
La depresión de Año Nuevo es un trastorno emocional que afecta a muchas personas durante las fiestas de fin de año, especialmente cuando se acerca el 31 de diciembre y el inicio del nuevo año.
Aunque las festividades deberían ser un momento de alegría, para algunas personas esta época del año puede generar sentimientos de tristeza, ansiedad, soledad y desesperanza. La presión por cumplir expectativas sociales y personales, así como la reflexión sobre el año que termina, pueden intensificar estos sentimientos negativos.
Esta condición puede afectar tanto a personas que han atravesado eventos difíciles a lo largo del año, como a aquellas que simplemente sienten el peso de las expectativas sociales y familiares en torno a las festividades.
Síntomas de la depresión de Año Nuevo
Los síntomas de la depresión de Año Nuevo pueden variar dependiendo de la persona, pero generalmente incluyen una combinación de los siguientes:
- Tristeza o melancolía: las personas pueden sentirse abrumadas por una sensación de tristeza inexplicable al llegar el fin de año, incluso cuando no han experimentado una pérdida significativa. La nostalgia por lo que no se logró o la insatisfacción con el curso de la vida pueden generar una profunda melancolía.
- Ansiedad: la ansiedad es otro síntoma común, debido a la presión por cumplir con las expectativas sociales, familiares y personales. El temor a lo que traerá el nuevo año o la preocupación por las metas no alcanzadas pueden generar nerviosismo y tensión.
- Aislamiento social: las festividades, que se suelen asociar con reuniones familiares y amicales, pueden generar un sentimiento de soledad en algunas personas, especialmente si no tienen una red de apoyo cercana o han sufrido recientemente la pérdida de seres queridos.
- Falta de energía o fatiga: la depresión de Año Nuevo puede provocar una disminución de la energía, lo que dificulta realizar las actividades diarias o disfrutar de las festividades. Las personas pueden sentirse agotadas física y emocionalmente, incluso si aparentemente tienen menos razones para sentirse de esa manera.
- Reflexión negativa sobre el pasado: muchas personas experimentan una constante reflexión sobre el año que termina, lo que puede llevar a pensamientos de arrepentimiento, fracaso o insatisfacción. Esta reflexión negativa puede intensificar los síntomas depresivos y hacer que sea más difícil disfrutar de los momentos presentes.
- Alteraciones del sueño o apetito: como ocurre con otras formas de depresión, la depresión de Año Nuevo puede alterar los patrones de sueño, como insomnio o dormir en exceso. Asimismo, puede haber cambios en los hábitos alimenticios, como comer en exceso o perder el apetito.
Causas de la depresión de Año Nuevo
La depresión de Año Nuevo puede ser causada por una combinación de factores emocionales, sociales y biológicos. A continuación se describen algunas de las causas más comunes de esta condición:
- Expectativas poco realistas: las festividades están rodeadas de expectativas sociales que muchas veces no coinciden con la realidad de las personas. Se espera que todos sean felices, exitosos y estén rodeados de seres queridos, lo que puede generar frustración o decepción si la realidad es diferente.
- Reflexión sobre el pasado: al final del año, muchas personas tienden a reflexionar sobre los logros y fracasos del año que termina. Esta introspección puede desencadenar sentimientos de arrepentimiento, inseguridad o insatisfacción, especialmente si las metas no se cumplieron o si hubo dificultades emocionales o personales durante el año.
- Soledad o aislamiento social: las festividades pueden ser un recordatorio doloroso de la falta de compañía o de seres queridos. Las personas que han experimentado la pérdida de familiares o amigos cercanos, o aquellas que están alejadas de sus seres queridos, pueden sentirse más solas durante este periodo.
- Estrés por las festividades: aunque las fiestas suelen ser momentos de alegría, también pueden ser fuentes de estrés. La planificación de las celebraciones, las reuniones familiares, las compras y el cumplimiento de expectativas pueden generar ansiedad y agotamiento emocional, lo que contribuye a la depresión de Año Nuevo.