Navidad y Año Nuevo pueden ser épocas de estrés, ansiedad y depresión para los peruanos. Prueba de ello es que en 2022, el Ministerio de Salud del Perú (Minsa) reportó más de 247 mil casos de depresión en estas fechas.
La temporada navideña, habitualmente vinculada a la alegría y los encuentros familiares, puede resultar emocionalmente desafiante para muchas personas. Mientras que algunos disfrutan de esta época llena de celebraciones, otros enfrentan sentimientos de tristeza, soledad y estrés.
Según la psicóloga Dawn Potter de Cleveland Clinic, la llamada “depresión navideña” puede afectar a cualquier persona y tiene múltiples causas, las cuales, si se identifican y gestionan correctamente, pueden ayudar a manejar estas emociones.
Cómo enfrentar la depresión navideña
La depresión navideña comparte características con la depresión común, pero se intensifica debido al contexto de las fiestas, como las reuniones familiares, grandes eventos sociales y las altas expectativas propias de la temporada. “Con la depresión navideña, hay una sensación de estar afuera mirando hacia adentro, viendo cómo otros disfrutan mientras tú no lo haces”, explica la Dra. Potter.
Aunque esta época del año puede ser compleja, existen maneras de afrontar estos sentimientos y cuidar tu salud mental:
- Recuerda a tus seres queridos: honra la memoria de quienes ya no están compartiendo recuerdos o brindando en su honor.
- Establece límites: no te sientas obligado a participar en todas las reuniones. Está bien decir “no” o retirarse de un evento si te resulta abrumador.
- Mantente conectado: rodéate de personas con quienes te sientas cómodo, incluso si no puedes estar físicamente con ellas. Las llamadas o videollamadas son opciones valiosas.
- Participa en obras de caridad: ayudar a los demás puede ser una forma eficaz de encontrar propósito y conexión.
- Limita las redes sociales: reducir el tiempo en plataformas digitales puede evitar comparaciones innecesarias que aumentan el estrés.
- Busca apoyo profesional: hablar con un terapeuta o un ser querido de confianza puede hacer una gran diferencia.
Síntomas de la depresión navideña
Algunos síntomas clave de la depresión navideña a los que se debe prestar atención incluyen:
- Falta de energía y vitalidad.
- Pensamientos negativos, desesperanzados y excesivamente autocríticos.
- Irritabilidad.
- Sensación de malestar o enojo constante ante todo.
- Fatiga física constante.
- Apatía, pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras.
- Sentimiento persistente de tristeza durante la mayor parte del día, que puede durar varios días.
- Ausencia de espíritu navideño o ilusión, lo que genera aversión hacia todo lo relacionado con las fiestas, como villancicos y decoraciones.
- Necesidad de aislamiento social y falta de interés en interactuar con otras personas.
Causas de la depresión navideña
Las fiestas pueden generar varias presiones emocionales y psicológicas, entre las cuales se destacan:
- Horarios estresantes: la presión de cumplir con múltiples compromisos puede generar agotamiento y estrés.
- Expectativas altas: las personas que organizan reuniones suelen establecer metas muy exigentes.
- Pérdida de seres queridos: la ausencia de familiares o amigos puede intensificar el dolor emocional.
- Soledad: las fiestas pueden despertar sentimientos de aislamiento.
- Conflictos familiares: las dinámicas complejas entre familiares pueden generar tensión.
- Ansiedad social: participar en reuniones grandes puede ser abrumador para algunas personas.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Las fiestas no tienen que ser perfectas ni cumplir con estándares irreales. Como explica la Dra. Potter, “las fiestas se tratan de conexión, tiempo de calidad y compartir momentos de alegría, no de que todo sea ideal”.
La depresión navideña generalmente disminuye una vez que termina la temporada festiva; sin embargo, para algunas personas, los síntomas pueden persistir y convertirse en un problema más grave, como la depresión clínica. Si, tras las festividades navideñas, una persona sigue experimentando síntomas como tristeza constante, pérdida de interés en actividades que solían ser placenteras, alteraciones en los hábitos de sueño o alimentación, y dificultades para concentrarse, es fundamental buscar ayuda profesional.